Los ‘tesoros’ de Santa Fe; Rastreadoras hallan nueve cadáveres en Mazatlán

 

En el fraccionamiento Santa Fe, ubicado a 10 kilómetros al sur de Mazatlán, un grupo de mujeres autonombradas Rastreadoras “Tesoros Perdidos” que buscan a familiares desaparecidos, hicieron suyas las palabras de San Agustín de Hipona: “hay que buscar para encontrar y encontrar para buscar otra vez”.

El jueves 14 de diciembre, en un contexto muy diferente al que vivió el autor de La Ciudad de Dios, pero con el fervor religioso que dejó el día de la Virgen de Guadalupe al espíritu navideño, los católicos desayunaron con la noticia  de que las Rastreadoras “Tesoros Perdidos” habían encontrado cinco cadáveres en un predio ubicado como a 500 metros del fraccionamiento Santa Fe.

“Son tres cuerpos completos y dos calcinados”, informó con voz empapada de lluvia, la líder de las Rastreadoras “Tesoros Perdidos” desde el otro lado de la cinta amarilla que resguardaba una loma empinada atravesada por líneas de alta tensión sostenidas por las torres de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Serían como las 14:30 horas del jueves 14 de diciembre, cuando sus otras compañeras de búsqueda subían y bajaban la loma armadas con sombrillas de colores bajo gruesas gotas de lluvia helada, como si el cielo llorara porque desde las entrañas de la tierra estuviera pariendo “Tesoros Perdidos”.

Los cinco cadáveres se sumaron a los tres hallados hace aproximadamente 15 días, cerca del Panteón de El Ejido El Castillo, contiguo al fraccionamiento Santa Fe, donde también el 11 de diciembre se había encontrado otro más.

El hallazgo macabro evidencia que no se descarta la posibilidad real de que exista en la zona sur un suelo minado por fosas clandestinas, sin olvidar los cadáveres a flor de tierra que ha dejado la violencia de los grupos delictivos en la ruta de la Carretera Internacional México-15 al sur que pasa cerca de las comunidades de La Urraca, El Aguaje de Costilla y atraviesa Villa Unión.

La cercanía de torres de alta tensión de la CFE al descubrimiento de los cadáveres en el fraccionamiento Santa Fe, hizo recordar que el uno de junio de 2013, en un profundo barranco de El Cerro del Oro, ubicado en la comunidad El Cantil, Concordia, fueron encontradas osamentas de cinco personas.

A escasos 25 metros de distancia de una de las torres que conducen las líneas de energía eléctrica de alto voltaje desde Mazatlán hasta el estado de Durango, fueron encontrados los restos mortuorios del exjuez mixto de primera instancia de Concordia, Isidro Hernández Ramírez, su esposa Isabel Espinosa Gastélum y sus hijas Esmeralda y Linda Cristal Hernández Espinosa, de 60, 59, 20 y 21 años de edad, respectivamente.

En marzo de 2013, Hernández Ramírez y su familia habían sido reportados como desaparecidos y mientras unas versiones indicaban que habían salido de paseo familiar a Concordia, otras señalaban que los habrían secuestrado en la colonia Benito Juárez, en Mazatlán.

Aproximadamente a 30 kilómetros de Concordia, en el kilómetro 243 de la carretera libre de Durango-Mazatlán, como a 500 metros, subiendo hacia la izquierda un escabroso camino de terracería y bajando a la derecha, de casi 200 metros de brecha, entre la sierra concordense fueron encontrados los cadáveres de la familia Hernández Espinosa, además de una osamenta de una persona identificada como Bernardo N, oriunda de la ciudad de México.

Desde entonces, las familias Hernández Ramírez y Espinosa Gastélum, en Mazatlán, aunque con el pesimismo a cuestas por la impunidad imperante, no se cansan de exigir justicia para que los multihomicidas reciban su castigo.

“Está muy difícil que en el gobierno de Quirino Ordaz Coppel nos hagan justicia, porque en el  sexenio de Mario López Valdez, cuando asesinaron a mi hermano y su familia nunca buscaron a los presuntos responsables”, dijo a Ríodoce un hermano del exjuez Isidro Hernández Ramírez.

En resumidas cuentas, a las autoridades encargadas de impartir justicia en este caso emblemático de impunidad en el sur de Sinaloa, les hace falta actuar en congruencia con las palabras que hicieron suyas las rastreadoras “Tesoros Perdidos” en la colonia Santa Fe: hay que buscar para encontrar.

Suelo minado

JULIO DE 2016. En el fraccionamiento del Sol encuentran 11 cadáveres en narcofosas clandestinas.

JUNIO DE 2017. Hallan tres osamentas en la comunidad de Miravalles, donde se expande el desarrollo urbano de Mazatlán.

DICIEMBRE DE 2017. Las Rastreadoras autodenominadas “Tesoros Perdidos” localizan nueve cadáveres, dos de ellos calcinados, en un predio contiguo al fraccionamiento Santa Fe.

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