Los llamados ‘refritos’ de Cuen

Mi solidaridad con Gabriela Soto.

Sinaloa hasta ahora parece fuera del cuadro de violencia política que existe en otros estados de la República. Vamos, podría decirse que es un ejemplo de civilidad política. Los debates entre candidatos al Senado, si bien por momentos han sido rudos, fueron en beneficio de los ciudadanos, pues en ellos se da una idea de lo que es el perfil y la oferta que trae cada una de las coaliciones y el candidato independiente.

Y de ahí para abajo. Ha sido un ejercicio democrático que obliga al resto de candidatos a hacer lo propio de frente a los potenciales electores. Pero esto que parecía la mejor pista corre el riesgo de empezar a cambiar, e imponerse el estilo que rompe con unas mínimas reglas del juego democrático. Ahí están las denuncias ante la FEPADE (Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales) que han interpuesto estudiantes de la Escuela de Enfermería de la UAS contra profesores, por la presión que presuntamente ejercen para incorporarse al PAS (Partido Sinaloense) y hacer proselitismo electoral, so riesgo que si no lo hacen se verán afectados en sus calificaciones finales.

No es nada nuevo, quizá es un “refrito” como diría Héctor Melesio Cuen, sólo que con la única diferencia que ahora hay denuncias concretas que la autoridad deberá investigar y resolver en beneficio del libre ejercicio del voto de los universitarios.

Sin embargo, como era de esperar, las autoridades universitarias salieron al paso y están metidas en un lío, primero porque buscan enderezar el entuerto echando la culpa a un profesor que “llevó” a los estudiantes a interponer la denuncia ante la FEPADE, y segundo, porque han desempolvado y puesto a andar la Comisión de Honor y Justicia del Consejo Universitario, que la dirigen Gerardo Alapizco Castro y Guadalupe Castro Díaz, dos destacados activistas del PAS, lo que confirma que para ocupar altos cargos dentro de la Universidad es indispensable ser miembro de esa anomalía institucional (Véase https://www.noroeste.com.mx/publicaciones/view/lleva-rector-caso-de-maestro-que-denuncio-a-fepade-ante-la-comision-de-honor-de-la-uas-que-encabezan-pasistas-1131293).

Entonces, se impone el sentido de cuerpo, se hace visible la Universidad partido que no halla como salir de este y otros entuertos. Así fue, con los foros para que los candidatos al Senado de la República expusieran sus puntos de vista sobre temas muy concretos, sin que los cuatro candidatos tuvieran que verse las caras, como ha sucedido en los debates oficiales y los organizados por entes privados, pero lo cierto es que a las autoridades de la UAS cada vez le resulta más difícil sustentar el dicho del rector Guerra Liera, quien sostiene que el no acceso a los candidatos a los espacios universitarios es una medida para evitar que aquello se contamine y se salga de control.

Hay que recordar el uso que Cuen Ojeda y los miembros de la coalición “Por Sinaloa al Frente” han hecho de la Universidad, y que el asunto ha llegado al propio Congreso del Estado. Pero ahí no termina todo, esta semana se hizo pública una campaña de difamación en contra de la periodista Gabriela Soto, quien como coordinadora del área de investigación periodística del diario Noroeste, ha estado a cargo de la investigación de los principales casos de corrupción política que ha habido en el estado y recientemente realizó o coordinó una investigación que busca llenar los huecos que han dejado los candidatos en los debates en que han participado.

Es un trabajo profesional, hecho con el tiempo encima pero minucioso y ha arrojado información que la mayoría desconocíamos, especialmente de quien ha dicho que ha presentado sus declaraciones en base a la ley 3de3 y que puede ser consultada, pero éstas no se encuentran por ningún lado.

Esto ha provocado que Alejandro Sicairos, dirigente de la Asociación de Periodistas 7 de Junio, haya salido al paso de esa campaña de desprestigio en una de las redes sociales y haya dicho que quien podría estar detrás de esos ataques es el ex rector Héctor Melesio Cuen Ojeda, por la investigación sobre sus propiedades solo de Culiacán que alcanzan los 64 millones de pesos y un dato relevante: que desde 2011, él y su familia vienen haciendo compras a un ritmo de más de 8 millones por año y una parte con dinero en efectivo.

Obviamente ventilar esta información debió molestar mucho a la familia Cuen Díaz y le asistía el derecho de réplica e incluso iniciar demandas, como las que tiene sin éxito contra la abogada y analista política la universitaria Teresa Guerra y el periodista Luis Enrique Ramírez. Pero no lo hizo, se guardó silencio y ahora que aparecen los mensajes denigrantes contra Soto, por alguna razón este líder de periodistas ha volteado a ver hacia el poder de facto en la UAS.

El mismo Alejandro Sicairos ha sido motivo de campañas de desprestigio en los medios cuenistas, como Proyecto 3, Gremio y Mujeres por Sinaloa, que arremeten contra cualquiera que ose señalar el poder real en la Universidad.

En definitiva, estamos ante dos situaciones mediáticas que empiezan a enturbiar el ambiente electoral, y lo más preocupante es que en ambas aparece la UAS por el patronazgo que en ella existe y que su rector se empeña en decir infructuosamente que no existe.

Artículo de opinión publicado el 10 de junio de 2018 en la edición 802 del semanario Ríodoce.

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