La detección temprana del cáncer infantil es clave para su cura, las expectativas van del 70 al 80 por ciento, por lo que es importante que los padres de familia estén alerta ante los síntomas, así como hacer conciencia de que la reacción sea oportuna y los menores sean atendidos por un oncólogo pediatra, destaca Gabriel Alejandro Contreras Palafox, especialista en radioncología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
Contreras Palafox, destacó que “septiembre es el mes en donde se hace conciencia sobre la prevención de cáncer infantil”, aunque dijo, “esto debe ser todo el año, ya que esta es una enfermedad de salud pública que corresponde al 5 por ciento de todas las neoplasias que están en la actualidad, por lo que la importancia radica en la detección oportuna y crear señales de alerta”.
Asimismo aclaró que “epidemiológicamente existen cuatro grandes grupos de cáncer infantil, uno son las leucemias como primera entidad, la segunda serían los linfomas, seguido de los tumores cerebrales y un cuarto grupo son los sarcomas”.
Indicó que estos “se clasifican en base a la edad, al riesgo y algunas alteraciones genéticas, principalmente en las leucemias, que van a determinar el pronóstico del paciente y por lo tanto las expectativas de curación, pero sí realmente hay muchos niños que afortunadamente han logrado vencer esta situación”.
Agregó que difícilmente el cáncer en los niños puede prevenirse, ya que muchos de los casos que se dan están asociados a alteraciones en el desarrollo congénito, ya que, “esas malformaciones vienen desde que el óvulo se fecunda”.
¿Qué implica tener un diagnóstico temprano?
“Sobre todo, en cuestiones de salud pública implica menos gasto para el gobierno federal, puesto que una etapa avanzada las expectativas de curación son menores y por lo tanto los tratamientos oncológicos son agresivos, largos, severos que dañan la economía ahora sí de la salud pública a nivel nacional y dan la calidad de vida del pacientito y también de la familia”, enfatizó.
Focos de alarma
“Es que estos presenten una pérdida de peso inexplicable, que tengan fiebres recurrentes y de origen incierto, cefaleas que no se expliquen, vómitos proyectados de la nada, además de disminución de actividad física y una tristeza acentuada”.
