AMLO y la cuarta transformación del país

 

FOTO: RASHIDE FRIAS

Pide confianza: ‘No les voy a fallar’

Andrés Manuel López Obrador llega a su tercer cierre de campaña en Sinaloa como si fuera un “rockstar”. Los militantes se agolpan para tentarlo, para saludarlo o sacarse una selfie; y él se deja tentar y saluda y firma autógrafos.

Por el pasillo que conduce al templete donde lo esperan los candidatos locales en Culiacán, apenas se distingue la cabeza cana entre la multitud que se arremolina a su alrededor.

A los costados, la vendimia de souvenirs como si se tratara de un concierto: playeras de 50 y 70 pesos, gorras de 80 a 120, tazas de 50, plumas de 15, sombreros de 120 y muñecos de AMLO en 150.

“Los del PRI son los que regalan, los que amamos a AMLO, compramos”, dice una de las vendedoras.

Para sus seguidores que lo esperan desde hace dos horas, no importan los más de 40 grados ni lo sofocado del lugar, ni el sudor, acaba de llegar el hombre en el que tienen depositadas sus esperanzas; el que dice encabezará la cuarta transformación del país y pretende pasar a los anales de la historia al lado de Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas.

El grito de “¡Es un honor estar con Obrador!” cambia a “¡Presidente, presidente!” apenas llega el candidato.

Andrés Manuel avanza lento, se detiene a saludar y firmar autógrafos. Es el primero de los 31 cierres de campaña que hará por todo el país y el tercero que tiene en Culiacán desde 2006.

En esta ocasión fue en el cruce de las calles Obregón y Madero; en 2006 y 2012 como candidato del PRD y PT lo hizo frente a Catedral.

Las calles aledañas están desquiciadas por el tráfico y por los camiones que llegan de otros municipios y se paran para bajar a gente que viene al mitin, a la usanza de los partidos de la “mafia del poder”.

Apenas llega al templete, Andrés Manuel alza los brazos en señal de victoria; triunfal, recorre la tarima de un lado a otro con los brazos extendidos. El fervor se desborda y el público se sube a las sillas y también extiende los brazos.

“¡Presidente, presidente, presidente, presidente!”, se escucha desde el público.

Los candidatos locales parecen los más emocionados, están con sonrisa de oreja a oreja esperando saludar al candidato, y fundador y presidente de su partido: Morena.

FOTO: RASHIDE FRIAS

Entre ellos están los conversos: los ex Alcaldes de Navolato por el PAN y el PRI, Marco César Almaral Rodríguez y Fernando García Hernández; y el ex dirigente del Frente Juvenil Revolucionario del PRI, Fernando Mascareño. Los tres ahora como candidatos a diputados por Morena.

También los ex perredistas Imelda Castro y Rubén Rocha Moya, ex jefe de asesores de Mario López Valdez y Quirino Ordaz Coppel. Ambos como candidatos al Senado por Morena.

Ahí están también el ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard Casaubón y el ex jugador de grandes ligas, Juan Gabriel Castro, originario de Los Mochis.

Antes de empezar la arenga, Andrés Manuel pide hacer un paréntesis para expresar su protesta por el trato que están recibiendo los niños migrantes en Estados Unidos y la actitud prepotente, racista e inhumana de ponerlos en jaulas y separarlos de sus padres.

Al presidente Enrique Peña Nieto exhortó a actuar de manera inmediata y sugirió tres acciones: la primera, que envíe una nota diplomática de protesta contra el gobierno de Donald Trump; la segunda, que solicite la intervención de la ONU; y la tercera, que mande un equipo de abogados, sicólogos y trabajadoras sociales para asistir a los menores y a sus familias.

“Qué va hacer ese cabrón agachado”, se escucha desde la multitud.

Al triunfo de su movimiento, dice, defenderá a los migrantes de México, luego incluye a los de Centroamérica, después a los de toda América y finalmente extiende su benevolencia a los de todo el mundo.

Cerrado el paréntesis, empezó con sus propuestas durante casi 40 minutos y a presumir que “pobremente” está arriba en las preferencias por 25 ó 30 puntos.

FOTO: RASHIDE FRIAS

Frente a cientos de personas prometió acabar con la corrupción, aumentar las pensiones, dar becas a los estudiantes, trabajo a todos los jóvenes que no tienen, vender el avión presidencial, revertir las Reformas Educativa y Energética y los decretos de privatización del agua, y sacar a la mafia del poder del gobierno.

Ofreció no más gasolinazos, tipificar como graves los delitos electorales, quitar la pensión a los ex Presidentes, no vivir en Los Pinos y convertirlo en un centro cultural, levantar la producción agrícola y la pesca y la ganadería, combatir la inseguridad, eliminar el examen de ingreso en las universidades, quitar privilegios a los políticos, recortarles el sueldo —empezando por él— y mandarlos a recibir atención médica al IMSS o al ISSTE “para que sepan lo que se siente”.

Sus seguidores lo interrumpen constantemente con aplausos y gritos de “presidente, presidente” y hasta “fuera Cuen, fuera Cuen” cuando menciona a las universidades.

La Comisión Nacional de Pesca, anuncia, estará ubicada en Mazatlán y será encabeza por un sinaloense al que de inicio no quiso nombrar.

Ante la insistencia, dio el nombre: Raúl Elenes Angulo, el actual presidente de Morena en Sinaloa.

Y el público calló. “¿Qué va hacer ese?”, soltó una mujer de la tercera edad que se encontraba en la primera fila.

El nombramiento, justifica, no tiene fines políticos ni electoreros, y el futuro titular de la Conapesca asegura que tiene conocimiento del área, pues estudió Ingeniería en Alimentos del Mar en Mazatlán.

Andrés Manuel continúa exponiendo su plan para sentar las bases de una nueva república, de una patria nueva, y la gente junto con él; algunos se saben su discurso de memoria y lo dicen al mismo tiempo que el candidato o incluso se adelantan y le completan la frase que inicia.

En la campaña de 2006, señala, su fuerza estaba en el sur y el sureste y tenía poca presencia en el norte, en la actual es parejo en toda la república; antes tenía más apoyo de los pobres, hoy también están con él los sectores económicamente más beneficiados.

Dice que su movimiento abarca todas las clases sociales y religiones, que es plural e incluyente, y que por eso también están militantes de otros partidos que quieren transformar a México.

Después de sus propuestas, apareció el Andrés Manuel “terco” y “ambicioso”.

El país ha tenido tres grandes transformaciones, la Independencia, la Reforma y la Revolución, y en unos días más empezará la cuarta, expresa, y vuelven los gritos.

“Tengan confianza, no les voy a fallar, no voy a traicionar al pueblo, vamos a cumplir todos los compromisos, no se van a decepcionar; soy muy consciente de mi responsabilidad histórica, solo les puedo argumentar que no les voy a fallar”.

FOTO: RASHIDE FRIAS

No fallará, recalca, primero porque es un hombre de ideales y principios; segundo, porque tiene una “ambición legítima” de pasar a la historia como un buen presidente y colocarse junto a Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas. Y, tercero, porque se someterá a la revocación de mandato en el tercer año de su gobierno para que los ciudadanos decidan si sigue o se va, porque “el pueblo pone y el pueblo quita”.

Dice estar de acuerdo con sus detractores en que es terco porque es la tercera vez que busca la Presidencia, pero en esta “siente” que sí va ganar.

Asegura que en la Presidencia solo estará seis años porque es partidario del sufragio efectivo no reelección y pide cruzar las cinco boletas por los candidatos de Morena, nada de votar por “ya saben quién”, y para diputados y senadores por otros partidos.

Andrés Manuel termina su discurso con efusivos vivas a México y a Sinaloa.

El orador llama a ponerse de pie para el Himno Nacional y todos lo entonan, menos Andrés Manuel, él tiene el rostro adusto con la vista fija hacia el frente, ni una sola estrofa sale de su boca.

Termina el Himno y la sonrisa vuelve su rostro y el fervor se vuelve a desbordar, sus fieles se agolpan ahora alrededor del vehículo del candidato en la parte trasera del templete.

El chofer intenta avanzar por la Obregón hacia el sur pero la gente no lo deja, quieren saludar al candidato y se arremolinan en la ventanilla y estiran los brazos para alcanzarlo y se cuelgan del vehículo.

Poco a poco empieza a avanzar pero se tiene que detener, la gente no lo deja y un hombre con vestuario de la danza del venado se para enfrente y empieza a danzar.

El chofer sigue el intento de acelerar y no puede, hasta una cuadra y media después, a la altura del parque Revolución, se despeja el frente y acelera; y los seguidores corren detrás tratando de alcanzarlo pero la camioneta va aprisa y alcanza a cruzar el boulevar Leyva Solano.

Los seguidores de AMLO se devuelven con una sonrisa, mirando las fotos y videos del celular. Vuelven hasta la esquina de Obregón y Madero a esperar que los camiones pasen por ellos.

Artículo publicado el 24 de junio de 2018 en la edición 804 del semanario Ríodoce.

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