Es cierto que la obesidad es una comorbilidad cuando de infecciones virales como el COVID-19 se trata. Sabemos que hablar de comorbilidad es hablar de una o más enfermedades al mismo tiempo, es decir, en la pandemia muchos se infectaron y otros se enfermaron por el virus, pero agregada a la infección viral ya tenían obesidad, hipertensión, obesidad o todas juntas.
Muchos enfermos por coronavirus cayeron en cama unos días, incluso algunos necesitaron oxigeno suplementario por días o semanas, otros tuvieron que ser hospitalizados y otros pocos intubados, los que lograron superar la enfermedad, todos o casi todos hoy experimentan algún tipo de complicación o secuela.
Los obesos que lograron sobrevivir a la enfermedad bajaron de peso. Muchos se preguntan por qué el vecino o el amigo a pesar de tener obesidad no se complicó y otras personas que estaban en su peso ideal o que hacían ejercicio o mantenían un régimen alimenticio sano fallecieron; la respuesta está en el sistema inmunológico de la persona, no en la obesidad. Pero si el enfermo que tiene un sistema inmunológico deficiente logró sobrevivir a la enfermedad y no baja de peso, es probable que el COVID o cualquier enfermedad viral ya no le dé una segunda oportunidad y tenga que vivir el resto de su vida con las secuelas o complicaciones que le dejó la pandemia.
Dentro de las complicaciones o secuelas del COVID-19, se encuentran obviamente las enfermedades pulmonares, aquellas personas que ahora se cansan o se fatigan al intentar hacer ejercicio, otras que quedaron con hipertensión, otras más se estrenaron como diabéticas, y cerca del 40 por ciento hoy padecen alguna enfermedad mental como depresión, ansiedad, ataques de pánico o por lo menos insomnio.
Hay un segmento importante de hombres y mujeres obesas o con sobrepeso que la secuela o complicación es su respuesta sexual, ya sean trastornos del deseo sexual, de la excitación o del orgasmo, hoy tenemos pacientes que asisten a la consulta con un discurso dividido en dos partes, antes del coronavirus y después de él.
Los sobrevivientes de la enfermedad viral que además tienen como comorbilidad la obesidad, se quejan de un pobre desempeño sexual debido al cansancio extremo y la fatiga precoz al intentar tener relaciones sexuales con su pareja, otros se quejan de ausencia del deseo sexual, con una disritmia coital, es decir, una frecuencia baja en extremo y en consecuencia el eventual reclamo de la pareja que no logra entender cómo antes eran muy activos y hoy su pareja ha envejecido prematuramente y se comporta como una persona senil de 80 o más años de edad.
Debe quedar claro que los obesos que sobrevivieron a la enfermedad pandémica lo hicieron gracias a su sistema inmunológico y que incluso, si no hubieran estado obesos tal vez hubieran sido asintomáticos.
Artículo publicado el 16 de mayo de 2021 en la edición 955 del semanario Ríodoce.