El trajinar agónico de las Sabuesos

SABUESOS GUERRERAS. La esperanza como bandera.

Buscan a sus familiares bajo la tierra pero desean no encontrarlos; los quieren vivos

 

 

El viernes de la semana pasada, poco después de las 8:00 de la mañana, un convoy de cinco vehículos resguardados por cuatro unidades de la Guardia Nacional, atravesaron la sindicatura de Aguaruto rumbo a las cribas de San Pedro, enseguida del río Culiacán.

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Luego que los elementos castrenses sitiaron el lugar, permitieron a los ocupantes civiles bajar de sus vehículos, quienes de inmediato se pusieron a inspeccionar la zona; eran integrantes del colectivo Sabuesos Guerreras, que desde hace años peinan los alrededores de Culiacán en busca de sus familiares desaparecidos.

No habían pasado ni 15 minutos, cuando uno de ellos encontró restos humanos; entonces sus caras se les desencajaron pues sabían que cualquiera de los huesos encontrados podrían pertenecer a sus hijos, hermanos, esposos o padres que tienen años desaparecidos.

“Son sentimientos encontrados, porque queremos hallar a nuestros hijos, pero al mismo tiempo no queremos que sean ellos, porque los queremos vivos”, dijo María Isabel Cruz Bernal, luego de informar el hallazgo a la fiscalía del estado.

Escarbando aún más se extendieron varios metros en los alrededores hasta localizar desde restos de cráneos, costillas, clavículas, vértebras, incluso quijadas con partes de brackets.

“Tristemente esta es la realidad, no sólo que Culiacán está convertida en una gran fosa clandestina, sino que los peritos no están buscando como deben”, opinó Cruz Bernal.

La líder de las Sabuesos Guerreras se refería al hecho que, apenas en julio pasado, la Policía Municipal de Culiacán recibió una llamada anónima para alertarles que, entre las cribas de San Pedro y Acapulquito había restos humanos.

Entre la basura y el abandono, un equipo de peritos encontró una osamenta que aún se encuentra sin identificar. Pero, conscientes que “podría haber más”, las rastreadoras regresaron a la zona, topándose con restos humanos que no sólo estaban ocultos entre la tierra y la basura, algunos incluso en estado de descomposición, sino también a la orilla del camino.

“A ellos (los peritos), no les gusta que los expongan de esta manera, pero nuestro trabajo es buscar a nuestros hijos y al resto de personas que tienen reporte de estar desaparecidos”, enfatizó Cruz Bernal.

Juan Carlos Saavedra, Comisionado para la Búsqueda de Personas Desaparecidas en Sinaloa, dijo que en el estado existen reportes de 3 mil personas que fueron privadas de su libertad, o bien que un día salieron de su casa y ya no se volvió a saber de ellas.

“Nosotros creemos que son más del doble de ese número, ya que muchos familiares no denuncian la desaparición forzada por temor o porque no creen en la autoridad, por eso es difícil conocer el número exacto y nuestra labor es salir en busca de esas personas que no son reportadas”, dijo Saavedra, quien también tiene un hermano desaparecido, y se integró a la búsqueda del viernes pasado.

Según reportes de la fiscalía, el protocolo siguiente es enviar los restos al laboratorio de genética para su identificación, y una vez identificados se procede a contactar a la familia para notificar sobre los resultados.

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“Cuando se localiza a un familiar, el padre, la madre o la esposa descansan, pero se queda con la congoja de cómo murió la persona: qué le hicieron antes de morir, si sufrió, o cómo lo mataron, y siempre se queda con ese trauma”, dijo Gabriela Ochoa, quien desde enero de 2017 tiene a su esposo desaparecido.

Sociólogos y defensores de los derechos humanos, consideran que hay un mensaje oculto para hacer sufrir a la familia, es decir, no se conforman con matar a la víctima, sino que también castigan a los familiares.

“En Sinaloa los desapariciones forzadas datan desde los años 70, con los movimientos de los estudiantes y la operación Cóndor, y hoy son las células criminales  quienes se encargan de desaparecer, y las autoridades permiten eso. Lo que no nos explicamos es por qué la saña y porque muchas familias no denuncian”, consideró Leonel Aguirre Meza, presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa.

Artículo publicado el 02 de agosto de 2020 en la edición 914 del semanario Ríodoce.

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