No era el Químico que conocimos, el activista, el militante, el candidato, el alcalde, el procesado entrando o saliendo del centro de justicia, ni siquiera el hombre que hace unos días apareció en un video enarbolando su defensa, pidiendo perdón a los mazatlecos si había cometido algún error. Más bien parecía una bestia herida: “voy a lograr una posición y desde ahí voy a golpear al gobernador, a él (Édgar González) y a muchos, que se lo merecen”, salivó.

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Había ido a la oficialía mayor del ayuntamiento de Mazatlán para solicitar su carta de residencia. Quiere ser diputado local por el Partido del Trabajo, una jugada que, seguramente, deriva de las diferencias que han aflorado entre este partido y el gobernador en la definición de candidaturas. Si lo logra, Luis Guillermo Benítez Torres, será otro frente mediático que Morena y, en particular, el gobernador, tendrán que enfrentar durante las campañas. Uno más, como si fueran pocos.

Nada de esto, ni la candidatura de Jesús Estrada al Senado de la República por el mismo partido, ni la integración del Partido Sinaloense a la alianza opositora, ni ahora la eventual candidatura del Químico a una diputación local, cambiarán las tendencias que se observan a nivel presidencial —donde Claudia Sheinbaum lleva una clara ventaja sin que se vean elementos para pensar que esto puede variar—, ni siquiera en la lucha por el Senado —donde la alianza opositora se puede quedar con la primera minoría después de Morena. Pero no puede decirse lo mismo cuando hablamos de justas municipales y de distritos locales.

Ya hay preocupación en Morena por lo que puede pasar en algunos distritos federales, como el uno, donde Graciela Domínguez, por el Verde, compite contra Juan Alfonso Mejía, que trae todo el apoyo del PAN nacional y local, del sector empresarial —lo cual significa dinero para su campaña—, además de que es un buen tribuno, algo que pudiera servirle en los debates que tendrán que hacerse por Ley.

Y no se diga en Ahome, donde Mingo Vázquez demostró en la elección municipal pasada que puede ganarle a Gerardo Vargas, algo que hubiera ocurrido si el candidato de Morena no hubiera acudido a la intimidación, incluso violencia durante la jornada electoral. Y, por supuesto, Mazatlán, donde la señora Estrella Palacios no aparece por ningún lado y no se le ven tablas para enfrentar a Guillermo Romero, que trae apoyos de todo tipo, incluso algunos que no podría presumir públicamente. (Póngase atención a las presiones que están recibiendo síndicos y comisarios de Mazatlán para que apoyen a Romero).

No es fácil cuantificar lo que aportará el PAS en términos de votos a la alianza opositora, pero es evidente que va a conflictuar espacios que Morena ganó en el 21 porque contó con el apoyo de ese partido. Son los distritos y municipios que registraron votaciones cerradas. Si esto ocurre, pondría en cuestión el bono democrático con que el gobernador Rubén Rocha llegó al poder, el más grande de los 11 estados donde ganó Morena las gubernaturas en el 21, con casi el 57 por ciento de los votos.

Pero tal parece que el gobernador despertó más víboras de las que podía matar, algo que debía haber previsto con claridad un hombre de monte como él. Y su secretario general, Enrique Inzunza —también nacido en los cerros de Badiraguato—, hoy candidato al Senado de la República. Solo el pleito con los regentes de la UAS hubiera bastado para que el escenario electoral se les conflictuara, y más conociendo a quien la dirige desde afuera, de Badiraguato también, por cierto, Héctor Melesio Cuen Ojeda.

Pero Rocha se empeñó en echarse enemigos hasta en el proceso de selección de candidatos, una facultad que él se arrogó hasta donde lo dejaron los jaloneos locales y nacionales. No manejó bien la relación de su partido con el del Trabajo, al que desdeñó, y ahora el PT se ha convertido en el refugio y trinchera de dos de sus enemigos, Jesús Estrada Ferreiro, primero, y Luis Guillermo Benítez después. El PT es un partido aliado de Morena, es cierto, pero no le toquen sus intereses, tiene sus canicas y quiere más porque es como fortalece su capacidad de negociar más posiciones aquí y a nivel nacional. Así ha actuado toda su vida desde que nació. Y ha encontrado que los dos exalcaldes pueden jalar votos a su partido, ganen o no. Lo que ocurra en el transcurso de las campañas, eso ya será cosa de los candidatos y el PT no se va a meter.

Bola y cadena
LO CUAL SIGNIFICA QUE SON previsibles las campañas de odio. Ya lo estamos viendo en el caso de Enrique Inzunza quien, a pesar de no ir en la primera posición de la fórmula para el Senado, recibe la mayor cantidad de denuestos en las redes sociales, con campañas que iniciaron hace meses y que hoy han arreciado. Bueno para él que los bots no votan y que esas campañas se quedan en las redes, pero igual no deja de perturbar las jornadas donde debieran prevalecer, antes que eso, el debate de ideas y propuestas.

Sentido contrario
EL VIERNES PASADO TUVIMOS LA VISITA del presidente AMLO y pasó casi inadvertida. No ofreció nada a la prensa porque, dijo, “hay veda electoral”. La verdad es que, aunque hubiera declarado algo, tampoco hubiese cambiado las pasiones de los culichis debido a la muerte de la Gilbertona, que tuvo funerales comparados con los de la Mamá Grande, de Gabriel García Márquez, como lo contó Martín González en su nota para Ríodoce.

Humo negro
LA VISITA PRESIDENCIAL ES PARTE de la gira que a principios de marzo el presidente AMLO anunció que haría por los 23 estados que gobierna Morena y se han integrado al IMSS-Bienestar. Insiste en que dejará un sistema de salud mejor que el de Dinamarca, aunque se parezca más bien al de Guatemala. En realidad, que nadie se engañe, viene a evaluar el panorama electoral, como jefe y estratega de campaña que es de la candidata oficial.

Artículo publicado el 17 de marzo de 2024 en la edición 1103 del semanario Ríodoce.