Caro Quintero, la extradición que nadie quiere

Caro Quintero, la extradición que nadie quiere

Tiene información de todos, políticos y militares, dice Luis Astorga, incluso de los mismos gringos, dicen periodistas y documentalistas

A casi 40 años del asesinato del extinto agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena, lo autores intelectuales del caso continúan sin enfrentar la justicia estadounidense, y el único que estaría en condiciones, Rafael Caro Quintero, sigue preso en la cárcel de alta seguridad El Altiplano, sin una fecha clara para su extradición.

Luis Astorga, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, considera que es difícil que la administración de Andrés Manuel López Obrador entregue a Caro Quintero, por toda la información que tiene sobre corrupción en México, que podría incluir a generales que aún están activos, lo cual dañaría más la imagen del país.

“Caro Quintero tiene la película más completa, y no es el caso de narcotraficantes como Ovidio Guzmán López, que es más joven y que, posiblemente, no tenga el mismo conocimiento de la relación entre traficantes y política”, observó el investigador y catedrático de la UNAM.

Astorga abundó que la extradición de un narcotraficante como Caro Quintero, además, podría ahondar los encontronazos que ha tenido la DEA con la administración de López Obrador, y parece evidente que este gobierno no quiere darles ese regalo ni más elementos para que construyan más críticas y presiones en contra de México.

“La realidad es que los narcotraficantes que han sido extraditados hasta el momento no han revelado nada que el gobierno de Estados Unidos no haya sabido, y ha sido fácil para ellos probar lo que afirman, y convencer a los jurados y jueces cómo pueden utilizar de manera claramente política parte de esa información y llevar a juicio a algunos políticos relevantes, lo cual ya lo han hecho”, dijo Astorga, autor del libro El Siglo de las Drogas y Drogas sin Fronteras.

En 1984, luego de la destrucción de 8 mil toneladas de mariguana en el rancho Búfalo, en Chihuahua, el desaparecido Cártel de Guadalajara, como lo identificó el gobierno de Estados Unidos, descubrió la presencia de personas infiltrados de la DEA en su organización, ocasionando que entre todos trataran de ubicar al responsable del decomiso.

LUIS ASTORGA. Demasiada información.

A los pocos meses se filtró que el infiltrado era Kiki Camarena. De acuerdo a investigaciones hechas por la DEA, Miguel Félix Gallardo habría ordenado “levantar” al agente infiltrado, orden que la habrían ejecutado policías municipales de Guadalajara que el cártel tenía en la nómina. Quien aparentemente aprobó el secuestro fue Ernesto Don Neto Fonseca Carrillo, pero que al final tuvo un conflicto con Caro Quintero, pues el plan no era matarlo, sino interrogarlo.

Reportajes, libros y documentales se han producido durante décadas, donde se expone que Caro fue parte, junto con Félix Gallardo y Don Neto, de una operación de alto nivel que consistía en que la CIA facilitaba operaciones de tráfico de cocaína desde Colombia hacia Estados Unidos, a cambio de que estos hicieran llegar armas y dinero a la contra nicaragüense. Esto, se especula, habría influido para que los acusados de dar muerte a Camarena, no fueran extraditados.

Mike Vigil, quien junto con Enrique Camarena siguió la pista de Caro Quintero como agente infiltrado en el Cártel de Guadalajara, consideró sin embargo que va a ser cuestión de tiempo para que extraditen al narcotraficante, que en aquel entonces se le identifica como R-1.

“Hay una orden de extradición que ya fue solicitada por el Departamento de Estado de Estados Unidos, pero ha sido difícil el proceso en México, porque la defensa de ese narcotraficante ha metido amparo tras amparo, y hablando con un fiscal en México familiarizado con la situación, es normal que esto ocurra, y son amparos que lamentablemente pueden alargarse hasta por años”, dijo Vigil en entrevista telefónica.

No obstante, aseguró el antiguo jefe de operaciones de la DEA en México, el presidente López Obrador tendrá que extraditarlo porque va a sentir la presión, y entonces va a aprobar la extradición, y una vez que lo tengamos acá, es un hecho que lo sentenciarán a cadena perpetua, porque todos aquí saben sobre ese homicidio y esperan todo el peso de la ley.

“Te lo aseguro, Estados Unidos le aplicará todo el peso de la ley, porque es cierto, se ha tardado el proceso de extradición, pero va a ocurrir, y entonces, todo mundo querrá que lo castiguen, porque fue un caso muy sonado”, observó Vigil.

Rafael Caro Quintero fue detenido por primera vez el 18 de septiembre de 1985, en la comunidad de San Rafael de Ojo de Agua, en Alajuela, Costa Rica, desde donde fue extraditado a México, y en 1989 fue sentenciado a 40 años de prisión por la muerte de Kiki Camarena.

No fue sino hasta agosto de 2013 que Caro Quintero fue puesto en libertad, luego que el primer tribunal colegiado en materia penal del tercer circuito en Jalisco le concediera un amparo por considerar que el caso por el cual había sido juzgado por un fuero común, y no en el orden federal, como ocurrió.

Durante los próximos cinco años, Caro Quintero anduvo a salto de mata, pues la DEA le había fincado nuevos cargos, y esta vez lo identificaba como el líder del cártel de Caborca, aun cuando fuentes cercanas al Cártel de Sinaloa afirmaban que “el viejón vivía en las montañas de Badiraguato, y que ya estaba retirado”.

Mike Vigil observa, sin embargo, que sí había regresado al negocio del tráfico de drogas, no como “jefe”, sino como un nuevo narco que trabajaba con la gente de Caborca, cuyo líder, el Lito Páez, era uno de sus sobrinos, y porque Sonora era para él como Culiacán para el Cártel de Sinaloa.

“Nosotros lo sabemos por informantes, y porque el tráfico de droga era la única forma de vivir que el conocía, y al momento que necesitó más dinero, regresó a traficar droga”, dijo.

Luis Ernesto Castillo, periodista de Caborca, dijo que, aunque el gobierno de Estados Unidos decía que Caro Quintero era el jefe del cártel de Caborca, nunca se le vio en la zona, y que era más como una leyenda urbana, que una realidad.

“Se decía que venía, pero nunca nadie lo vio. Y otros decían que era porque la gente de Caborca iba a ver a Caro Quintero a Sinaloa, pero la verdad es que nunca se supo con certeza sí era o no era uno de los jefes”, dijo Castillo.

No fue sino hasta que Estados Unidos subió la recompensa a 20 millones de dólares por información que condujera a la captura de Caro Quintero, que el capo fue arrestado. Era la recompensa más alta que jamás había aprobado Estados Unidos, por encima del dinero ofrecido por otros narcotraficantes, y sólo superada por los 25 millones que se ofrecía por Osama Bin Laden, en 2008.

Rafael Caro Quintero finalmente fue arrestado el 15 de julio de 2022, en Choix Sinaloa. Estaba en una choza muy rústica de ladrillo y lámina de acero, muy diferente a como la DEA lo describía.

Seis meses después de su captura, México entregó a Ovidio Guzmán, pero no a Caro Quintero. Vigil insiste que fue por la presión que tenía López Obrador, aunque Astorga sugiere que hay otros elementos políticos que verdaderamente han detenido ese proceso de extradición.

Artículo publicado el 11 de febrero de 2024 en la edición 1098 del semanario Ríodoce.

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