Antonio “C” fue sentenciado a 35 años y seis meses de prisión por el feminicidio de su comadre Guillermina Domitila, y el homicidio calificado con premeditación y ventaja de sus dos ahijados menores de edad, ocurridos en 2013 en Costa Rica.

Esta es la cuarta ocasión en la que se le dicta sentencia, ya que el acusado ha interpuesto recursos que le permitieron reponer procedimiento e incluso obtuvo un amparo del Tribunal Colegiado de Circuito al alegar tortura.

En los dos primeros recursos se ratificó la primera sentencia de 35 años, 7 meses y 15 días; en la tercera apelación se elevó la pena hasta 41 años 4 meses y 24 días, misma que también fue recurrida por el condenado y esta ultima penalidad.

El homicida deberá cubrir la cantidad de 931 mil 748 pesos por reparación del daño, la cual de nueva cuenta fue notificada y apelada en el mismo acto.

Los hechos

Según el recuento de los hechos Antonio se molestó con su comadre luego de que esta llevara a la expareja de este al lugar donde se encontraba viviendo con su entonces pareja, con quien se peleó física y verbalmente, por lo que el sentenciado la amenazó con hacerle daño a ella y a sus hijos.

Luego Guillermina se retiró del sitio debido a las amenazas recibidas, sin embargo Antonio le llamó por teléfono para disculparse y le dijo que no se tomara en serio las amenazas, que no le haría daño, pero que quería hablar con ella en persona, por lo que acordaron verse en el puente de Costa Rica por el lado de Pueblo Nuevo.

Al sitio llegó Guillermina en compañía de su hija, a bordo de una camioneta Jeep Cherokee, ahí Antonio le pidió que si lo podía llevar a recoger el vehículo de este cerca de un invernadero a lo que la víctima accedió.

Al llegar al lugar ubicado entre las parcelas Antonio bajó de la unidad y le disparó con una pistola a ambas mujeres, quedando en el interior de la unidad sin vida.

Posteriormente llamó a su ahijado, también hijo de Guillermina y este al existir una relación de confianza acudió al sitio, sin embargo al llegar también fue agredido a balazos.

Una vez cometido los homicidios el sentenciado, con ayuda de otros hombres subió al menor a la camioneta Jeep en el maletero, a Guillermina la cambiaron al asiento de atrás y a la niña la dejaron en el asiento del copiloto.

Posteriormente el Antonio condujo la unidad a un predio enmontado, y en compañía de las personas que le ayudaron depositaron los tres cuerpos al interior de una represa hecha de piedra para posteriormente huir.