A sus 78 años, Milton (Ben Kingsley) vive solo en una pequeña comunidad de Pensilvania. Además de entretenerse viendo televisión, cada reunión de cabildo abierto insiste en que debe cambiarse el slogan de la ciudad y el sentido de las calles. Su hija Denise (Zoe Winters) lo visita ocasionalmente y cada vez le ruega que acepte ir al doctor para un chequeo general, porque parece ser que se le olvidan algunas cosas, pero él asegura que está bien. Su vida da un completo giro cuando en su patio aterriza una nave espacial con una alienígena a la que nombra Jules (Jade Quon). Como es de esperase, cuando lo hace saber a las autoridades no le creen, pero con la intención de ayudarlo, se le unen sus vecinas Sandy (Harriet Sansom Harris) y Joyce (Jane Curtin), con quienes acuerda mantener el asunto en secreto, aunque no lo logran por mucho tiempo.
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Con una narrativa sencilla, Jules (EU/2023), dirigida por Marc Turtletaub, de manera creativa y convincente, explora el mundo de los adultos mayores, y es que uno de los aspectos que suelen suceder con las personas de edad avanzada es que su memoria comience a fallar. No siempre se trata de una enfermedad como el Alzheimer, simplemente podría ser un deterioro que se refleja en olvidos o “lagunas” “sin importancia”, aunque si a eso se le añaden historias increíbles, como que una nave extraterrestre está en el patio, conducida por un extraterrestre, quizás se trate de algo serio.
Precisamente lo anterior es lo que justifica y hace verosímil a la cinta escrita por Gavin Steckler. Con toda naturalidad, el personaje de Kingsley expresa lo que le pasa, pero el que se suelan proponer asuntos irrelevantes en las reuniones municipales, hace que la historia de ese señor solitario no se tome en
cuenta. Él lo entiende y solo se dedica a atender a su huésped como lo hiciera con cualquier otro ser humano, aunque con ciertos que cuidados para no afectarla y que él no lo tomen a mal.
Sin embargo, el mensaje principal del filme es más preciso y vale la pena que se tome en cuenta: la atención a los adultos mayores. Entender que, si bien pudiera haber un deterioro mental y requerirse atención médica, algunas veces o la mayoría de ellas, lo que más necesitan es ser acompañados y escuchados; que posiblemente ya no son esas personas fuertes, capaces de “todo”, autosuficientes
e independientes, pero no necesariamente “enfermos”.
Sin muchos sobresaltos, Jules funciona muy bien. Es muy interesante ver a esa alienígena sin pronunciar palabras, que entiende lo suficiente para sentirse arropada, querida, atendida y ser capaz de retribuir todo ese cariño –una de las escenas más dramáticas es cuando la pequeña extranjera, a la distancia, evita que un asaltante le cause daño a Sandy, así no sea de la mejor manera y más que beneficiarla, casi termine perjudicándola.
Por momentos, la cinta disponible en Netflix se deja ver como una comedia ligera, en otros se pasa al lado de lo dramático, sin descuidar que requiere toques de fantasía, los cuales emplea muy bien. Las actuaciones son destacables y disfrutables, principalmente las de un terco Ben Kingsley, una inquieta
y simpática Harriet Sansom Harris, una determinante y autoritaria Jane Curtin, y la de una callada, pero muy expresiva, Jade Quon. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 10 de diciembre de 2023 en la edición 1089 del semanario Ríodoce.