Los imputados de la UAS y las falsas narrativas

MITIN EN CATEDRAL. El recurso de la calle.

Una de las narrativas que los directivos de la UAS han construido desde que fueron abiertas carpetas de investigación en su contra por diversos delitos, es que se trata de una persecución política armada desde el tercer piso del palacio de gobierno y auspiciada por dos hombres: el gobernador Rubén Rocha Moya y el secretario general de gobierno, Enrique Inzunza Cázarez. Y esa narrativa conduce también a que el poder judicial es un instrumento de esa persecución, puesto que Inzunza fue presidente del Supremo Tribunal de Justicia y tiene el control de jueces y magistrados.

Derivado de esto, también los directivos rosalinos han machacado la idea de que una vez que el conflicto llegue a segunda instancia, ya fuera del control estatal, los jueces serán más objetivos y resolverán a su favor y entonces quedará desenmascarada la “perversa” embestida.

Pero es solo una narrativa. En realidad, se engañan solos y engañan a la opinión pública. Es probable que la fiscalía estatal –dada la torpeza con que ha sido conducida desde que Sara Bruna Quiñonez es su titular–, no tenga suficientemente bien armadas las carpetas de investigación, pero las evidencias encontradas serían suficientes para meter a la cárcel a varios de los imputados, sobre todo donde acusan hechos de corrupción, como la compra millonaria de tortillas en tiempos de la pandemia, cuando las casas del estudiante fueron cerradas por dos años. Uno de los argumentos de la defensa y expuestos una y otra vez en su narrativa pública, es que muchas de esas facturas fueron canceladas, pero la pregunta sería porqué las cancelaron justo cuando ya tenían el carro encima.

Los directivos de la UAS empezaron a limpiar la casa cuando vieron lo que se venía, antes no. Pero les harían falta muchas escobas y mucha agua y jabón para que no se notara la mugre que hay en su administración, no de ahora, sino desde que la universidad se convirtió en botín para el enriquecimiento de dos o tres familias y luego para el sustento de un partido político, el PAS.

Por eso se han negado a las auditorías estatales. Se escudan en que la Auditoría Superior de la Federación realiza periódicamente auditorías a la UAS, pero no es difícil saber cómo se conducen los auditores cuando hay un beneficio de por medio. Y por eso prefirieron ser imputados por esa causa, entre ellos el rector encargado del despacho, Robespierre Lizárraga, antes que abrir las cuentas a una instancia, la ASE, que iría –no hay que dudarlo porque se ha convertido en este caso en un instrumento del gobierno estatal—a documentar el mugrero y lo que sigue.

Cerrar las puertas a la fiscalización expresa de suyo una visión patrimonialista de la universidad agazapada en otra parte de la narrativa en que escudan muchos de sus actos: la autonomía. Muertos costó lograrla a través de movimientos que son parte de la institución y de Sinaloa, pero quienes la dirigen ahora la convirtieron en un manto con el que han cubierto durante lustros el saqueo del patrimonio universitario.

Públicamente pero también en privado dicen que el gobierno tiene perdida la batalla legal, se ufanan de la capacidad y argumentos de su defensa, pero hasta ahora siguen encadenados a los juicios y sobre sus cabezas la posibilidad de terminar en la cárcel.

En todo caso, donde la camarilla que dirige la UAS ha tenido éxito, y no poco, es en la movilización y control de muy buena parte de la comunidad rosalina, instalando en ella la idea de que el gobierno se quiere apropiar de la universidad, que Rocha salió peor que Toledo… No podría decirse lo mismo de la población, de los sinaloenses, donde existe la percepción de que la UAS, desde hace mucho tiempo, fue capturada por un cacique y convertida en un bastión del y para el Partido Sinaloense.

Bola y cadena
NADA DE ESTO TIENE QUE VER con las luchas de los años 70’s que destronaron al rector impuesto, Gonzalo Armienta Calderón, y luego las que se dieron contra el entonces gobernador, Antonio Toledo Corro por defender la autonomía universitaria. Aquí las luchas tuvieron el respaldo del pueblo y quienes obtuvieron el repudio de la gente fueron los gobernantes. No veo eso en esta confrontación. Aunque el gobernador Rocha no haya podido influir en los estudiantes –se entiende que la mayoría de los trabajadores y académicos están capturados por otros intereses–, la narrativa de los directivos de la UAS no ha logrado influir más allá de los universitarios.

Sentido contrario
UNA MUESTRA DE QUE EN INSTANCIAS judiciales federales no la tendrán ganada de antemano como presumen, es la negativa de un juez a Jesús Madueña y a la UAS sobre la suspensión definitiva contra la medida cautelar de un juez local para separarlo del cargo. Otra que corre en contra de los directivos acusados, aunque esta es de otra índole, es el espaldarazo que el gobernador recibió del presidente AMLO en su reciente visita a Sinaloa.

Humo negro
LA PERIODISTA MARCELA TURATI nos trajo a Sinaloa su libro San Fernando, última parada, donde narra con miles de detalles, documentos y testimonios, lo ocurrido hace más de 13 años en San Fernando, Tamaulipas, cuando fueron asesinados 72 migrantes adentro de una bodega. Es un libro muy difícil de leer por lo que describe y cómo ocurrieron los hechos. Es la historia de esos crímenes, pero también los que ocurrieron después en ese mismo municipio, pues ocho meses después fueron encontradas 47 fosas clandestinas, de donde exhumaron 195 cuerpos, también de migrantes en su mayoría. La dolorosa investigación de Marcela nos conduce a círculos infernales, como en La divina comedia de Dante, donde reina el crimen, el sadismo, la crueldad, pero también el silencio, el miedo y la complicidad del propio gobierno en todos sus niveles y, por ello, la maldita impunidad. Hasta ahora, nadie ha sido imputado por estos crímenes, absolutamente nadie. Y por eso los crímenes se siguen cometiendo. En México desaparece una persona cada hora y, por tanto, al final del sexenio terminaremos con más de 50 mil nuevos casos. ¿Es posible luchar contra esto? Sí, la violencia narca no es una fatalidad y entonces podemos recuperar nuestras ciudades y nuestros pueblos. Marcela confía en que se puede, por eso venció los miedos permitiendo que la historia de San Fernando la habitara. Y por eso nos regaló esta joya del periodismo de a pie que tanta falta hace en este país.

Artículo publicado el 19 de noviembre de 2023 en la edición 1068 del semanario Ríodoce.

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