La celebración del Día de muertos no es una prioridad, este año en Acapulco, porque las necesidades son más apremiantes y están enfocadas a cuidar la vida de los sobrevivientes del huracán Otis.
Desde la tarde de ayer miércoles, Día de Todos los Santos, los panteones estaban vacíos, en particular el de Las Cruces, el más grande del puerto, ubicado en la zona suburbana.
También lo confirmó el administrador del panteón, Santiago Escutia, “Ahorita, en el día de difuntos pequeños no vino ni el 1%. Otros días aquí no cabe la gente, no hay dónde estacionarse”, dijo a Proceso.
El panteón de Las Cruces es grande, tiene 33 secciones, pero se miraba inmenso ante la ausencia de personas en el arranque de la tradición mexicana fecha en que todo los panteones del estado suelen estar pintados de amarillo, por el cempasúchil, o de un púrpura, por la flor tradicional de terciopelo.
Para este 2 de noviembre esperaban los encargados un poco más, pero también son conscientes de la situación.
Hubo unas personas antes, dijo, pero tampoco pudieron recorrerlo porque los troncos de los árboles están sobre las tumbas y los caminos.
Aun cuando los habitantes de Acapulco quisieran visitar a sus difuntos este año, tampoco hay muchas condiciones para hacerlo, porque las carencias son de todo tipo y en muchos sentidos.