¿Estamos en el umbral de un tercer Culiacanazo?

HOMBRES ARMADOS. Frente al estadio de futbol. Foto: Jesús Bustamante.

Alguien me preguntó si esta semana, en el impreso, llevaríamos algo sobre el aniversario cuatro del primer culiacanazo. No, le dije, ni que fuera el 2 de octubre. Recordamos el hecho el primer año y el segundo hicimos un extenso reportaje recuperando momentos clave de lo que ocurrió ese día, incluyendo testimonios de muchos de los que participaron y de familiares de las víctimas inocentes. “Nuestras venas abiertas”, le titulamos. El caso de los dos carpinteros asesinados por soldados del ejército mexicano cuando estaban tirados boca abajo, fue denunciado en esa edición, pero igual nada pasó. Nunca supimos que se hubiera llevado a cabo una investigación para aclarar los hechos y a la familia nunca se le apoyó que no fuera con migajas regateadas por el gobierno estatal que encabezaba entonces Quirino Ordaz Coppel.

Un operativo torpemente planeado terminó en uno de los hechos más sangrientos y traumáticos para la ciudad desde los tiempos de la Revolución Mexicana. Pero nadie pagó por ello. Y después del desenlace que se conoce, la liberación de Ovidio Guzmán, cuando ya lo tenían detenido, condujo a un fortalecimiento de la facción del Cártel de Sinaloa a la que pertenece. De tal modo que, si algo semejante ocurriera hoy con cualquiera de sus hermanos, los escenarios y consecuencias podrían ser tres o cuatro veces más lamentables. No lo fueron durante el segundo culiacanazo –cuando ahora sí se llevaron a Ovidio—porque las refriegas se concentraron en Jesús María. Pero un nuevo operativo de esa magnitud en la ciudad, sería distinto. Y mal planeado, peor.

La pregunta es qué tan preparados estamos como ciudad y como sociedad, como ciudadanos de a pie para protegernos en situaciones así. Comentaba con alguien que el gobierno debiera establecer protocolos para estos casos, como los establece en casos de desastres naturales. De un temblor en Ciudad de México, por ejemplo. Hemos visto que, en algunas escuelas de otras entidades, los maestros, por iniciativa propia enseñan a sus alumnos qué hacer y cómo reaccionar en casos como estos. Acá el gobierno suspende clases y manda mensajes por X para que la gente no salga de sus casas, pero es todo. Los comerciantes bajan las cortinas con el personal y clientes adentro y el transporte se paraliza, lo cual a veces resulta peor porque la gente se queda varada. Son iniciativas de la propia gente en el momento en que ocurren las cosas, pero nunca siguiendo un protocolo porque no los hay. Ni protección civil ni la SSPC nos han preparado para situaciones de violencia extrema y generalizada. Y por eso siempre ocurre que en medio de los enfrentamientos caen víctimas inocentes. Como esos dos carpinteros que se metieron solitos al estómago del infierno, porque en eso estaba convertido el bulevar Sánchez Alonso cuando ellos llegaron inocentemente allí. O el caso de Joel, el empleado de la llantera que recibió un impacto de bala cuando se asomaba por la puerta solo para curiosear.

La presión del gobierno norteamericano sobre el presidente AMLO ha provocado una tensión pocas veces vista entre el gobierno mexicano y el mundo criminal narco. Se aprecia en los cateos que casi a diario ocurren en Culiacán, casi siempre planeados, con órdenes de Ciudad de México, derivadas de trabajos de inteligencia de Sedena, de la Marina, incluso, de la propia DEA. Apenas el viernes se llevaron a cabo cateos simultáneos en varios puntos de la ciudad. Poco informan sobre sus resultados y a veces es más fácil que uno se entere por otras fuentes qué buscaban, sobre quién iban, qué encontraron… si accedieron a negociar algo, como ha ocurrido muchas veces.

Bola y cadena
VIVIR EN CULIACÁN TE DESARROLLA necesariamente sentidos de alerta. En las últimas semanas han estado robando muchas camionetas en la ciudad, de diversos modelos, pero todas de ciertas características. Puede pensarse que la baja de ganancias por los frenos al negocio del fentanilo pretende recuperarse con esto, pero no. También puede pensarse que, de este modo, los narcos recuperan lo que están perdiendo con los cateos. Pero, incluso, puede pensarse que alguien se está preparando logísticamente para situaciones de guerra. Ya ha ocurrido otras veces, porqué no.

Sentido contrario
LLAMÓ LA ATENCIÓN QUE HÉCTOR Melesio Cuen Ojeda no estuviera en Culiacán para apoyar al defenestrado rector de la UAS, Jesús Madueña, durante la marcha que realizaron el miércoles pasado. Dicen que porque estuvo en Guasave, pero quien sabe por qué decidió irse para allá. Lo cierto es que hay que estar muy atentos a su relación con Madueña y con los movimientos en la UAS. Ya suspendió una marcha que había anunciado porque lo jaló a Ciudad de México Adán Augusto López y quién sabe qué tanto le dijo o le prometió o le advirtió, el caso es que la canceló. En este lío la pieza principal es Cuen, no Madueña, él manda en la UAS, no Madueña, él define las estrategias, no Madueña. Y tiene intereses más poderosos que cuidar. Y no es la UAS, ni el PAS. Su hijo es parte de una acusación de la Fiscalía. Una moneda de cambio de mucho valor. Y frente a esto, Madueña terminaría siendo solo un peón.

Humo negro
ME LLAMÓ, POR CIERTO, MUCHO la atención la capacidad de movilización que tienen los directivos de la UAS. Estuve en la marcha de Culiacán. Miles y miles desfilaron, vitorearon a Madueña, reclamaron respeto a la autonomía universitaria y gritaron consignas contra el gobernador Rubén Rocha. Una cosa me quedó clara: su narrativa de que las denuncias contra los funcionarios y las decisiones del juez son violatorias de la autonomía, han encontrado eco en el ánimo de los estudiantes, no digamos de los trabajadores, porque muchos de ellos se mueven por sus propios intereses. Bien o mal, esa parte la han ganado, hasta ahora, quienes están acusados de corrupción, vaya paradoja. El gobernador ha dicho una y otra vez que él sabe cómo hablarles a los jóvenes y, si es así, entonces tiene que buscar canales que vayan más allá de la semanera y de las entrevistas de banqueta. Porque aquí se vio otra cosa.

Artículo publicado el 22 de octubre de 2023 en la edición 1082 del semanario Ríodoce.

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