Las narcomantas, una bandera blanca

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El mensaje fue para el gobierno norteamericano. Ni siquiera para el mexicano. Fue para la delegación que dos días después estaría reuniéndose con el presidente AMLO para discutir, entre otros temas, el de la producción y tráfico de fentanilo.

En general, los grupos del narcotráfico tienen sistemas de comunicación tan eficientes que no requieren colgar una manta de un puente para dar una directriz a su gente o a quienes gravitan en su entorno criminal. Por eso es claro que el mensaje era para alguien más. Un deslinde, destensar el ambiente, incluso, colaborar.

Decenas de miles de estadounidenses están muriendo allá por el consumo de opioides, principalmente fentanilo, y eso tiene alarmados a los gringos. Hay barrios donde los adictos se conducen como zombies. Ver las imágenes es muy parecido a estar viendo una cinta en Netflix, con la diferencia que aquí los sanos no traen una escopeta recortada para sobrevivir.

Los norteamericanos detectaron que la mayor parte del fentanilo que llega a su país proviene de Sinaloa y pusieron su foco aquí. Bajo esa premisa se llevaron a Ovidio Guzmán. Por eso aprehendieron a Guadalupe Tapia. Por eso están barriendo casas, laboratorios en la ciudad y en el monte y reforzando la vigilancia en las rutas y en la frontera. Y por eso están pidiendo a México al resto de Los Chapitos. Y por eso, como bandera blanca, el mensaje de las narcomantas: queda prohibido en Sinaloa hacer negocios con el fentanilo, aténganse a las consecuencias. Un narcodecreto que expone el vacío de autoridad. El narco asumiéndose como Gobierno porque es Gobierno. Con sus reglas y sus métodos. No quieres ser tableado, no robes. No quieres morir y que te dejen un carrito de juguete en el pecho, no robes autos. Ante la ausencia del Gobierno, su presencia enfática. Miles de ejemplos de que la gente, si tiene un problema, se acerca a ellos, no a la policía, y si va con la policía, ésta le dice que vaya con ellos.

“En Sinaloa mandan los narcos”, tituló una vez el periodista Manuel Burgueño, en su periódico Deslinde. Hace 36 años. Acababa de llegar Francisco Labastida al poder para suceder a Antonio Toledo Corro, de narca historia. Pero aquello era otra cosa. Nada que ver con el perfil empresarial de los narcos de hoy, cárteles internacionales que emplean decenas de miles de hombres y mujeres, incluso niños, para cubrir todas las áreas del negocio. Hay dos estudios recientes que coinciden en que las organizaciones criminales de México tienen en nómina a más de 150 mil empleados, entre los que pueden estar punteros, vendedores al menudeo, halcones, mulas, sicarios, lavadores, cocineros, transportistas, policías, químicos, médicos, ingenieros, albañiles, afanadoras, diseñadores…

¿Cómo llegaron a crecer tanto? Pues gracias a los acuerdos con los gobiernos, con el gobierno mexicano en sus distintos niveles –casi siempre derivados de la corrupción– y con el gobierno gringo, a través de políticas dictadas desde la mismísima Casa Blanca. Ahora es el fentanilo lo que preocupa a los norteamericanos, como ayer fueron la cocaína y la heroína. Ahora más porque los efectos de este opioide son devastadores.

Pero la cocaína llegó a inundar las ciudades de los Estados Unidos gracias a sus gobiernos y a sus agencias, sobre todo a la DEA, a la CIA, que dejaban entrar los aviones cargados en Colombia, reabastecidos de combustible en México y enviados a algún desierto de Texas… Para luego ellos mismos, la DEA y la CIA, cargarlos de armas para abastecer a la contra nicaragüense, pues el Tío Sam quería derrocar a los sandinistas, recién llegados al poder a través de una revolución.

La cocaína—ya no se diga la mariguana—y otras drogas sintéticas, fueron administrables por los norteamericanos, sus efectos, el impacto social, en salud, pero no está ocurriendo con el fentanilo porque su impacto en los consumidores es de muy corto plazo y es imposible controlarlo. Los adictos al fentanilo caen como pajaritos en un aire envenenado. Pero quienes lo producen o maquilan –no hay ninguna diferencia para el caso, es ociosa esta discusión—son producto de sus propias políticas de control de América Latina, que vieron siempre como su patio trasero. Si no había una guerra, tenían que inventarla. Por eso los halcones de la ultraderecha gringa se frotan las manos esperando que las cosas se compliquen más y así tener pretexto para acciones más radicales.

Bola y Cadena
COMO LO QUE ACABA DE OCURRIR con Ecuador; el presidente Guillermo Lasso va de gira a los Estados Unidos y firma un acuerdo para que tropas norteamericanas puedan entrar a su territorio para combatir el narcotráfico y la trata de mujeres. El acuerdo dice también que barcos de la armada norteamericana podrán estar en las costas de ese país para vigilar el tráfico de coca que viene por mar. México no es Ecuador, y esto no va a ocurrir aquí, pero eso no significa que no sea sujeto de presiones en ese sentido.

Sentido contrario
TAL PARECE QUE LA ESTRATEGIA de la Fiscalía para contener a Jesús Estrada Ferreiro es alargar los juicios que se le siguen. En el caso de la acusación por abuso de autoridad y discriminación, porque supuestamente ofendió a un grupo de viudas de policías, está citando a 70 testigos para que ofrezcan su declaración ante el juez. O sea que, con suerte, para el próximo año podríamos saber qué fue realmente lo que pasó, según el juzgador.

Humo negro
VARIOS EXPRIANISTAS FRENARON ANTE el pedimento del gobernador de que calmaran sus ansias de competir por Morena, pues acaban de ingresar al partido. En varios municipios los morenistas se están acuerpando para impedir el avasallamiento de quienes ayer fueron considerados lo peor del sistema y que ahora fueron purificados por decreto. Y tienen razón.

Artículo publicado el 08 de octubre de 2023 en la edición 1080 del semanario Ríodoce.

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Imágenes de esta noche de miércoles 1 de Mayo, en el bloqueo parcial de la caseta de peaje de Costa Rica. Productores de Maíz se mantienen a la expectativa ante un posible desalojo por parte de las autoridades policiales.
Pequeños productores de maíz mantienen bloqueada la caseta de Costa Rica como medida de presión para que el gobernador acceda a un diálogo, tendiente a la búsqueda de un precio justo para el grano.
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