¡Será Claudia!

CLAUDIA SHEINBAUM EN OAXACA. La consentida del Señor.

Muchos opinólogos y analistas “sesudos”, piensan, escriben y platican que el sucesor o sucesora del presidente será quien él decida, en la soledad de su palacio; como todo aspirante a dictador, “orientará” el nombre de la persona a quien deben apoyar y, “ellos” acatarán, dócilmente, gracias a la fe que le profesan. Creen en AMLO, como creen en Dios —dice—, pero la vida y la política es más complicada que las iglesias y sus doctrinas.

Al 30 de mayo, ORACULUS que promedia 25 casas encuestadoras, la aprobación presidencial llegó al 72 por ciento. Siete de cada diez mexicanos lo apoyan; ahora bien, cómo se traduce esto, y cómo llega en apoyo al hombre o la mujer que este líder quisiera llevar al triunfo, sin resquebrajar la unidad de su movimiento. He ahí el dilema.

No puede imponer al candidato a sucederlo, como siempre había hecho el partido hegemónico y era tradición icónica de los gobiernos priistas; hacerlo equivaldría a darse un balazo en el pie y muy contrario a sus dichos sobre la democracia real, su respeto al pueblo, y un duro golpe los compañeros que integran su movimiento.

Las encuestas, abiertas a la población, se han convertido en el mecanismo más viable, más confiable y menos peligroso, simplemente porque a pesar de las fallas, desviaciones y la probable intromisión interesada de sus adversarios, no son suficientes para ladear la opinión mayoritaria de la población.

Con el “arrancan” inició la carrera frenética de 70 días para hacerse escuchar por los ciudadanos y recoger sus simpatías rumbo a la consulta. El presidente ya definió a quién apoya, lo dijo y lo repite constantemente: los que sabemos leer y entendemos su discurso lo tenemos claro, el candidato o, mejor, la candidata será quien se identifica plenamente con las banderas de la Cuarta Transformación; ahí gana, de calle, Claudia Sheinbaum, de los seis es la que convence a la población de ser quien continuará la tarea del tabasqueño. Es razonable que así aparezca en la mayoría de las encuestas previas.

Entre toda la vocinglería que hay sobre quién será el mejor de los aspirantes, sobresale que “Loroña”, es el mejor por su “radicalismo”; otros, casi mayoritarios, “piensan” que el Carnal Marcelo, porque será “abierto, concertador, mesurado e independiente”; que Adán Augusto porque es como su hermano; Ricardo Monreal, no sé porque, ahhh por más chantajista y de la más fiel raigambre priista; Manuel Velasco, solo que por Anahí; y los que pensamos que Claudia; ¿Por qué?; Bueno el presidente, confía ciegamente en que el pueblo no se equivoca, dice: el seleccionado deberá ser el que mejor garantice la continuidad de la Cuarta Transformación, sin su presencia personal. Y Claudia es cien por ciento, hechura política de Morena y del presidente, ha demostrado una gran capacidad para dirigir bien la entidad más complicada de este país, la Ciudad de México, su honestidad ha pasado todas las pruebas, porque es una persona sumamente inteligente y humana; y porque es mujer para seguir haciendo historia, será la primera mujer mexicana en coordinar y dirigir las riendas y destinos nacionales.

Claro, Claudia, apoyada en los avances y logros de los gobiernos de izquierda, que desde 1997 dirigen los destinos de la capital de la república. Acaba de entregar una ciudad en la cual. los cuerpos policíacos enfrentan, persiguen y detienen a los delincuentes, sean o no del crimen organizado, de la mafia. Una urbe que mejora la calidad de vida de sus moradores, un gobierno que no tapó los trasiegos corruptos de sus gobernantes anteriores, del PAN y su cártel inmobiliario, PRD y sus rapiñas nefastas, PRI y sus líderes violadores, tratantes de blancas.

Quienes buscan que “entre bambalinas”, como estaban muy acostumbrados y sucedía en la cultura priista, que el presidente y sus “operadores” trabajen para impulsar a Claudia, esperan en vano; no creen en la madurez y la capacidad de la población.

El proceso inició con la mano directa del presidente, al establecer las reglas y acuerdos para el proceso sucesorio; sumó a que los partidos aliados sacarán su “tajada” de los resultados electorales, sus candidatos y más recursos. Los aspirantes de Morena que no salgan beneficiados tendrán garantizado su futuro político y “laboral”, continuarán en el tren de la victoria para ayudar, equilibrar y dirigir al nuevo gobierno desde un sitio bueno y seguro en la coordinación de diputados y senadores o, desde una secretaría de estado. Si todo sale, según lo planeado, por más golpes, gritos y sombrerazos, será la transición más cuidadosamente lograda. Si no, estará todavía el presidente para poner orden en los desarreglos.

No habrá ninguna operación “especial”, únicamente seguir gobernando, lucir los últimos éxitos de la 4T: Tren Maya, Canal Transístmico, Refinería Dos Bocas, el barril sin fondo del Tren Interurbano México-Toluca, la adecuación final del AIFA, terminación de la autopista “imposible” Oaxaca-Puerto Escondido. Que, junto al resto de los grandes logros del sexenio, constituyen los cimientos de la Transformación y los respectivos votos para que “su” candidata gane la elección interna, arrase en la elección constitucional y consiga mayoría calificada en el Congreso de la Unión.

Artículo publicado el 25 de junio de 2023 en la edición 1065 del semanario Ríodoce.

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