Al quedar imposibilitada para embarazarse, Lola (Milena Smit) y su esposo Adolfo (Jaime Lorente) deciden adoptar a Tina (Anastasia Russo) y Tin (Carlos González Morollón), unos peculiares hermanos que se distinguen por su color de cabello, ser muy conocedores de la biblia y atender rigurosamente los mandatos que ahí se sugieren. Si bien la pareja se muestra satisfecha con el comportamiento de sus hijos, muy pronto también los califican de extraños. Esa conducta y la llegada de un miembro más a la familia hace que Lola y Adolfo resuelvan si quieren que Tin y Tina sigan viviendo en su casa, aunque no toman en cuenta las consecuencias que podría acarrear devolverlos a Sor Asunción (Teresa Rabal), la encargada del orfanato de donde provienen.
Basada en un cortometraje con el mismo nombre, del 2013, del propio director, Tin & Tina (España/2023), dirigida y escrita por Rubin Stein, es un funcional largometraje de terror psicológico que se centra en el fanatismo religioso y cómo se pude llegar a cometer crueldades por malinterpretar las sagradas escrituras, o por tomar sus palabras de manera literal. Al respecto, sobresale que el filme no deja claro si los hermanos son demasiado inocentes o perversos conscientes de sus (siniestros) actos.
Otro de los aciertos de la cinta disponible en Netflix es la elección de la canción ochentera El súper disco chino, interpretada por el dueto español Enrique y Ana, para enfatizar los momentos clave de la historia. Si la primera vez que aparece la melodía se podría asumir como un juego o la oportunidad para que Tin y Tina muestren a su madre sus dotes artísticos, la segunda es la confirmación de que si algo está pasando en la casa solo puede tener un origen y unos responsables.
Está de más decir que el “disco, disco, chino, chino, fino, filipino…” es muy pegajoso, al grado de incitar a la búsqueda de la canción en internet, inmediatamente termina la película –por cierto, en un clip de la cinta de Las aventuras de Enrique y Ana (1981), en el que cantan el tema, en la banda que los acompaña hay un niño muy parecido a Tin, ¿se habrá inspirado el director en él para el aspecto de los niños en su opera prima y el corto?
Las actuaciones son otro punto a favor. Tanto Smit, Lorente, Russo, González Morollón y Rabal desarrollan a sus personajes de manera creíble y eficaz; el preciso y minucioso diseño de producción es un deleite; y una que otra escena se desarrolla de manera magistral: la que también está en el cortometraje, aunque con algunas variantes, merece toda la atención; la del bautizo de un bebé es realmente tensa; y la que implica un incendio con una canción de fondo, es muy inquietante.
Tin & Tina es un excelente inicio en los largometrajes, de este director con más experiencia en cortos. Sin embargo, en ocasiones no escapa a los lugares comunes y un discurso obvio, lo que lleva predecir la conclusión con la seguridad de que se acertará. Por ejemplo, a su llegada por primera vez a la propiedad de sus padres, todavía afuera, los niños hacen una pregunta que, para no muy pocos, resultará “matar a la gallina de los huevos de oro”. Véala… bajo su propia responsabilidad como siempre.
Artículo publicado el 11 de junio de 2023 en la edición 1063 del semanario Ríodoce.
