Cine: ‘¡Que viva México!’

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Al morir su acaudalado abuelo (Joaquín Cosío), el ahora refinado ingeniero Pancho Reyes (Alfonso Herrera), acompañado de su esposa Mari (Ana de la Reguera), su hija Cati (Mayte Fernández) y su hijo Tony (Rafael Camarena), regresa a su pueblo La Prosperidad con la esperanza de que, al ser el consentido, le toque la mayor tajada de una herencia que igual desean el papá (Damián Alcázar), la mamá (Ana Martín), la abuela (Angelina Peláez), las hermanas (Zaide Silvia Gutiérrez, Zaide Silvia Gutiérrez, Cuauhtli Jiménez) y los hermanos (el mismo Cosio, Luis Fenrnado Peña, Álex Perea), por lo que cuando el notario (Salvador Sánchez) lee el testamento y confirma que uno solo es el ganón, la avaricia, la envidia y el coraje ponen en riesgo la unidad de la familia Reyes, así como sus valiosas posesiones.

Luis Estrada aparece cada sexenio para retratar satíricamente al gobierno en turno: en 1999, con el PRI en el poder, La ley de Herodes aclaraba que un político con buenas intenciones sí o sí finalmente caía en la corrupción; en el 2006, con Vicente Fox de presidente, Un mundo maravilloso criticaba un supuesto modelo económico exitoso que abatía la pobreza; en el 2010, con Felipe Calderón de mandatario, El infierno abordaba la relación del narco con el gobierno; y en el 2014, con el PRI de regreso y México en manos de Enrique Peña Nieto, La dictadura perfecta evidenciaba la manipulación de los medios de comunicación y/o/con el gobierno a la sociedad. Ahora, con ¡Que viva México! (México/2023), el realizador (disque) pone en duda las “bondades” de la 4T.

Si bien en otras de sus cintas (La ley de Herodes; El infierno) Estrada logró un mejor desempeño, con su muy cacaraqueada película, que supuestamente quiso censurar la administración en turno y de la cual compró los derechos a Netflix (donde se iba a estrenar) para que, aliado a Sony Pictures Entertainment, pudiera verse “como Dios manda” en (“todas”) las salas de cine del país, el director se queda muy corto y solo se anima a incluir, como guiños, una que otra (inofensiva) frase (nada nuevo) para señalar al presidente y su modelo político económico: que si México se volverá como Cuba y Venezuela; que si los fifis y los pobres; o que si AMLO es más de lo mismo o igual a los otros gobernantes.

La película escrita por Luis Estrada junto a su aliado en esta saga crítica satírica, Jaime Sampietro, cuenta con excelentes interpretaciones por la mayoría de su excelente (y, por algunos, reiterativo) elenco, en el que Alcázar, Cosío y Sánchez hacen más de un personaje; se nota que hubo empeño en su producción; y destaca en su fotografía, pero no es, por mucho, ni buena ni de lo mejor del cine mexicano, así se presuma que en tres semanas haya superado el millón de espectadores.

El filme exagera con un metraje de 191 minutos para contar una historia de máximo 120; apela a un humor simplón, sin gracia, de mal gusto; se apoya en situaciones y personajes estereotipados para ubicar a la familia mexicana como una que entre “más lejos esté, mejor, como el sol”, porque si otros insisten en que es unida y solidaria, la realidad es que con dinero y bienes en disputa de por medio no tiene piedad de sus miembros, desconoce, desacredita, es arribista y aprovechada. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 16 de abril de 2023 en la edición 1055 del semanario Ríodoce.

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