Se conoce como alimentos transgénicos a los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), es decir, aquellos que han sido diseñados científicamente usando genes de otras plantas, animales, virus o bacterias.

Es a través de estas modificaciones genéticas que se busca desarrollar ciertos rasgos en el alimento.

Los transgénicos en la agricultura

Es en la actividad agrícola donde encontramos el mayor volumen de producción de transgénicos, y es también, por la misma razón donde existe mayor resistencia por parte de organizaciones no gubernamentales para su uso como producto de consumo humano.

Los principales beneficios de los alimentos transgénicos son generalmente para el productor, ya que los cultivos hechos a partir de semilla transgénica son más resistentes a la sequía y a las enfermedades, requieren menos recursos ambientales, menos uso de pesticidas, crecimiento más rápido en plantas lo que decanta en el aumento en el suministro de alimentos a un costo reducido y con una mayor vida útil.

¿Peligroso para el consumidor?

Tras más de 30 años en el mercado sigue sin haber estudios a largo plazo que demuestren su seguridad para los seres humanos. Más de 300 científicos independientes han firmado un manifiesto internacional afirmando que no existe un consenso científico sobre su seguridad.

Y es que los estudios son de quien los pague, y en este caso, el dinero está del lado de los productores de transgénicos.

Uno de los peligros más grandes para el consumo humano relacionado con el consumo de transgénicos no es específicamente el del producto en sí mismo, sino de uno de los aditivos usados en el proceso productivo: el glifosato.

El glifosato es un herbicida catalogado por la OMS como ‘probablemente cancerígeno para el ser humano’ y ha sido la causa de más de 100 mil demandas contra Bayer y su marca de glifosato Roundup, por las que la farmacéutica alemana tuvo que desembolsar casi 11 millones de dólares en 2020 para indemnizar a los demandantes.

No son la solución para acabar con el hambre

Greenpeace afirma que no es cierto que sean la solución al hambre, puesto que la inmensa mayoría de los cultivos transgénicos alimentarios se destina como alimento para animales de engorda en la ganadería industrial para que en los países enriquecidos puedan disponer de carne barata.

Hay quienes justifican todo esto en aras de ‘acabar con el hambre’ en el planeta, pero la realidad es que los cultivos modificados genéticamente no alimentan al mundo: el 99 por ciento de los agricultores no los cultivan, el 97 por ciento de la superficie agrícola mundial sigue libre de ellos y la inmensa mayoría de la producción se destina a alimentar a animales o a producir biocombustibles.

El incalculable daño al medio ambiente

Los problemas que impactan al medio ambiente por el uso de transgénicos son muchos y variados. A más de tres décadas desde que empezó el uso de transgénicos la experiencia ha evidenciado grandes problemas ambientales.

Por ejemplo, Francia y Alemania prohíben el cultivo del maíz transgénico que se cultiva en España, además de por los posibles daños para la salud humana (algo todavía no sustentado científicamente), también por sus graves impactos para el medio ambiente.

Estos problemas son el daño a la fauna del suelo, como el daño a especies de insectos beneficiosas. La imposibilidad de prevenir la contaminación genética: no se puede contener el polen, transportado por el viento o las abejas. Una vez liberada una planta transgénica, es imposible evitar que contamine a sus equivalentes no transgénicos.Los tran

sgénicos multiplican el uso de herbicidas y otros agrotóxicos, con las consecuencias que esto supone para el medio ambiente y la salud humana.

Además, su uso promueve un modelo de agricultura altamente industrializado que está expandiendo la frontera agrícola en zonas naturales de América Latina. En el caso de México, se está buscando reducir sus importaciones y darles impulso a las semillas criollas, naturales de la región, esto ha traído una fuerte disputa económica con Estados Unidos y Canadá, quienes mantienen han elevado la presión en la relación comercial que existe por el T-MEC.

Artículo publicado el 19 de marzo de 2023 en la edición 1051 del semanario Ríodoce.