¿A que le tienes miedo cuando estás en tu casa?
“A que se caiga el techo, tiene una rajada de pared a pared”
Marcia, 11 años. Culiacán.
En Sinaloa, hay 430 mil las viviendas que tienen grietas o cuarteaduras en muros o techos, según información del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).
¿Cuántas acciones de mejoramiento de vivienda reporta el primer informe de gobierno y su anexo?
Ninguna, nada, cero.
“Mis hermanos y yo dormimos en la recámara, mis papás en la sala y mi abuela en la cocina”.
Dunia, 15 años. Navolato.
En todo el estado, 540 mil viviendas necesitan construir o ampliar espacios y 196 mil, son de tamaño menor a 55 metros cuadrados.
Hay 147 mil sinaloenses que viven oficialmente en hacinamiento, esto es, tres personas por cuarto, sin contar pasillos y baño.
El gobierno estatal no ha invertido un solo peso en construir o ampliar esas casas.
“El agua se transmina y, como el piso es de tierra, se hace lodo en la sala”
Julieta, 16 años. Navolato.
Con piso de tierra viven 52 mil personas en Sinaloa.
Una casa con piso de tierra es una escena del siglo XIX que sigue existiendo aquí.
El gobierno del estado no construyó un solo piso firme en beneficio de la gente pobre. Pudo tomar, por ejemplo, dinero del Fondo de Infraestructura Social Estatal, que contó con 145 millones de pesos.
El Gobierno del Estado de Sinaloa replica la política social del gobierno federal: poca o nula inversión en infraestructura para dedicar los recursos gubernamentales, mayormente, a entregar pequeñas cantidades de dinero mensual.
Una persona pobre con discapacidad recibe mil 400 pesos cada mes en lugar de una recámara más para su vivienda o el techo y piso de cemento.
Su calidad de vida no mejora, no sale de la pobreza, sigue sufriendo las carencias básicas.
Facilitar el acceso a la vivienda digna es una obligación del gobierno establecida en el artículo cuarto constitucional.
Los ayuntamientos hacen esfuerzos pequeños en comparación con el tamaño del problema. Por ejemplo, el gobierno municipal de Mazatlán entregó, en 2020, cemento a solo 350 personas.
El gobierno federal tiene excluido a Sinaloa de los recursos para vivienda.
Como invierte poco en vivienda, la administración del presidente López Obrador concentra los pocos apoyos en algunas ciudades para que tengan visibilidad, para que se noten.
Luego de un año de gobierno estatal morenista, ninguna de las múltiples solicitudes ciudadanas y oficiales al gobierno federal ha tenido un resultado concreto. No se ha puesto un ladrillo encima de otro, según reporta el propio primer informe de la actual administración.
El gobierno federal ha entregado, de enero a octubre de este año, solo 66 mil apoyos para todo el país. Una cifra ridícula porque hay 14 millones de mexicanos con carencias por la calidad y los espacios de su vivienda.
Ninguno de esos apoyos ha beneficiado a alguna familia sinaloense.
Son datos del Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda (SNIIV) del gobierno federal.
Tampoco se han conformado las mejores condiciones para que los constructores privados produzcan casas.
Según el Registro Único de Vivienda, de enero a agosto de este año, en Sinaloa solo se terminaron 2 mil 150 casas, mientras que en entidades con una cantidad de similar de habitantes como Coahuila e Hidalgo, se construyeron 3 mil 984 y 5 mil 026 respectivamente.
El INFONAVIT no es una dependencia de gobierno, sus recursos están compuestos por las aportaciones de empresarios, trabajadores y fiscales. Es un órgano autónomo, que ha entregado financiamientos, que se pagan, pero su población beneficiaria es menor, limitada a los derechohabientes. No aplican para más de 700 mil familias.
Los gobiernos estatales tiene la posibilidad de implementar muchas herramientas para facilitar el acceso a la vivienda digna para las familias.
Hay soluciones de mercado, programas de coinversión, reformas fiscales, innovación tecnológica, reorientación presupuestal, asesoría técnica y muchas políticas más para ayudar a quienes lo necesitan.
Una necesidad básica de los sinaloenses está ignorada.
Las familias de Marcia, Dunia y Julieta, están solas.
En una época de alimentos caros, las familias pobres de Sinaloa tienen que quitarse el pan de la boca si quieren tener piso firme y no de tierra.
No hay apoyos, ni crédito, ni programas, ni asesoría, ni nada.
Artículo publicado el 20 de noviembre de 2022 en la edición 1034 del semanario Ríodoce.