Desde hace 25 años, Enrique Guadiana se ha dedicado a conservar el pasado, en su tienda poco usual en Culiacán

Enrique Guadiana Urías creció entre antigüedades. Su padre tenía un estudio fotográfico en el centro de Culiacán. Ahí caminaba entre reflectores, reveladores y cámaras.

Por eso, fue coleccionando, lo que para él tenía un valor histórico. Pasaron 25 años y cuando se dio cuenta, no había más espacio. Tenía claro que el pasado siempre permanece y su negocio de marcos y molduras estaba convertido en un laberinto por la historia.

Relojes, porcelanas, cajas fuertes, televisores, floreros, porta velas, quinqués de petróleo, vitrinas, fotos antiguas, muebles en madera, roperos, abanicos, estaban por doquier.

No estudió historia, pero sabía el origen de cada pieza y se preguntaba a quién había pertenecido, cuál es un don que tengo bueno para ir buscando en el pasado.

“Durante 25 años fui acumulando en mi negocio de marcos y molduras, cuando tuve que cerrar el negocio en el desespero de no encontrar en dónde guardar tantas cosas empecé a vender, entonces me dediqué a la compra y venta”, explicó.

“Así nace esta tienda de antigüedades, y ya voy para un año de comprar y vender, de todo tipo de piezas antiguas, desde relojes monedas, billetes, baúles, roperos, hasta libros”.

El mundo de las antigüedades

Hijo del fotoperiodista, Enrique Guadiana Serrano, explicó que aunque Culiacán es una ciudad no adepta a lo vintage, siempre ha habido gente que aprecia la historia.

“Aquí la gente no muy conservadora que digamos, pero sí hay un grupo de personas con interés por las cosas antiguas. Aquí pueden pasar semanas sin vender pero de eso se trata, de mantener esta tienda de antigüedades”, señaló.

“La gente ya me ubica, me encarga cosas y también cuando están desocupando casas, me buscan para ofrecerme las piezas que consideran que son antiguas”.

Dar nueva vida a lo que en su momento fue utilizado por otra persona, añadió que para quienes aman la historia, no tiene comparación.

“Soy un enamorado de la historia, todas las piezas me provocan preguntas, y seguir disfrutando de ellas es una maravilla”.

De manera común, consideró que las piezas u artículos con un uso, son desechados, pero hay un valor importante en ellas.

Un paseo por la historia

Un reloj estadounidense, que tiene más de 170 años, es la pieza de más antigüedad que tiene en exhibición Guadiana. Unos pasos más adelante está una cámara que perteneció a Alejandro Zazueta.

Guadiana está sentado en medio de todo. Explicó con parsimonia el origen de esta aventura por la historia.

“Oler la historia es algo que me motiva mucho, podré no vender porque es un giro difícil, pero las puertas están abiertas para que la gente recorra el lugar”, indicó.

“Esto en realidad es un gusto, es muy gratificante conservar, a veces no sé qué cosas hay de tanto que tengo, como te digo son 25 años de estar guardando”.

En tienda ubicada sobre la calle Miguel Hidalgo 510, Guadiana señaló que dos mundos confluyen; la historia y la modernidad que aún permite conservar los recuerdos.

Mientras reacomoda algunas piezas, la gente se asoma. No es un lugar común, y aunque no es su residencia, sí es su otra casa, ese hogar que ha venido construyendo con memorias colectivas.

Artículo publicado el 23 de octubre de 2022 en la edición 1030 del semanario Ríodoce.