La emoción contra la razón

La emoción contra la razón

Hace poco más de 20 días que Beatriz Paredes Rangel, “levantó la mano” y anunció que buscaría la candidatura presidencial para la elección de 2024.

La proclama de la política tlaxcalteca, actualmente senadora de la República, no despertó mayor entusiasmo ni interés en los opinadores o la prensa especializada, y menos aún en el electorado, que en los sondeos de opinión muestra sus preferencias motivadas por una mezcla de interés particular y emociones, no por la razón ni la trayectoria delos pretensos.

Política activa desde los años setenta, Beatriz Paredes Rangel ha sido Gobernadora de Tlaxcala, diputada local, tres veces diputada federal, embajadora de México en Cuba y Brasil, subsecretaria de Gobernación, secretaria de la Reforma Agraria, dirigente de la Confederación Nacional Campesina y presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, entre otros cargos.

En ese largo paso por la política y la administración pública, no encontramos señalamientos, escándalos, enriquecimiento inexplicable, abusos, prepotencia, nepotismo, peculado, ni alguna otra lacra de esas que son tan comunes en quienes detentan o han detentado posiciones de poder en este país.

Actualmente, en etapa de madurez política, Beatriz ha sido testigo y actora de la evolución democrática de México y de cómo el sistema político, entiéndase con ello todos los actores de todas las fuerzas, fueron capaces de llevar con paz social y desarrollo a un país de 70 a 130 millones de habitantes.

Bastarían esas credenciales para considerar seria, y al mismo tiempo afortunada para los mexicanos,la pretensión de la senadora, pero no es así, por la simple y sencilla razón de que al ser una política profesional, comprometida con la verdad, lo que dice y hace no “cala” en las emociones de los electores.

No. No es este un artículo que haga apología de la pretensión de Beatriz Paredes, ni se está afirmando que es la única candidata o que no haya quienes la superen o equiparen en trayectoria, formación e inteligencia.

La intención es contrastar el hecho de que no es la razón ni el análisis lo que lleva a los electores a decidir su voto, y que lo que juega, mayormente, son las emociones y la inmediatez por obtener una prebenda o un pago en efectivo por la emisión del sufragio.

Obvio, en este tema, como en otros, no caben las generalizaciones y sí existe un segmento de electores que razonan su voto y hacen un proceso de análisis previo a su emisión. Desafortunadamente, la realidad nos muestra que son los menos.

En las mediciones de opinión que se han publicado en las últimas semanas, es por demás entendible que los mencionados por el presidente como posibles sucesores, aparezcan con preferencias que, en realidad, son un alineamiento de los diferentes grupos que conforman esa masa amorfa que es Morena, y que pretende, ahora, demasiado tarde, ser un partido político institucionalizado y estructurado.

Aparecen, también, Ricardo Anaya y Lilly Téllez, como los “preferidos” al interior del PAN, lo que se explica, en el caso del primero, por su circunstancia de ex candidato presidencial y perseguido político, que le genera emociones favorables; y, de la segunda, por sus enjundiosas intervenciones en el Senado de la República, emocionales también, contra el Presidente López Obrador, que sin duda son valientes, pero no muestran la capacidad que requiere este país para ejercer el gobierno.

En el PRI, bastó que Alejandro Moreno mencionara su intención de ser candidato presidencial para que, de adentro y de afuera, le lloviera “metralla”, que lo tiene con un pie en la cárcel.

El desprestigio que acarrea el PRI y Alito en lo personal, no prendió como para tomar en serio su candidatura. Sin embargo, la persecución le ha generado simpatías y hay quienes dentro de su partido le están reconociendo ser el único con los redaños para enfrentarse al poder.

En contrapartida, el que crece, pero de manera muy lenta e insuficiente, es Enrique de la Madrid, no porque la gente avale su capacidad y recorrido, sino por la emoción de ser “hijo de presidente” y que, desde hace meses, tiene una intensa actividad desplegada en prensa y redes sociales.

Luis Donaldo Colosio Jr. aparece en las encuestas con un buen porcentaje de intención de voto, y es el ejemplo más claro de que son las emociones, y para nada la trayectoria o experiencia, lo que mueve al electorado.

Lo lamentable es que, si Beatriz Paredes quiere ser candidata tendrá que dejar su discurso sustancioso y estructurado, violar la Ley electoral, decir mentiras, salir a la calle, bailar ballenato, hacer Tik Tok o irse de gira cada fin de semana, para crecer como la Sheinbaum, que en talento, capacidad y experiencia, no le llega ni a los talones.

Dueles México…

Artículo publicado el 28 de agosto de 2022 en la edición 1022 del semanario Ríodoce.

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