Covid largo afecta a uno de cada cuatro menores contagiados

Covid largo afecta a uno de cada cuatro menores contagiados

Estado anímico, fatiga y desorden del sueño, las principales secuelas que presentan niños y adolescentes

Uno de cada cuatro niños y adolescentes que se contagiaron de COVID-19 agudo, presentan algún síntoma de covid largo o persistente después de haber superado la infección, de acuerdo a un estudio realizado por investigadores mexicanos y publicado en la revista Nature.

En la investigación denominada “Covid prolongado en niños y adolescentes: una revisión sistemática y metaanálisis” que analizó datos de 80 mil 071 menores de 0 a 18 años, recabados en estudios realizados en diferentes países, determinó que el 25.24 por ciento de ellos presentaron con más frecuencia alteraciones en el estado de ánimo (16.5 por ciento), fatiga (9.6 por ciento) y desórdenes del sueño (8.4 por ciento).

Dichos síntomas seguían presentes en los niños y adolescentes entre cuatro y 12 semanas después de haber superado la infección e incluso más de 12 semanas después.

“Los metaanálisis revelaron la prevalencia de más de 40 síntomas prolongados de COVID en niños y adolescentes. La presencia de uno o más síntomas tras una infección por SARS-CoV-2 fue del 25.24 por ciento”, señala el estudio.

En México, desde el inicio de la pandemia se han infectado 384 mil 543 menores de entre 0 y 17 años, de los cuales 16 mil 169 presentaron complicaciones y requirieron ser hospitalizados.

El estudio señala que otros síntomas que prevalecieron en pacientes que superaron el covid agudo fue dolor de cabeza (7.84 por ciento), síntomas respiratorios (7.62 por ciento), producción de esputo o congestión nasal (7.53), síntomas cognitivos (menor concentración, dificultades de aprendizaje, confusión y pérdida de memoria) (6.27), pérdida de apetito (6.07), intolerancia al ejercicio (5.73) y alteración del olfato (hiposmia, anosmia, hipersomnia, parosmia y olor fantasma) (5.60 por ciento).

“Los niños con COVID prolongado tenían un mayor riesgo de disnea persistente, anosmia/ageusia y/o fiebre”, indica la investigación.

Los estudios incluidos en los metanálisis encontraron que variables como la edad, el sexo, el COVID-19 agudo grave, la obesidad, las enfermedades alérgicas y las condiciones de salud a largo plazo aumentó el riesgo de Covid prolongado.

En cuanto a la duración de los síntomas, un estudio de Dinamarca reveló que los síntomas desaparecían en el 54 y 75 por ciento de los niños y adolescentes entre uno y cinco meses después, mientras que un estudio de Inglaterra encontró que el 4.4 por ciento de los niños aún presentaba síntomas cuatro semanas después del inicio del Covid, que disminuían en el 1.8 por ciento de los casos a las ocho o más semanas.

“Muchos de los síntomas identificados en estos metanálisis asociados con el Covid-19 prolongado, como el estado de ánimo, la fatiga, los trastornos del sueño, la intolerancia ortostática, disminución de la concentración, confusión, pérdida de memoria, problemas de equilibrio, intolerancia al ejercicio, hiperhidrosis, visión borrosa, desregulación de la temperatura, disfunción del corazón, variabilidad de la frecuencia y palpitaciones, estreñimiento o la diarrea y la disfagia, están comúnmente presentes en la disautonomía, que es una disfunción del sistema nervioso autónomo simpático y/o parasimpático”, añade.

“Sin embargo, no está claro si la disautonomía puede ser un resultado directo de la infección por SARS-CoV-2, la interacción con otros virus o procesos inmunomediados como las citoquinas, que son mediadores conocidos de la respuesta inflamatoria”.

La prevalencia de los síntomas depende en gran medida de cuánto tiempo haya pasado después de tener COVID-19 agudo. El tiempo de seguimiento en estos metanálisis varió entre uno y 13 meses.

“Aunque la mayoría de los síntomas mejoran con el tiempo, existe evidencia en estudios con adultos que sugiere que algunos síntomas pueden persistir un año después del diagnóstico de COVID-19. Es importante entender qué síntomas están asociados con ciertos periodos de tiempo.

Además de las secuelas en la salud, añade que la pandemia ha impactado profundamente a la sociedad al afectar el desarrollo de los niños a través del aislamiento, la pobreza, la inseguridad alimentaria, la pérdida de padres y cuidadores, la pérdida de tiempo en la educación y el aumento del estrés.

“Los factores protectores que conducen a una gravedad y duración más leve del COVID-19, y posiblemente también de un covid prolongado en los niños, incluyen menos comorbilidades, respuestas inmunitarias innatas fuertes, expresión reducida de los receptores de la enzima convertidora de angiotensina-2 (ACE2) y función tímica activa, lo que conduce a una mayor presencia y disminución del agotamiento de las células T. Otras protecciones incluyen una variedad de factores ambientales o no hereditarios, como vacunas, infecciones pasadas, nutrición y/o el microbioma intestinal”, detalla.

Añade que las medidas de protección son fundamentales para prevenir el covid largo en los niños.

“Necesitamos comprender la fisiopatología y la sintomatología de larga duración de COVID para respaldar los sistemas de gestión clínica, establecer programas de rehabilitación y diseñar pautas e investigaciones terapéuticas”, menciona.

“El Covid largo representa un importante problema de salud pública y no existen pautas para abordar su diagnóstico y manejo. Nuestros metanálisis respaldan aún más la importancia de monitorear continuamente el impacto del COVID-19 prolongado en niños y adolescentes y la necesidad de incluir todas las variables y cohortes de control apropiadas en los estudios para comprender mejor la carga real del COVID-19 prolongado pediátrica”.

Artículo publicado el 03 de julio de 2022 en la edición 1014 del semanario Ríodoce.

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