El crimen de Itzel que indignó a una ciudad

UNA CASONA COLONIAL. La tumba de Itzel.

FGJE acusa de feminicidio e inhumación al responsable y en la audiencia inicial Hueman Fernando, el presunto responsable, fue vinculado a proceso por feminicidio y desaparición en su modalidad de inhumar a la persona, por lo que podría alcanzar una pena máxima de 70 años

Es una casona de tipo colonial, de muros altos y techo elevado. Está pintada de amarillo ocre. La repisa es blanca. Tiene dos grandes ventanas protegidas con acero, y una puerta de madera que está hecha pedazos en el suelo de concreto.

Dos pingüicas y un nim refrescan la fachada, que según los agentes que la custodian es el número 301 de la calle Ignacio Zaragoza entre Mariano Escobedo y Donato Guerra, en pleno centro comercial del Pueblo Mágico de El Fuerte.

Desde el pórtico se observa una cajonera de cuatro gavetas, y sobre esta hay cuatro pequeños portarretratos. Dos son estampas de la Virgen María, y dos parecen los rostros de un joven.

Al fondo, hay una pequeña recámara con dos camas, y más atrás un patio extenso, con árboles de arrayan y mango.
Un plano pericial de la casona, la dividió en nueve secciones.

En la séptima, que sería un cuarto en desuso con techo de madera y lámina y en donde estaba acumulado escombro, se descubrió una tumba clandestina. De ella sobresalía el tórax de una mujer.

Era Itzel O.M., de 21 años, residente de la parte alta de la sierra de esta demarcación. A las 02:00 horas del jueves 21 de abril que terminó la exhumación de su cuerpo, la joven estilista tenía unas 18 horas sepultada, pues había desaparecido desde la mañana del día anterior, después de abrir la estética Fabiola, en donde trabajaba.

Su familia desató una búsqueda frenética cuando dejó de responder el celular y su bolso quedó intacto en la estética, de acuerdo a las primeras investigaciones.

Los residentes del lugar afirmaron que la casa de amarillo ocre es frecuentada por una señora ya entrada en años y Hueman Fernando, un joven huraño, aislado, chaparro, moreno claro, cabello negro lacio, ojos saltones, al que no se le conoce empleo, excepto cuidar a su tía abuela, Adelina.

De este cuentan que no hablaba con nadie pues tenía arranques violentos, y era el encargado de cobrar la renta de la estética, mientras que de Itzel, se aseguró que era una chica despabilada, pero reservada, sin trato vecinal, aunque amable en los encuentros fortuitos, dedicada a su empleo.

De acuerdo con las investigaciones, al mediodía del miércoles 20, la policía municipal capturó a Hueman Fernando G.L., de 35 años,tras confesar a grito abierto que él había matado a marrazos a Itzel y que la había enterrado.

Un día después, declaró ministerialmente que la asesinó porque ella rechazó sostener una relación amorosa, lo que lo enfureció “porque si no era mía, no era de nadie”, y tomando un martillo la golpeó en la cabeza hasta matarla.

La policía llegó a la casa de Hueman Fernando, contigua a la estética, cuando una grabación de videovigilancia reveló que la muchacha había entrado a la casa por su propio pie, y ya no salió, sino hasta que los peritos la desenterraron.

Hueman Fernando confesó que ella había entrado a su casa por una invitación a platicar, tras saludarla regularmente durante cinco años.

Una vez adentro, le confesó su amor, pero la estilista lo rechazó y se desencadenó el crimen.

Desde el miércoles que se supo de la desaparición de la muchacha, hasta el jueves que fue sepultada en su pueblo natal, la población de El Fuerte se indignó contra la fiscalía por la tardanza para levantar el cadáver de la jovencita.

elan el sitio, encienden veladoras, marchan por las calles en un cortejo fúnebre anticipado, lanzan consignas al aire sobre justicia, y se incriminan por el homicidio porque aducen que no pudieron salvarla. La muchedumbre grita que no recuerdan un caso más atroz sucedido en el pueblo.

Pero a ellos, la memoria les falla, pues ya había ocurrido un feminicidio antes: el 7 de junio del 2017, en el poblado Los Ayones, Berthila “M”, fue encontrada sin vida. A ella, que estaba enferma de lupus, la acuchillaron y con una roca le fracturaron el cráneo, después de abusarla, robarle joyas, dinero y el auto. El caso concluyó en el proceso 909/2018 con una sentencia de 22 años de prisión para José Gabriel “M”, el abusador y asesino material, y de 50 años de cárcel para Martín “Q”, el “Estrella”, quien atestiguó los hechos sin hacer nada.

La víctima no tenía ninguna relación con sus depredadores. Estos la sometieron cuando briagos la encontraron sola a las afueras de la clínica del IMSS de El Fuerte, la condujeron hasta un paraje del poblado Los Ayones y la mataron.
Por ese crimen, nadie protestó, nadie marchó, y nadie emitió condena pública. Y el duelo de la familia de Berthila se produjo en silencio.

Ahora, todos condenan el asesinato de Itzel.

El gobernador, Rubén Rocha Moya, acudió al pueblo natal de Itzel y ofreció justicia. Más de 50 años de cárcel para el responsable.

El gobierno municipal envío a sus representantes con la familia y pagó los gastos funerales, y la indignación popular continúa.

Durante la audiencia inicial de vinculación a proceso desarrollado en la sede de justicia en Los Mochis, la Fiscalía imputó el viernes los supuestos delitos de feminicidio e inhumación de personas para ocultar la comisión de un delito a Hueman Fernando G. L. La defensa del acusado evitó que el juez de control resolviera el auto duplicando el término para presentar argumentos de descargo.

Sin embargo, el letrado dictó prisión preventiva oficiosa al acusado por la gravedad de los delitos que se le acusan en la causa 158/2022.

Este lunes en la continuación de la audiencia inicial, Hueman Fernando fue vinculado a proceso por los delitos de feminicidio y vinculados a la desaparición forzada en la modalidad de inhumar a la persona, por lo que podría alcanzar una pena máxima de 70 años.

Artículo publicado el 24 de abril de 2022 en la edición 1004 del semanario Ríodoce.

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