La pandemia de COVID-19 llenó las redes sociales de peticiones de ayuda de familiares de personas que se infectaron pero no podían sufragar los gastos de la hospitalización y medicinas. Otras más solicitaban apoyo para pagar el costo de los funerales de las víctimas.
Los tratamientos y las medicinas, que antes de la pandemia tenían costos accesibles, ante la demanda se incrementaron a tal grado que llevaron a muchas familias a vender o empeñar sus bienes para hacer frente a la enfermedad de un familiar. Muchos hospitales privados además hicieron de la calamidad su gran negocio. En otros casos las personas que no tuvieron para empeñar o vender algo, no pudieron sufragar los costos para enfrentar la infección y fallecieron.
Un reciente estudio publicado el miércoles 10 de noviembre denominado “El gradiente de ingresos en la mortalidad y hospitalización por COVID-19: un estudio observacional con registros administrativos de la seguridad social en México”, demostró que en el país las personas con ingresos más bajos tuvieron cinco veces más probabilidades de morir debido al Covid que las personas ricas.
La investigación publicada en la revista The Lancet Regional Health, realizada por investigadores de la Universidad Iberoamericana, El Colegio de México, Banxico y el Instituto Mexicano del Seguro Social, utilizó datos vinculados entre empleados y pacientes sometidos a pruebas de COVID-19 en el IMSS, y estimó la asociación de la probabilidad de morir con los percentiles de ingresos, utilizando una estimación probit (un tip de regresión donde la variable dependiente puede tomar solo dos valores) y ajustando por diagnóstico de COVID-19, variables sociodemográficas y comorbilidades.
“Después de controlar todas estas variables, encontramos que las personas en el decil de ingresos más bajo (127.5 y 128 pesos diarios) todavía tenían una probabilidad de morir por COVID-19 cinco veces mayor que las del decil superior (1 mil 385 a 1 mil 396 pesos diarios)”, señala el documento.
“Nuestros resultados implican que la asociación entre los ingresos y los resultados de COVID no se explica por la prevalencia de comorbilidades o por la falta de acceso a la atención médica entre la población de bajos ingresos”.
Esta última conclusión se basó en que los 412 mil 551 trabajadores afiliados al IMSS entre marzo de 2020 y enero de 2021 (que se realizaron una muestra de COVID-19), y que se incluyeron en la muestra, tenían acceso a servicios médicos.
Del total de trabajadores el 4 por ciento falleció. “La tasa de letalidad para aquellos que dieron positivo por SARS-CoV-2 es de 6 a 0 por ciento, en contraste con el 1 al 6 por ciento que dio negativo”.
Los trabajadores que dieron positivo a SARS-CoV-2 eran mayores, la mayoría hombres, más propensos a tener diabetes y más propensos a ser obesos o tener hipertensión que aquellos que dieron negativo.
“La probabilidad de que los pacientes con SARS-CoV-2 con ingresos más bajos requieran hospitalización es 25 puntos porcentuales mayor que para los pacientes con ingresos más altos, y su probabilidad de morir es 13 por ciento mayor. También muestra una fuerte asociación inversa entre estas tasas y los ingresos entre las personas con pruebas negativas de SARS-CoV-2”.
El estudio también mostró que entre las personas que dieron positivo, las que tenían ingresos más bajos tenían cuatro veces más probabilidades de ser hospitalizadas, “lo que significa que experimentaron una enfermedad más grave que las personas más ricas”.
“Las personas con ingresos más bajos no tienen más probabilidades de hacerse la prueba del SARS-CoV-2 y no dan positivo en una prueba más alta. Esta evidencia sugiere que los resultados no están siendo impulsados por tasas de infección más altas entre las personas con ingresos más bajos”.
El estudio señala que la pandemia de COVID-19 evidenció que las subpoblaciones más afectadas han sido las que tienen menos recursos económicos, incluidas las minorías raciales y étnicas, y en el caso de México, los trabajadores de bajos ingresos sufrieron tasas de hospitalización y mortalidad más altas que sus contrapartes con salarios más altos, aunque no necesariamente tuvieron tasas más altas de pruebas o resultados positivos para el SARS-CoV-2.
“Dado que todas las personas de la muestra tenían acceso a la atención médica, es probable que existan otros factores en juego, y existe la oportunidad de reducir esta disparidad poniendo más énfasis en las políticas dirigidas a las personas con ingresos más bajos, como enfatizar la necesidad de un diagnóstico oportuno y atención médica”, concluye la investigación.
En el país, hasta el 11 de noviembre y de acuerdo a la Secretaría de Salud Federal se han contagiado 3 millones 838 mil 308 personas, 290 mil 630 de las cuales han fallecido. La cifra de decesos es la cuarta más alta a nivel mundial.
Artículo publicado el 14 de noviembre de 2021 en la edición 981 del semanario Ríodoce.