Cine: ‘Sin hijos’

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Con su incursión en los largometrajes de ficción, Sin hijos (México/2020), pareciera que Roberto Fiesco es alguien que no tiene experiencia en el mundo del cine, cuando se trata del mismo director de excelentes y premiados cortometrajes y documentales: David (2005), Quebranto (2013), Trémulo (2015) y Club Amazonas (2016).

A pesar de que lleva varios años divorciado, Fidel (Alfonso Dosal) no quiere nada con ninguna mujer. Prefiere dedicarle todo el tiempo que puede a su hija Ari (Francesca Mercadante), quien es lo más importante para él. Sin embargo, un día aparece Marina (Regina Blandón), una antigua amiga, en la cual se interesa. El problema es que a ella no le gustan los niños/as, por lo que Fidel idea un arriesgado plan para no alejarse de Ari ni perder la oportunidad de enamorarse de nuevo.

La película que, curiosamente, llegó a estar en el primer lugar de las 10 mejores de Netflix, es de lo peor producido en los últimos años, y nada la salva ni la hace digna de verse o recomendarse. Como es típico en este tipo de productos que buscan acaparar la atención y, por lo tanto, vender, tiene una estructura narrativa por demás sencilla, complaciente y, en consecuencia, predecible hasta el cansancio.

Respecto de las actuaciones, no hay nadie que, realmente, interprete bien a su personaje –Francesca Mercadante y Miguel Jiménez se esfuerzan un poco más, pero no demasiado. Tanto Alfonso Dosal, Regina Blandón, Gustavo Egelhaaf y Michelle Rodríguez, lucen como en todas las cintas en las que aparecen. Jorge Muñiz no luce ni al momento de cantar; Giovanna Zacarías solo habla en el mismo desagradable tono; y el cameo de Ximena Romo no le es suficiente para hacerse notar, menos el de Axel Arenas.

Un detalle relevante es que se complica creerles a los personajes y empatizar con ellos. ¿Cómo es posible que, si para Fidel lo más importante es su hija, no pueda desde el inicio decirle a Marina que es papá, cuando es lo primero que ella le pregunta y para ese momento aún no hay amor? Si tanto ama Ari y en sus otros intentos de conocer a alguien no hace más que hablar de ella, ¿por qué en esta ocasión la oculta? Además, si se supone que Marina no soporta a los niños/as, ¿por qué, sin ninguna explicación, con la hija/hermana de su novio es diferente?

Cabe destacar que Sin hijos es una copia extremadamente fiel de una versión argentina de 2015. Salvo unos mínimos cambios para regionalizarla, la película es la misma. No es que la de hace seis años sea una joya, pero funciona más como drama y comedia; las situaciones están mejor planteadas; los personajes están más definidos y son más coherentes con lo que dicen y hacen; y las actuaciones son más honestas: Diego Peretti como el papá, Maribel Verdú como la novia y Guadalupe Manent como la hija.

Aunado a un relajamiento del director y a priorizar las ganancias, quizás tanta mano en el guion (Anaí López, Rafael Martínez García, Gustavo Hernández de Anda, José Miguel Lino, basados en una historia de Mariano Vera y Pablo Solarz), sea la razón para un resultado tan desastroso. Ya es hora de que el cine mexicano, comercial o no, se esfuerce por hacer filmes realmente decentes. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 30 de mayo de 2021 en la edición 957 del semanario Ríodoce.

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