Persecución y cristalazo contra vehículo de morenista en Mazatlán

PRESUNTO ATENTADO. Asoma la violencia electoral.

“Urgente, hace menos de una hora, mi esposa fue atacada, mientras viajaba del aeropuerto a la casa; le quebraron el vidrio trasero de la camioneta; esto es por motivos políticos, pues enemigos personales no tenemos; si algo le pasa, son varios sospechosos del gobierno y del partido”, advirtió el 6 de abril, el doctor Juan Torres, ex precandidato a la alcaldía de Mazatlán.

La primera señal de que ese martes no sería un día normal en la vida cotidiana de la doctora Emma Rodríguez Choreño y su esposo doctor Juan Torres, fue la camioneta Ford Explorer, modelo viejo, color oro, con dos hombres en la cabina, que estaban haciendo plantón a las 11:00 horas.

Cuando la pareja de militantes de Morena, salió de su domicilio en su camioneta por la puerta de su cochera rumbo al aeropuerto Internacional de Mazatlán, donde Rodríguez Choreño, dejaría a su esposo para viajar a la ciudad de México, los “espías” no disimulaban, pues habían  estacionado el vehículo frente a la cochera del domicilio.

El doctor Juan Torres vio la camioneta con los dos hombres sospechosos, pero en aras de no alimentar el miedo y/o la paranoia, no les dio importancia, mientras que su esposa observaba cómo el copiloto-espía, sacaba su cabeza por la ventana del carro y los seguía.

“Ya viste a ese hombre cómo saca la cabeza alargando su cuello como un pollo”, comentó la doctora a su esposo que se encontraba al volante.

La camioneta de los doctores, salió de Mazatlán y se encarriló por la rúa de norte-sur  de la carretera internacional federal México-15, con destino al aeropuerto, y las señales en mente de “espías trabajando” enviadas por los hombres del plantón a un costado de su vivienda.

Cuando llegaron al aeropuerto Rafael Buelna, el doctor Juan Torres tomó su equipaje ligero y su esposa lo acompañó hasta uno de los mostradores. Luego se dirigió al estacionamiento a abordar la camioneta que conduciría de regreso a Mazatlán, sin pasarle por la mente que ella no tendría un buen viaje.

El tramo carretero de la recta, subida y bajada en curva del aeropuerto hasta tomar el carril de sur-norte para virar luego a la carretera federal México-15  condujo sin novedad la camioneta pasando por el Ejido El Castillo,  hasta llegar al kilómetro 281, a la altura de la Termoeléctrica José Aceves Pozos.

Al tomar la curva que inicia casi frente a la termo, fue alcanzada por un automóvil Versa gris, donde viajaban dos hombres con cachucha, que intentaban cerrarle el paso invadiendo su carril para sacarla de la carretera.

Tanto el conductor, como el copiloto, cada que se acercaban con su vehículo a la altura de la ventanilla de la camioneta de la doctora  se cubrían sus rostros con sus antebrazos para mantener en el anonimato el atentado criminal.

Desde ese momento comenzaron las peligrosas maniobras de volante de la doctora, para lidiar con el tránsito normal y evitar que sus perseguidores, la obligaran a detener su camioneta, para someterla a la inminente violencia.

La inesperada persecución  por los hombres del carro Versa, transitó por la colonia El Mirador y La Sirena, donde el chofer del vehículo agresor habría tomado el carril del acotamiento, para hacer trizas el vidrio trasero del lado del copiloto de la camioneta  de su víctima, para inmovilizarla mediante el terror.

Cuando la doctora escuchó el cristalazo en su camioneta, lo primero que pensó es que le habían tirado un balazo y el instinto de sobrevivencia combinado con el pánico, la obligaron a continuar su marcha a la velocidad  de su adrenalina, hasta el puente de Urías.

Sin mirar hacia atrás se aferró al volante, sacó su teléfono celular y marcó el número de su esposo para informarle que había sufrido un ataque, aparentemente con arma de fuego.

En su angustiada carrera haciendo zig-zag, la doctora, sin detenerse se topó con semáforo automatizado en rojo del puente de Urías,  los vehículos en alto esperando el color verde y un camión pasajero parado por el carril del acotamiento que parecía estar bajando pasajeros, por el único espacio libre.

Maniobrando el volante libró los vehículos que obstaculizaban su carrera y se pasó el semáforo en rojo del puente de Urías, y no paró intentando despistar de su ruta a sus violentos perseguidores hasta llegar segura a su domicilio.

Cuando llegó a su casa y abrieron el portón del estacionamiento para que metiera su camioneta estaba exhausta y con los nervios como hilachas, pero aun así tuvo fuerzas para informar por Facebook su experiencia.

“Hoy sufrí una agresión en mi camioneta de uso familiar; conducía sola en la carretera del aeropuerto a Mazatlán y me persiguió un pequeño auto quebrando un vidrio de la ventana trasera derecha al intentar alcanzarme”, relataba.

Y describía el impactante estallido del vidrio de la ventana: “lo que tronó horrible que hizo que pensara en un probable proyectil de fuego lo que se descartó después; sólo quise correr sin dejarme alcanzar hasta que llegué a Mazatlán”.

“Afortunadamente no perdí el control ni se me atravesó nada ni nadie a pesar de que venía rápido; no me explico el motivo ni quiénes lo hicieron; aturdida por el estruendoso ruido y moralmente, estoy bien, gracias por su apoyo, compañía y estimación; me reconfortan y me aliviarán”, reflexionó  Rodríguez Choreño.

El miércoles 14 de abril, la víctima del presunto atentado, interpuso denuncia ante la Vicefiscalía Regional  Zona Sur, para que investiguen los móviles de la agresión y se castigue a los presuntos responsables de la persecución en la carretera federal México-15, en la que se encarriló una hipótesis provisional.

“Es por motivos políticos (y) son varios sospechosos del gobierno (de la 4T) y del partido (Movimiento Regeneración Nacional)”, adelantó su cónyuge Juan Torres.

Artículo publicado el 18 de abril de 2021 en la edición 951 del semanario Ríodoce.

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