¿Qué motiva a un adulto a comerse un plato de cereal? ¿es el azúcar? ¿o el confort? ¿los recuerdos? Quizá sea una combinación de todo lo anterior.
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Una de las razones principales por las que se ordenó el retiro de personajes en los productos chatarra es abatir el consumo en niños. Su consumo en edades tempranas puede traer problemas de salud en los pequeños y generar patrones de consumo que se mantengan en la edad adulta.
A finales del año pasado compartí un viaje con un grupo de compañeros, éramos cinco: todos mayores de 30, todos a excepción de un servidor, con sobrepeso u obesidad.
En una ocasión, los que conformábamos el grupo no pudimos encontrar lugar dónde cenar, Chihuahua estaba en semáforo rojo y había poco espacio, además era viernes por la noche, pasadas las diez.
Derrotados y en camino al hotel nos topamos con un súper-deli, que es una suerte de supermercado que además oferta productos gourmet, ensaladas frescas, sándwiches y alimentos artesanales que bien nos podían sacar del apuro. Allí fue.
Recorrimos el lugar, tomamos algunas cosas, pero había un par de ellos que no se decidían. Negociaban, hablaban entre ellos, abrían y cerraban refrigeradores, eran los dos más obesos del grupo. Al final, su decisión de compra fue una caja de cereal, un litro de leche… y platos desechables. En esa ocasión no fueron Zucaritas, pero sí un cereal del tipo azucarado, algo así como ‘sabor roles de canela’.
Eso llamó mi atención, pero no me asombró. Conozco a mi gente y además este converso no olvida su pasado. Comí cereal de adulto, como muchos más lo hicieron o lo siguen haciendo. Lo que me sorprendió fue ver que, a la mañana siguiente, cuando subíamos las maletas para viajar a Torreón, el cereal y los platos eran parte del equipaje.
Empaque
La caja de Zucaritas se muestra limpia, del Tigre Toño quedaron solo algunas rayas. Dos en la esquina superior izquierda, una en la esquina inferior derecha y otra, aplastada por dos enormes sellos de advertencia, en la esquina superior derecha. Exceso de calorías y exceso de azúcares, resaltan en la caja azul. Al centro, un poco arriba, el nombre de la marca y, bajo este, un plato del cereal que le debe el color a unas mitades de fresas no incluidas en el producto.
Ingredientes
La lista de ingredientes es muy corta. Solo cuatro ingredientes básicos adicionados con vitaminas y minerales. Este, en teoría, debiera ser un motivo de celebración —ya que a menudo nos topamos con listas de 20, 30 ó 40 ingredientes—, pero no lo es.
Una porción de 100 gramos aporta 40 gramos de azúcar, eso más el maíz con el que están elaborados y leche, se vuelven un coctel de carbohidratos de rápida absorción que atentan contra la salud de quien lo consuma, sea niño o adulto.
Aun sin personajes, los niños son su prioridad
La reciente aplicación de la Norma Oficial Mexicana NOM-051, que obliga a retirar a los entrañables personajes de las cajas de cereal vino a modificar por ahora solo eso, las cajas. La estética. Basta con darnos un paseo por la página web de Kellogg’s, ir a la sección ‘nuestras marcas’ y seleccionar cualquiera de las cuatro más azucaradas para darnos cuenta de que el foco principal de todas ellas sigue siendo los niños.
Ni Corn Flakes Original, ni Special K, ni Extra, ni All Bran son relacionados en sus apartados con niños o actividades propias de estos. El Original se promociona como una opción nutritiva para el desayuno en familia, pero no hay niños en la foto. Special K muestra a una joven practicando yoga; Extra, a un joven de celular y audífonos pasándola muy bien; y All Bran, a una pareja de treintones a punto de cucharear un smoothie del cereal, por aquello del intestino perezoso.
Pero cuando entramos a las marcas preferidas por los niños, lo que falta son adultos. En la página de Zucaritas lo primero que vemos es una niña sentada, cuchara en mano, frente a un plato de cereal con leche y, a un costado, un vaso de jugo de naranja y un plátano, intactos. Froot Loops, lo mismo. Un niño todavía menor que la niña Zucaritas con tazón al frente, cuchara en boca y manzana al costado, también intacta. Choco Krispis. Misma historia, niña feliz, tazón, plátano intacto. La generación de devoradores de cereal en serie que busca la compañía.
Estos tres ejemplos de marcas, junto con Extra, son los más azucarados. Sin embargo, son con los que la compañía sugiere empezar, son los que ofrece como alimentación para niños. Azúcar, colores, leche: una combinación muy seductora a paladares en crecimiento y uno que otro adulto nostálgico.
Artículo publicado el 14 de marzo de 2021 en la edición 946 del semanario Ríodoce.