Sigue el Covid-19 contagiando y matando a los sinaloenses, pero tanto el gobierno como la gente están bajando la guardia. Y nos es solo por la reactivación económica, sino también por el relajamiento social.
A partir del 28 de septiembre en Sinaloa se declaró el color amarillo para el semáforo epidemiológico. La autoridad, tanto estatal como federal, presume una baja en los contagios de Covid-19 y amplia capacidad hospitalaria. Sin embargo, los contagios son tantos como cuando se declaró la fase tres de la pandemia.
La declaratoria vino el martes 21 de abril a través del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, quien anunció el arranque de la fase tres, con la ubicación de los llamados “brotes regionales”, que posteriormente se volverían “indistinguibles” uno del otro, por lo que se consideró que la dispersión del virus ya era de carácter nacional.
Sinaloa hasta el 21 de abril contaba con 521 casos de Covid-19 y se ubicaba como la cuarta entidad federativa con mayor índice de contagios. Ese mes el estado terminó con 864 casos lo que equivale a un promedio de 29 nuevos contagios diarios.
Al mes siguiente, con la jornada nacional de sana distancia en carácter obligatorio y las medidas acrecentadas, Sinaloa dejó un promedio de 70 nuevos contagios diario, es decir, durante ese mes surgieron 2 mil 174 casos, con un repunte de más del 250 por ciento.
Septiembre y la aparente baja no es muy distinta del inicio del apogeo del coronavirus. El sexto mes de la pandemia dejó en Sinaloa más de 2 mil 600 casos del virus y un promedio de 88 nuevos contagios.
Además, los decesos se siguieron contando por encima de 10 diarios, a diferencia de mayo, que reportó un promedio de 11 muertes al día en el estado, septiembre deja uno de 13 fallecimientos, aunque estos todos son casos rezagados.
La diferencia entre ambos meses es la movilidad. En mayo prácticamente todas las actividades estaban restringidas y sin embargo el crecimiento en los nuevos contagios dejó números que obligaron a la autoridad de salud a aumentar la capacidad hospitalaria casi a 100 por ciento.
Y septiembre, con cifras muy similares y prácticamente todas las actividades reactivadas. El ejemplo se dio el último fin de semana de ese mes con el evento llamado “el Cosalazo”.
Ahí, cientos de personas a bordo de vehículos 4×4 recorrieron la zona y culminaron en un festejo masivo. El municipio culminó septiembre con absolutamente ningún caso de Covid-19, apenas tres decesos en poco más de seis meses de contingencia.
En Vado Hondo, Cosalá, los vehículos ATV (todo terreno por sus siglas en inglés) tuvieron actividad del 24 al 27 de septiembre. A pesar de la cancelación oficial del evento por parte de la promotora “Cosalazo ATV”, comenzaron a circular invitaciones por redes sociales, al grado que el evento se realizó con la estimación de alrededor de 3 mil personas.
Y la autoridad de salud en el estado prevé que debido a esta actividad el rebrote de casos, sobre todo en la capital, se dé debido a la gran afluencia del evento y la ausencia de protocolos de seguridad como el uso de cubre bocas y la ausencia de la sana distancia.
En donde no cesa el virus
La incidencia a la baja sí se ha dado. La comparación ejercida por la autoridad son los meses de junio y julio en que los casos superaban los 110 contagios diarios y una capacidad hospitalaria precarizada.
Sin embargo, esta tendencia no baja del todo al menos en Culiacán. La capital del estado por sí sola acumuló casi el 43 por ciento de los casos originados durante septiembre.
Si se compara el recién culminado mes con mayo (el principio de la fase tres en Sinaloa), Culiacán acumuló mil 126 casos contra 846 y a nivel estatal se contabilizaron 2 mil 630 contra 2 mil 174 casos.
Otro dato que alarma respecto a la capital del estado es la acumulación de decesos. Durante mayo en Culiacán la Secretaría de Salud registró 327 contra 396. La diferencia puede no parecer muy grande se trata únicamente de los casos dados a conocer por la autoridad.
La capacidad hospitalaria
Al 30 de mayo la situación de la capacidad hospitalaria en Sinaloa era alarmante. De las 724 “camas covid” habilitadas para pacientes contagiados se tenían ocupadas 507 de ellas. La reconversión hospitalaria comenzó en los cuatro municipios más grandes (Culiacán, Mazatlán, Ahome y Guasave).
Esa fecha era de máxima alerta y máxima cantidad de contagios. Pero en septiembre la situación cambió. Al día último se tenían ocupadas 378 camas de las mil 417 dispuestas por la Secretaría de Salud y hospitales federales en Sinaloa.
La diferencia es de 129 pacientes menos que en mayo, fecha en que comenzaba el contagio máximo en la entidad. Sin embargo, los casi 400 espacios ocupados durante septiembre en Sinaloa, 204 de ellos están en Culiacán, mientras que en mayo eran 267.
La diferencia la brinda que en municipios vecinos los contagios comenzaron a bajar. Muchos pacientes de áreas como Salvador Alvarado, Navolato o Mocorito, por citar algunos, eran internados en la capital sinaloense.
El dato lo ilustra el promedio diario en casos activos. En Sinaloa durante mayo esa cifra era de 651 pacientes activos mientras que en septiembre la cifra baja a 600, sin embargo, de esa cantidad Culiacán acapara prácticamente poco más de la tercera parte.
Y mientras el estado es reportado con semáforo amarillo, la capital que concentra a más de una tercera parte de la población aún mantiene índices altos tanto en nuevos contagios como en decesos. El coronavirus no quiere dejar Culiacán.
Artículo publicado el 04 de octubre de 2020 en la edición 923 del semanario Ríodoce.
