El secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez, anticipó que si bien para 2021 se espera un repunte de la economía, el escenario será peor que en 2018 y 2019, porque “ya no habrá guardaditos” y, aunque no se contrate nueva deuda, ésta se incrementará entre 10 y 17 puntos del PIB por efecto del tipo de cambio.
Según la publicación del diario La Jornada, señala que entre este año y el próximo, México vivirá la crisis más fuerte desde 1932; es casi el peor momento económico para el país en el último siglo.
En su presentación, ayer, ante los diputados de Morena y, en un audio del cual se obtuvo una copia, Herrera Gutiérrez manifestó que ese contexto obligará a enviar un paquete económico, a más tardar el 8 de septiembre, muy cuidadoso, muy prudente, muy responsable y que requerirá la comprensión y solidaridad de muchos, porque habrá menos recursos en el presupuesto que este año y, cuando menos, dos años fiscales anteriores.
Así, llamó a aprender a vivir con el Covid y empezar a ajustar la economía y las finanzas para no entrar en un paro, y anunció que se mantendrá el enfoque del gasto en la política social del Presidente.
Refirió que el primer trimestre pasó prácticamente fuera de la pandemia, pero en el segundo la economía cayó 18.7 por ciento, y hay indicios de recuperación para el tercero y cuarto ciclos, que podría hacer cerrar el año con una caída de 7.4 por ciento del PIB, la más fuerte desde las crisis de 1932, 1994 y 2009, y que la cifra se precisará cuando entregue el paquete económico 2021 a la Cámara.
Sin embargo, acotó, “esta caída, no importa dónde pongamos el número cuando lo refinemos, cuando lo tengamos preciso, será superior al de la crisis financiera global y superior a la de 1995”.
El titular de Hacienda adelantó que para el próximo año el país vivirá circunstancias todavía muy especiales porque, si bien se espera que en 2021 se produzca y aplique una vacuna contra el coronavirus, el escenario más optimista es que ello ocurra entre los primeros seis o siete meses.
“Vamos a tener que convivir con el Covid el próximo año y, por lo tanto, la economía operará en condiciones distintas a la que está acostumbrada”, señaló.
Esto es, expuso, los restaurantes sólo podrán dar servicio a 30 o 35 por ciento de su capacidad, aunque más gente quiera ir; los negocios, las empresas y las fábricas tendrán que poner distancia entre sus trabajadores y la economía no llegará a todo su potencial.
“Esperamos que sí habrá un rebote, pero no el que habría con una reapertura tal para utilizar la totalidad del potencial humano, de capital y las fábricas, sino que será restringido”, indicó.
A ello se añade que, aunque la decisión sea no contraer más deuda pública, su valuación sí cambiará por el componente en dólares, entonces, no vamos a tener espacio para pedir más, y vamos a tener que poner a la economía en una trayectoria descendente.
En el panorama que presentó a los diputados de Morena, señaló que este año el impacto de la pandemia en la actividad productiva fue brutal, “pero teníamos amortiguadores para absorber ese impacto: las coberturas del precio del petróleo, y aunque las hagamos hoy, serán casi 22 por ciento menores; teníamos fondos para choques de ese tipo, el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios y el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas. La mayor parte van a ser utilizados este año y no nos dará espacio, no vamos a tener el año que entra ese colchón ni un conjunto de guardaditos que había por todos lados, fundamentalmente en fideicomisos y, ante esta experiencia traumática (de la pandemia), había que utilizarlos, definitivamente”.
Explicó que en 2021 se utilizarán tres amortiguadores: impulsar la economía donde ha tenido un mayor impacto positivo, como los programas sociales del presidente Andrés Manuel López Obrador, “que terminaron siendo una especie de colchón muy importante, socialmente útiles”; acelerar los proyectos de infraestructura pública, con prioridad en los que ya están listos para iniciar, hacer contratación de personas y adquirir insumos, así como aprovechar el impulso que hay con el T-MEC y otros acuerdos comerciales”. (La Jornada)