De ejemplo de valor y nobleza para los policías, a acusado de asesinato de las dos jóvenes de Tamazula, Durango
El comandante Níquel pasó de ser un ejemplo de valor, nobleza y dignificador de la labor policial, a estar acusado de intentar simular un tiroteo para justificar el asesinato de dos muchachas.
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Hace un año, el comandante del grupo Elite de la Policía Estatal Preventiva fue condecorado con el “Corazón Púrpura” y hasta el jueves tenía orden de aprehensión, pero ese día se presentó de manera voluntaria ante la Jueza de Control.
Intentó simular que Andrea, de 20 años, y Carolina, de 18, murieron en un enfrentamiento y proteger a los cuatro agentes que dispararon sin motivo al vehículo en el que circulaban las víctimas.
El montaje fue la madrugada del pasado 27 de febrero en el templete de la presa Sanalona.
Uno de los policías que disparó, Joel Noé, está detenido; los otros tres tienen órdenes de aprehensión.
El año pasado, Carlos Alberto “C”, conocido como Níquel, estaba en la cama de una clínica con balazos en la pierna derecha y en el hombro.
La noche del 18 de diciembre de 2018 hombres armados lo emboscaron cuando circulaba en su vehículo y dispararon con fusiles AK 47, AR 15 y pistolas 9 milímetros.
El agente se dirigía a su casa después de terminar su turno, y al llegar a El Ranchito lo atacaron.
El comandante alcanzó a repeler la agresión pero se salió del camino y chocó contra un árbol.
Días después, el 11 de enero de 2019, fue condecorado con el “Corazón Púrpura” que simboliza el honor y valor que muestran los agentes.
La presea la recibió en el hospital de manos de Daniel Gutiérrez Moore, coordinador de la campaña “Soy Policía” de la organización Construyendo Espacios para la Paz, y del subsecretario de Seguridad Pública, Carlos Alberto Hernández Leyva.
“Por arriesgar su vida por nosotros, una acción de valor y nobleza que dignifica la profesión de Ser Policía, por regresar la confianza a los ciudadanos y motivarnos para continuar Construyendo Paz en Culiacán para nuestras Familias en Sinaloa. Gracias por inspirar a nuestras próximas generaciones de Policías, por su valor y compromiso por servir a la sociedad sinaloense”, señala el galardón.
El subsecretario, Hernández Leyva, le dijo: “honor y valor, dos virtudes que desde tu proceso formativo que has tenido como policía son valores axiológicos que debemos tener no solamente como parte de la corporación sino como ciudadanos, un reconocimiento bien merecido por todo tu mérito y todo tu sacrificio. Yo quiero que hagas esto extensivo a tu familia, es también para ellos, para que puedan ver que es gracias a tu esfuerzo”.
La nueva realidad
El jueves pasado, Niquel se presentó ante la Jueza de Control, Dulce María Villegas Soto, con una suspensión concedida en un juicio de amparo para que no le ejecutaran la orden de aprehensión.
El comandante está acusado del delito de encubrimiento por favorecimiento en contra de la procuración de justicia.
Según la Fiscalía, tras la agresión de Andrea y Carolina, el comandante colocó dos casquillos en el vehículo que atacaron, contaminó con plomo las manos de las víctimas para que pareciera que dispararon, inventó la historia del tiroteo y del quinto tripulante que se dio a la fuga y puso una pistola en el monte por dónde supuestamente escapó esta persona.
Las jóvenes originarias de Tamazula, viajaban en un vehículo Honda Accord. Andrea de copiloto, Julio César de chofer, Ana Carolina y Dulce en el asiento trasero.
El grupo de 30 agentes circulaba en un convoy de cinco patrullas y un vehículo blindado por la zona del templete en la presa Sanalona.
El Informe Policial señala que a las 2:00 horas, desde el Accord dispararon a los agentes y ellos repelieron la agresión.
Los agentes Alfredo “D”, Luis Antonio “B”, Joel Noé “M” e Ismael “A”, accionaron sus armas y dieron 22 balazos al vehículo.
Una bala alcanzó la cabeza de Ana Carolina y quedó muerta en el asiento trasero; y otra la espalda de Andrea, quien fue trasladada a la Cruz Roja donde murió.
Dulce y Julio resultaron ilesos pero quedaron detenidos.
Otro hombre, según el informe, se dio a la fuga por entre el monte. En su ruta de escape hallaron una pistola y dentro del vehículo dos casquillos.
La mañana de ese día, el Secretario de Seguridad Pública, Cristóbal Castañeda Camarillo, dijo que los agentes habían repelido la agresión y que los detenidos estaban a disposición del Ministerio Público junto con el arma.
En las investigaciones, la Fiscalía General del Estado reconstruyó lo que pasó basándose en declaraciones de agentes que circulaban en el convoy, testigos que se encontraban en el templete de la presa y peritajes.
Con los testimonios se pudo establecer que la agresión no ocurrió a las 2:00 horas, sino entre las 0:30 y 1:00 horas; y que los agentes dispararon al Accord sin motivo alguno.
Los peritos establecieron, por diversos indicios, que en el vehículo viajaban solo cuatro personas, por lo que se descartó la existencia del hombre que según los agentes se dio a la fuga.
Además, determinaron que la pistola atribuida al que escapó, la habían sembrado, al igual que dos casquillos dentro del vehículo; y a las víctimas les pusieron pólvora en las manos; el peritaje arrojó que tenían plomo en exceso.
Con el análisis de los 23 casquillos hallados en el lugar, establecieron cuáles eran las armas que los habían disparado y a quién estaban asignadas.
Ismael disparó 18 balazos, Alfredo tres, Luis Antonio uno y Joel, el único detenido, uno.
Al analizar las armas los peritos se percataron que las habían limpiado por lo que dieron negativo a disparos recientes.
Los detenidos, Dulce y Julio, nunca fueron puestos a disposición del Ministerio Público.
Después de la agresión los subieron en el vehículo blindado y los trajeron dando vueltas y nueve horas después los llevaron a la Agencia del Ministerio Público pero el Fiscal se negó a recibirlos por que la detención fue arbitraria, los tuvieron incomunicados, no les leyeron la cartilla de derechos, hubo retención prolongada y no los pusieron a disposición de manera inmediata.
Después, los llevaron al Tribunal de Barandilla con un informe que decía que los habían detenido a las 10:15 horas ingiriendo bebidas alcohólicas y escandalizando en la vía pública.
Solo un detenido
La Fiscalía General del Estado obtuvo cuatro órdenes de aprehensión contra los agentes que dispararon y una contra el comandante Niquel.
Joel Noé, el único detenido, está acusado de los delitos de homicidio calificado, homicidio calificado en grado de tentativa, abuso de autoridad, encubrimiento por favorecimiento y cometidos por servidores públicos.
El lunes pasado fue vinculado a proceso penal en el Centro de Justicia de Culiacán.
“Lo único que quiero decir es que andaba chambeando, éramos muchos. Escuchamos disparos, pero yo nunca apunté al vehículo, nunca disparé a las muchachas”, declaró durante la audiencia inicial.
Joel Noé es un joven esmirriado de 25 años, originario de Bachoco, en Navolato, que apenas tenía tres meses de haber ingresado a la PEP.
Su grado de participación en el homicidio es indeterminado debido a que no se ha establecido cuál de las armas disparó las balas que alcanzaron a las muchachas.
El comandante Niquel llegó el jueves al Centro de Justicia cojeando de la pierna derecha como secuela de los balazos que recibió en diciembre de 2018 para escuchar la imputación pero la audiencia se difirió.
El abogado defensor dijo que recibió la copia del expediente de mil fojas antes de entrar a la sala y no estaba en condiciones para llevar una defensa adecuada por lo que la Jueza fijó la audiencia para el martes de esta semana.
Artículo publicado el 15 de marzo de 2020 en la edición 894 del semanario Ríodoce.
