Camilo Valenzuela Fierro es la historia misma de la izquierda mexicana en el último medio siglo, desde los 60 a la fecha. En la lucha armada, como guerrillero; y en la lucha política, como legislador y dirigente partidista. Orador nato, puede pasar horas y horas en un debate, discutiendo, o simplemente hablando. Pronto cumplirá 73 años y está en un nuevo proyecto: un partido de izquierda, porque en México actualmente no hay ninguno. Se llamará PAIS, Partido Amplio de la Izquierda Social.
Él mismo se hace la pregunta:
“¿Se necesita un partido de izquierda? Y la respuesta es sí. Uno, porque no hay un partido de izquierda. Entendiendo un partido cuya identidad principal sea con el mundo del trabajo. Y también la idea de una práctica democrático-participativa. No vertical, ni centralista. Nos preguntan si es un partido opuesto a Morena. Decimos que no: Somos un partido a la izquierda de Morena. Pero nos ubicamos dentro del campo progresista, patriótico, popular”.
Camilo Valenzuela hace una detallada relación de la vida político-electoral en México. Su visión y argumentos rompen con dos premisas que se repiten constantemente desde hace una década: los ciudadanos no se interesan en la política y los partidos están desprestigiados.
“En el país hay una masa creciente de ciudadanía interesada en la política. Eso se expresó el primero de julio. De hecho desde el 88 la gente ha hecho de la disputa [política] la vía para sacudirse de los gobiernos entreguistas y antipopulares… Lo mismo en 2006 y ahora el 18. Hay una masa ciudadana, pluri-clasista, que está metida en la idea del cambio, que está inconforme con muchas cosas, que no tiene espacios de discusión, de información”.
La segunda afirmación que se repite es el desprestigio de los partidos:
“Ha sido parte de una campaña muy ligada a este periodo neoliberal de desprestigiar a la política. Porque si alejas a la gente de la política, la alejas del ámbito donde puede rescatar su país, su gobierno, y a imponer políticas a favor de los intereses sociales y nacionales”.
Falsas izquierdas
—¿De acuerdo a lo que dices no hay en estos momentos un partido de izquierda en el país?
—No hay un partido de izquierda. Hay aparatos político-electorales que se dicen de izquierda. Pero un partido político de izquierda supone instancias colectivas, supone una vida interna donde hay información, hay debate. Supone decisiones participativas de la gente, no decisiones verticales. Un partido de izquierda sin democracia, sin formación, sin debates, sin prioridad de tareas no de aspiraciones, no es de izquierda.
—¿El PRD no es de izquierda?
—Fue un partido de una gran riqueza, fue deviniendo en un aparato puramente electoral. Donde la aspiración al puesto y obtener privilegios se fue convirtiendo en lo dominante. Y se nos conformó una casta aburguesada que hasta cambió de formas de vida. Hay nuevos ricos en el PRD.
Camilo Valenzuela buscó en cuatro ocasiones la dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática. En 2007 planteó que el PRD necesitaba un líder “que haya demostrado con hechos no ser opositor ni subordinado” a López Obrador. De nuevo no logró ganar, y un par de años después estaría fuera del partido que fundó en 1988-1989.
Morena y Amlovich
Para Camilo Valenzuela el futuro de la 4T depende de la masa ciudadana que respalde al Presidente López Obrador.
“En el país hay dos bloques de lucha. Un bloque que busca restaurar el rumbo neoliberal con la hegemonía del gran capital… El otro campo es el que busca sacar al país del desastre y la barbarie que se hundió. Y tratar de sanear un aparato de Estado, no solo de gobierno, podrido por la corrupción y la impunidad que se promovió para hacer del Estado un instrumento de la mafia del poder, como dice Amlovich“.
Nació en Guasave, Sinaloa, en 1946, y después de ser líder estudiantil en Culiacán se pasó a la guerrilla. Estuvo preso en cuatro ocasiones, unas veces por meses y otras por años. Llegó al Congreso de la Unión apenas se dio la reforma política que sacaba de la clandestinidad a las expresiones comunistas y socialistas. Fue diputado federal en 1985 y en 1991.
“No somos anti-Morena. Desearíamos que Morena logre reorganizarse como un partido con instancias colectivas, bases organizadas, con métodos no centralistas ni verticales. Sería muy sano para el país. No es fácil esa transformación. Buscar como tarea principal elevar el nivel de lucha y organización participativa ciudadano-popular. Sin ese factor no hay cuarta transformación. Incluso no se podrán combatir los abusos y costumbres que se heredan de la cultura política dominante en este país.”
Futurismo
Pero la 4T, como antaño, también juega al futurismo, dice Camilo Valenzuela. Están pensando en qué hacen para posicionarse y sumar partidarios en las precandidaturas estatales o municipales.
—¿Así ves a Rocha, a Imelda, al Químico?
—A todas y todos los que están haciendo futurismo. Eso es la misma cultura política priista, panista, de las élites perredistas. Deberían estar discutiendo cuáles son las tareas para que la cuarta transformación avance.
—¿No se ve ese cambio de conducta entonces?
—Hay cambios, hay un combate a la corrupción, pero lo está llevando a cabo con un aparato de gobierno viejo. Cómo cambias ese aparato de gobierno, es un tema que no se hace solo desde arriba… No es cierto que la corrupción se va a superar solo con el ejemplo del Presidente. Sin la participación ciudadano-popular y el combate a los vicios que se expresan en todos los ámbitos de gobierno, muchos de ellos adentro de grupos de poder que están ahí no avanzamos. A un año del primero de julio es un buen momento para evaluar, más allá de las circunstancias, yendo a los factores de fondo de los que depende la transformación.
Artículo publicado el 2 de junio de 2019 en la edición 853 del semanario Ríodoce.
