La execrable ausencia de los partidos en la ‘2a Jornada Malayerba’

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Empezamos a planear la segunda jornada —que luego Dante Aguilera (no Alighieri) llamó “Malayerba”— como dos meses antes del 15 de mayo. Poco tiempo pero explicable porque no somos tan organizados, nunca lo hemos sido y más bien parece que rendimos culto a la improvisación. Nos reunimos primero dos y luego tres y luego cuatro. Y terminamos ocho o diez tomando café como veladores y viendo cómo iban las cosas. Hacíamos recuentos, delegábamos eventos, tachábamos opciones, palomeábamos… Al final, la segunda jornada por la justicia a Javier Valdez, fue un éxito. Logramos la concurrencia de organizaciones internacionales, la integración de muchos jóvenes y sectores, las familias que buscan desaparecidos hasta debajo de las piedras, amigos de Javier y familiares. Todos unidos en un grito. Justicia para Javier Valdez. La exposición gráfica, las mesas, los talleres, la marcha, todo cumplió con nuestras expectativas. El broche de oro fue el manifiesto que logramos consensuar las organizaciones internacionales, las redes de periodistas, varios medios y muchos periodistas en lo particular, para llamar la atención al presidente Andrés Manuel López Obrador sobre las deficiencias del mecanismo de protección para periodistas y defensores de los derechos humanos, los niveles de inseguridad y de impunidad y su propia beligerancia con algunos medios y periodistas.

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Sin embargo, no está de más una reflexión ¿Dónde estaban los partidos en estos tres días? ¿Dónde los empresarios organizados, los abogados, los médicos, la clase política, los diputados locales y federales, los senadores? Asistieron algunos a varios eventos, pero pudimos contarlos con los dedos de una mano. Los eventos estuvieron llenos, pero a la marcha acudió menos gente que el año pasado. Asistencia de calidad, pero numéricamente menos. Y nos resistimos a pensar que la gente está olvidando el crimen de Javier, que a la vuelta de dos años sigue en la impunidad. Y lo peor: que todavía no están señalados él o los autores intelectuales.

Por lo general los legisladores viven en su mundo de privilegio. Los invitan a una cena y van, a una comida con mariscos y cerveza y no fallan. Los invita el gobernador y menos. Se atropellan en la puerta para entrar primero y estar lo más cerca posible del funcionario para salir en la foto. Pero se trata de una marcha para exigir justicia y siempre tienen pretextos para no acudir.

Pero los que no tienen vergüenza ni justificación son los partidos. Javier Valdez se convirtió en una causa. No solo en Sinaloa sino en el país entero y muchos círculos en el mundo. Es una bandera. Pero los partidos no se dan cuenta de eso. No es egoísmo —que también existe en sus dirigentes— sino falta de visión, miopía. Cualquier partido que abrace la causa de “Justicia para Javier Valdez” estaría creciendo moral y socialmente solo por eso. Porque es una causa incontrovertible, justa, humana, urgente… Al morir Javier morimos muchos y el luto es de mucha gente, de la sociedad, esa gente y esa sociedad a la que los partidos acuden pidiéndoles su voto cada vez que hay elecciones ¿Por qué entonces no abrazar esta causa? Pero si les quitan prerrogativas les sale lo combativos. ¿Se han dado cuenta los partidos de la magnitud del crimen que se cometió hace dos años? Creo que no. Y si se dieron cuenta y de todas maneras no se hacen presentes con su exigencia de justicia, la miopía se convierte en estupidez, porque hasta por conveniencia propia deberían de abanderar esta causa.

¿En qué le hubiera afectado a Jesús Valdés acudir a algún evento y expresar su exigencia de que se haga justicia? O publicar un desplegado, citar a una conferencia de prensa ¿Qué le hubiera costado? O a Sebastián Zamudio, del PAN, o a Audómar Ahumada Quintero, del PRD, quien cada semana realiza rueda de prensa.  O a Héctor Melesio Cuen, mover sus huestes del PAS. Creo, al final de cuentas, que les cuesta más quedarse callados.

 

Bola y cadena

Y VÉASE SI NO VALE LA PENA PROTESTAR, si no estamos moralmente obligados a protestar: el 2 de mayo mataron un periodista en Oaxaca, el 9 de mayo un activista en Puebla y el 16 de mayo a otro periodista en Playa del Carmen, Quintana Roo. Es decir, que solo en 15 días han matado a tres personas que debieran estar bajo el resguardo del Mecanismo de Protección. No es gratuito, entonces, que México sea el país más peligroso de América Latina para ejercer el periodismo y uno de los más riesgosos del mundo. Y la sociedad callada.

Sentido contrario

¿ALGUIEN SE SORPRENDE QUE JESÚS VIZCARRA CALDERÓN esté apoyando al candidato de Morena a la gubernatura de Baja California? Tal vez muchos. Ya se había hablado sobre los acercamientos del empresario con el presidente Andrés Manuel López Obrador desde su campaña y hasta se dijo en corrillos políticos que lo había apoyado económicamente. El propio empresario reconoció, antes de la elección del 1 de julio, que se había reunido con el tabasqueño. En enero, ya como presidente, el gobernador Quirino los juntó en Culiacán, durante una visita de Andrés Manuel. Dos cosas hay que apuntar, una, que Jesús Vizcarra es compadre del narcotraficante más poderoso de este país, Ismael el Mayo Zambada. Y si eso no le da comezón al presidente, allá él. La otra es que Vizcarra no da paso sin guarache y si busca acercamientos con el presidente de la república no es por hacer obras de caridad, sino negocios. Ya veremos cuáles son.

Humo negro

PARA REALIZAR LA SEGUNDA JORNADA “MALAYERBA” solicitamos el apoyo de mucha gente y de algunas instituciones. A la Universidad Autónoma de Sinaloa, al Ayuntamiento de Culiacán, al Mecanismo de Protección de Periodistas estatal, a mujeres y hombres que nos tendieron la mano, en nombre de la Comisión de Seguimiento del caso Javier Valdez, un millón de gracias.

 Columna publicada el 19 de mayo de 2019 en la edición 851 del semanario Ríodoce.

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