Suena sorprendente que la fracción del PRI en el Congreso del Estado lance una iniciativa legislativa para que la figura de Síndico Procurador sea para la primera minoría cuando esa propuesta la rechazó en las discusiones que se tuvieron hace 15 años para incluirla en la ley electoral del estado.
Recuerdo que siendo miembro del transformado Consejo Estatal Electoral en Instituto Estatal Electoral, se planteó si esta figura que aparecía en el derecho en la materia sería parte de la planilla de regidores con autonomía para cumplir a cabalidad las tareas de contraloría previstas en la ley, o si esta correspondería a la primera minoría para constituir un verdadero contrapeso en el manejo de los recursos públicos de los municipios.
Se impuso la primera opción y eso significó en términos operativos que llegaran a ese cargo personas con un vínculo estrecho a los alcaldes en turno, que dependieran de sus humores. Así la nueva figura redujo sus funciones constitucionales y reglamentarias a una simple “tapadera” de desvíos y corruptelas, en el mejor de los casos éstas no pasaban de las ocho columnas de los diarios y constituía un sedimento para la irritación pública que se expresó en las urnas el año pasado.
Lo que seguía era mera magia legislativa porque ahí se cerraba el círculo en aquellos penosos intercambios que sostenía la triada PRI-PAN-PAS que aprobaban, sin ir al fondo, cuentas públicas cuestionadas a las que les escurría las aguas de la corrupción.
La sorpresa ha sido con el triunfo del partido Morena, pues la connivencia entre alcaldes y síndicos procuradores, al menos en Culiacán, Mazatlán y Ahome, al parecer ha terminado. Las síndicas procuradoras han decidido cumplir con su función constitucional. Ser un verdadero contralor y supervisar el manejo correcto de los recursos públicos, lo que evidentemente ha derivado en una tensión permanente. Incluso en el caso de Ahome, está en curso una demanda penal contra el alcalde por amenazas.
Entonces, desde el punto de vista operativo la realidad nos ha demostrado que son las personas antes que el diseño institucional per se, el que garantiza la aplicación de las competencias, asignar la figura de síndico procurador a la primera minoría está bien, pero si esta cae en manos de personas inescrupulosas, en un poder para negociar prebendas o solo coaccionar, podríamos estar retrocediendo en el precedente de independencia que están dejando estas mujeres ejemplares.
Cierto, el PRI al proponer esta iniciativa, busca que esta vieja demanda de la oposición sea suya por si en los siguientes comicios se mantiene como primera minoría, ya que eso le permitiría ganar espacios políticos para minar la fuerza de Morena. Una tarea que los alcaldes morenistas están haciendo lastimosamente por su particular estilo de gobernar abusivo, autoritario y patrimonialista.
La fracción del PRI más que estar solo pensando en minar los caminos a Morena —sobre todo que no veo como pueda pasar la iniciativa en el Congreso del Estado—, debería estar trabajando en dos líneas políticas: En su refundación cualquier cosa que esto signifique y aprender del trabajo a ras de tierra que hace su gobernador, que es quien verdaderamente está sembrando esperanza para el 2021. La experiencia legislativa enseña que el mejor momento para realizar reformas electorales es cuando hay grandes acuerdos entre las fuerzas políticas representadas o cuando hay necesidades urgentes de colaboración.
Hoy no es un momento para los grandes pactos inter-partidarios y eso es visible en la tensión que ha generado la agenda legislativa de Morena y que el líder de la fracción priista le ha puesto cualquier cantidad de calificativos para el consumo mediático, pero nada más, sin un efecto político consistente, de tal suerte que la agenda va adelante con el fin de restar poder al gobernador y eso hay que entender que el morenismo, aun con todas sus limitaciones argumentativas y discursivas que tienen sus diputados, va adelante porque han entendido que es el único activo sólido que tiene el PRI y en la medida en que lo minen, los beneficios electorales pueden ser mayores.
Aunque claro todo tiene un costo, por más que se hable de las buenas maneras que estuvieron presentes entre el gobernador y la líder del Congreso del Estado.
Así que, a simple vista, no quedaría más que la colaboración en asuntos extraordinariamente mediáticos, hacer política de oposición pensando en lo que beneficia al estado, y ahí están las solicitudes de juicio político al alcalde ahomense o la reforma a la ley orgánica de la UAS, que muchos estamos esperando y lo peor que pueden hacer es ir en contra por posibles alianzas políticas.
En definitiva, como diría el clásico priista, la coyuntura obliga hacer política, mucha política y no perder el tiempo en iniciativas sin futuro.
Artículo publicado el 28 de abril de 2019 en la edición 848 del semanario Ríodoce.