Soy vecino de la Escuela Primaria Benito Juárez ubicada en el Centro Histórico de Mazatlán y amigo de Faustino López Osuna, compositor y creador del Himno del Estado de Sinaloa y ambas coincidencias me remiten inevitablemente a este nuevo desaparecido cívico.
Cuando en 2012 se sometió a concurso nacional el himno y se integró un jurado ad hoc avalado por Conaculta, la convocatoria recibió varias propuestas de compositores y éstas fueron cuidadosamente revisadas tanto por el contenido, como por la rima y la métrica.
Se buscaba que fuera un himno digno de la historia, el presente y el potencial de Sinaloa, que cada uno de los sinaloenses se sintiera orgulloso al escucharlo, y los niños y niñas especialmente, encontraran identidad cultural en un medio cargado de violencia y desapego a los valores de la patria.
Luego de revisar detenidamente las propuestas fue seleccionado el de Faustino López Osuna, quien hizo la letra y la música y el 22 de abril de 2013 el gobernador Mario López Valdez emitió el decreto correspondiente y en un acto formal, se le entregó el premio en metálico y el mayor reconocimiento para cualquier creador que es la promesa de difundirlo.
La OSSLA lo musicalizó y se grabó excelentemente la obra musical de manera que el creador como los miembros del Jurado quedaron muy satisfechos y en el acto formal se escuchó el himno en la sede del Congreso del Estado.
Ese CD con el himno se envió a todas las escuelas primarias del estado y se escuchó el lunes siguiente en los honores a la bandera donde se cantó en primer lugar el himno nacional y posteriormente el de Sinaloa, haciendo una mancuerna estupenda —yo, cómo vecino de una escuela lo agradecía, cuando escuchaba a las niñas y niños cantarlo la mañana de los lunes.
De este último, recupero la letra de una estrofa y el coro:
Estrofa I:
Sinaloa, la Patria te llama
al trabajo fecundo y creador,
con tu nombre mi pecho se inflama
de cariño, respeto y amor.
Vienes de un venturoso pasado,
tu futuro es de prosperidad,
en la paz se construye el Estado
en la unión la solidaridad.
Coro:
Sinaloa, en tu tierra bendita
once ríos el cielo formó,
en mis venas tu sangre palpita
tu nobleza en mi ser se fundió.
(…)
Sin embargo, esta historia que debería tener un final feliz, no la tuvo por razones todavía desconocidas; durante el gobierno de Malova se escuchó en las escuelas primarias, y a los meses de entrar el nuevo gobierno se suspendió sin mayores explicaciones y sin que repararan en ello los medios de comunicación, así que no lo volví a escuchar más entre las niñas y niños de los diferentes planteles educativos.
Le pregunté a Faustino López qué había sucedido y no tenía una explicación, evitaba por prudencia especular sobre las razones de la desaparición del himno de sus desvelos; no insistí, pero por la amistad que le profeso y porque me parece una injusticia que un himno concursado y premiado haya sido enlatado y deje a los cientos de miles de niños sin ese símbolo de identidad de un pueblo al que le faltan elementos cívicos y de patriotismo, pregunto:
¿Quién dio la orden de que ya no se cantara el himno en las escuelas y los actos cívicos? ¿Cuáles son las “razones” de esta expresión de incultura y falta de civismo? ¿Acaso detrás de la cancelación estuvo el SNTE, la SEPyC?, de lo que sí estamos seguros es que se ha refrendado con la llegada del nuevo secretario de educación, quien seguramente no se ha enterado y menos se ha tomado la molestia por reactivarlo. Y si no es a él: ¿A quién corresponde tomar la decisión para que se reactive la presentación en los honores patrios y cívicos? ¿O de plano es una decisión tomada y el himno de López Osuna pasa a ser un desaparecido más en el estado?
Estas y otras preguntas se desprenden de la ausencia del himno sinaloense, y es una tarea que todos los interesados institucionales y personales debemos exigir una explicación de lo sucedido y su reactivación inmediata.
Sin él, no es la misma escuela vecina, falta la sinfonía de voces infantiles cantándole fuerte a Sinaloa y sus once ríos.
Artículo de opinión publicado el 13 de enero de 2019 en la edición 833 del semanario Ríodoce.