No existe una sola garantía de que Quirino Ordaz haya abandonado la idea de consumar las reformas constitucionales que buscan restarle facultades a la próxima mayoría de Morena en el Congreso de Sinaloa. Con la aprobación de reformas similares en Sonora, cuando la misma Claudia Pavlovich había anunciado que darían reversa a la propuesta, lo que podría pensarse es lo contrario: en cualquier momento podría reactivar el proceso legislativo y aprobarlas. Además, otros gobernadores del país han apresurado reformas para protegerse ante la llegada de una mayoría distinta a la suya en el legislativo.
El gobernador mantiene encendida una llama fuerte ahí. Las iniciativas siguen activas aunque los diputados anden de vacaciones, volverán pronto y en cualquier momento pueden citar a un periodo extraordinario para votar esas reformas, mandarlas a los cabildos y publicarlas en el periódico oficial. Consumatum est, o en buen español del doctor Zipper, este arroz ya se coció.
Por ahora nada impide al gobernador reactivar las reformas. El trabajo interno en el Congreso está hecho, los votos necesarios para alcanzar la mayoría calificada fueron negociados ya —o comprados, diría el aun panista Roberto Cruz—, hay tiempo para continuar con el proceso para el aval de los Ayuntamientos. Y más todavía, Quirino Ordaz siempre se deslindó de las reformas esas, alegando que se trataba de un tema del Congreso donde el Ejecutivo no tiene injerencia, bien en cuanto a las formas, pero erróneo en cuanto a las realidades.
Morena no podría revertir esas reformas el asumir funciones. Primero tendría que construir la mayoría calificada, que podría alcanzar con sus aliados PT y PES, pero que no serán una alianza automática; y segundo porque no le alcanzan los cabildos. Por lo tanto, esa no es la ruta.
Los pronunciamientos de Olga Sánchez Cordero, la próxima Secretaria de Gobernación de AMLO, donde asegura que se dará la batalla legal para detener esos intentos estatales por restarle facultades a las mayorías obtenidas en la urnas, son solo posicionamientos políticos o recomendaciones de una experta en jurisprudencia. El camino para revertir una reforma Constitucional es complejo por cualquiera de sus rutas. Se necesitaría que la PGR interpusiera un recurso de inconstitucionalidad, porque de acuerdo a sus valoraciones esos preceptos estatales reformados vulneran el pacto federal, o que diputados locales recurran a la Suprema Corte con un recurso de inconstitucionalidad, pero requieren un número de diputados locales que al menos en Sonora no podrán lograr. Esos dos caminos están cerrados.
Margen de error
(Otra llama) Junto a la llama que se mantiene encendida en el Congreso hay otra, una alejada de la mirada pública, por eso la llama es doble. Los operadores políticos del gobierno estatal encontraron desde hace mucho tiempo el punto débil de la alianza lopezobradorista. Se llama Leobardo Alcántara, el dirigente del Partido del Trabajo en Sinaloa.
PT y Alcántara Martínez son un factor clave en la composición de la próxima legislatura. Colgados de la ola alcanzaron cinco escaños locales, una fracción que jamás habían tenido, y con la desaparición de Encuentro Social está Alcántara buscando sumar a los cinco diputados del PES y convertirse en la segunda fracción en el Congreso, por encima del PRI incluso. Y aunque públicamente el dirigente petista repite que son 10, y se infla cada vez mas, en la realidad ninguno del PES, hasta ahora, está en una definición absoluta.
Con cinco o con 10 Alcántara Martínez está empoderado. Aunque aun sus cinco que tienen la constancia de mayoría como diputados del PT y con quienes busca integrar la fracción empezaron las divisiones. A tal punto, que se encuentra en un momento que ni los cinco iniciales podrían continuar con él, pero con el apoyo que tiene desde el gobierno estatal podría a su vez seguir sumando. Nada está aun claro.
Leobardo Alcántara Martínez fue candidato a la gubernatura en 2016 y no llegó a 10 mil votos, fue el peor resultado en aquella contienda donde Quirino Ordaz resultó electo, incluso por debajo de Mony Rocha, del PES. Lo primero que se le discutió a Alcántara fue el arraigo. No nació en Sinaloa, y no tiene ningún vínculo, excepto haber sido enviado por el Comité Nacional del PT. Acá ya fue diputado local y candidato a gobernador sin campaña.
Mirilla
(El PES) En este momento la mirilla está puesta en esos cinco diputados de Encuentro Social. Huérfanos, inexpertos en política, desconocidos, pero del rumbo que tomen dependerán muchas de las definiciones.
Por eso Leobardo Alcántara vocifera que a ellos acoge en su fracción. Pero ellos ni han sido consultados.
Primera cita
(Mezcla-emulsión) López Obrador armó una alianza donde todo tenía espacio. La contienda parecía tan complicada que se convenció de que ninguna suma le restaría nada. Se le criticó, se le cuestionó, pero así se mantuvo. Que si Bartlett, que si Napito, que si la ultraderecha de Encuentro Social, que si la izquierda que favorece a norcorea del PT. Ninguno importaba.
Esa mezcla o emulsión es ahora el gobierno de AMLO, y su extensión en gobiernos estatales, municipales y los congresos del país. Nadie puede anticipar qué sucederá (PUNTO)
Columna publicada el 12 de agosto de 2018 en el edición 811 del semanario Ríodoce.