Al colectivo de mujeres periodistas de Mazatlán
Javier Valdez solía decir entre sus amigos y colegas, en uno y otro set de televisión, en una y otra cabina de radio, en una y otra conferencia, en una y otra universidad, recordarlo en las redes sociales, en uno y en otro país, en una y otra audiencia, que al periodismo mexicano le faltaba el acompañamiento de la sociedad.
Pero esa frase va mucho más allá. Siendo justos con la realidad cotidiana, a los profesores y estudiantes, a las mujeres y sus hijos, a los médicos, comerciantes y taxistas, a los políticos y funcionarios públicos, a los sacerdotes y su clerecía que todos los días son agredidos, les falta también el acompañamiento de la sociedad.
Y es que todos los sectores han sido agraviados, y a todos ellos, paradójicamente les sobrevive la indiferencia de los demás porque está la salida que recogemos de la nota roja de que si a fulano o zutano le tocó esta vez fue por algo, en algo andaba, las cosas no llegan de la nada, y ahí vamos con ello como país.
Y con estas explicaciones fáciles, convenencieras, claudicantes, mucha gente suele dar vuelta a la hoja cotidiana, seguir la vida hasta que más pronto que tarde ocurre otro evento y quizá entonces matice la explicación, pero sostiene lo esencial: Algo hizo.
Martín Niemöller escribió el poema Ellos vinieron que luego fue atribuido a Bertolt Brecht, el gran dramaturgo alemán, asesinado por los nazis por su militancia comunista, y explica en fragmentos de hiperrealismo la indiferencia del ser humano ante la desgracia colectiva, con una gran luz para estos tiempos de “sálvese quien pueda”:
“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío,
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mí,
no había nadie más que pudiera protestar”.
En el fondo de la expresión de Javier Valdez estaba esta metáfora del miedo que invade todo y a todos, pero también que explica que muy a pesar de las muertes que se apilan todos los días, hay periodistas que están narrando las historias cotidianas. Esas que escribía en la columna Malayerba de Ríodoce y se explayaba en sus libros testimoniales donde daba voz a los que no la tienen. No fue casual el reconocimiento que le hacen las mujeres que integran el grupo Las Rastreadoras que ante la ausencia de gobierno van con pala y pico en mano escarbando los montes, buscando alguna evidencia sobre el destino del esposo, el padre o la madre, el hijo o la hija.
Justamente, los actos conmemorativos de Ríodoce dieron cuenta de ello, atrajeron lo mejor del periodismo nacional y pusieron sobre la mesa los trabajos de investigación que están destinados a sacudir la conciencia de los indiferentes, animar a salir, a decir lo que no nos gusta y ofrecer alternativas de convivencia.
Bien lo dijo Carmen Aristegui en su conferencia que denominó “La democracia simulada”, que le causó alegría que los actos político-culturales en memoria de Javier Valdez empezaran con un torneo de ajedrez y una lectura de poesía, ya que eso significaba crear otra mentalidad frente a un entorno agobiante y exasperante como el que se vive en el país, pero especialmente en Culiacán.
Sin embargo, también estuvo como parte de este homenaje a la memoria el que se hizo desde el periodismo y la investigación de los abusos del poder. No podían faltar quienes hicieron y dieron visibilidad a los casos ignominiosos y a los protagonistas de La Casa Blanca y La Estafa Maestra, que exhibieron con toda precisión cómo se tejió cada uno de ellos y las resistencias del poder para que las historias se conocieran.
No obstante, como vivimos en el “país donde no pasa nada”, y pasa de todo, la exhibición y hasta la premiación de este tipo de investigaciones periodísticas no son capaces de provocar cambios en las instituciones, por aquello que Javier remachaba una y otra vez: al periodismo le falta el acompañamiento de la sociedad. No por siempre.
Artículo de opinión publicado el 20 de mayo de 2018 en la edición 799 del semanario Ríodoce.