El escritor nicaragüense, Sergio Ramírez, recibió este lunes el Premio Cervantes de Literatura en manos del Rey Felipe VI en la Universidad de Alcalá de Henares, en España. Durante su discurso, el autor de Castigo divino, dedicó el galardón a la “memoria de los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y democracia”.

Ramírez, quien fue anunciado como ganador en noviembre de 2017, reconoció a los “miles de jóvenes que siguen luchando sin más armas que sus ideales porque el país vuelva a ser República”, de acuerdo a El País.

El mensaje del escritor y también ex vicepresidente de Nicaragua, fue en respuesta a las acciones del gobierno de Daniel Ortega para reprimir las protestas contra la reforma de la Seguridad Social decretada la semana pasada.

A pesar de que la reforma ya ha sido derogada, al menos 30 personas murieron en los enfrentamientos entre los manifestantes y los cuerpos de seguridad.

“Como novelista no puedo ignorar la anormalidad constante de las ocurrencias de la realidad en que vivo, tan desconcertantes y tornadizas, y no pocas veces tan trágicas pero siempre seductoras”, señaló Ramírez, de 75 años, “cerrar los ojos es traicionar al oficio”.

Ramírez fue reconocido por su impecable reflejo de la vida cotidiana en una gran variedad de géneros literarios, desde el cuento hasta las novelas periodísticas, con lo cual se convirtió en el primer nicaragüense y centroamericano en recibir el Premio Cervantes.

“Un escritor fiel a un credo oficial, a un sistema, a un pensamiento único, no puede participar de esa aventura contradictoria y cambiante, que es la novela”, añadió el escritor. “A lo largo de los siglos, la historia se ha escrito siempre en contra de alguien o a favor de alguien. La novela, en cambio, no toma partido, o si lo hace arruina su cometido”.

Fue así como Sergio Ramírez explicó que durante el paréntesis que tuvo que realizar en su vida como escritor de 1985 a 1990 para convertirse en el vicepresidente de Nicargua, nunca abandonó por completo el oficio.

“Si un día me aparté de la literatura para entrar en la vorágine de una revolución que derrocó a una dictadura fue porque seguía siendo el niño que se imagina de rodillas en el suelo de la venta presenciando la función de títeres del retablo del Mese Pedro, ansioso de coger un mandoble para ayudar a Don Quijote a descabezar malvados”, explicó el escritor respecto a su vida política contra el sandinismo.

Entre las obras más emblemáticas del escritor destacan Oficios compartidos (1994), Margarita, está linda la mar (1998), El cielo llora por mí (2008), La fugitiva (2011), y El reino Animal (2006).