Son alrededor de las 9:30 de la mañana y el calor ya pega. Con una sensación térmica de 37 grados centígrados, los gritos de “Justicia para Javier Valdez” hacen eco sobre el bulevar Enrique Sánchez Alonso en la exclusiva zona del Tres Ríos, en Culiacán.
Han pasado cuatro meses. Para más exactitud, hasta el 15 de septiembre son 123 días los que han transcurrido de impunidad, y a Javier Valdez Cárdenas aún no le llega la justicia. El silencio, pues, es cómplice y siembra impunidad.
El sitio de la protesta es el edificio que alberga la Fiscalía General del Estado de Sinaloa, y en las afueras, a las pancartas, mantas y carteles se sumaron cruces rojas y blancas que exhibieron el silencio y la complicidad de las autoridades procuradoras de justicia.
A la puerta del recinto, Ismael Bojórquez Perea, director del semanario que fundara junto con Javier hace más de 14 años, lee una consigna. Con un megáfono y la frente cubierta de sudor, lanza consignas al gobernador, al fiscal local y al federal:
“Y ahora le preguntamos al fiscal de Sinaloa, Juan José Ríos Estavillo; y al gobernador Quirino Ordaz Coppel; y al fiscal federal, Ricardo Sánchez: ¿Qué les falta para dar con los asesinos? ¿Dónde se estancaron las investigaciones? ¿Por qué ese silencio cómplice y criminal? ¿Cuánto tiempo más van a estar ocupando cargos para los que no son aptos por su incompetencia y su falta de valor?”
Las cruces rojas y blancas colocadas sobre el camellón del bulevar y en el jardín a la entrada de la Fiscalía son recorridas por la parca. Es un artista local, no dice nada, no dio entrevistas. Simplemente pasaba por ahí, casualmente, como casualmente ha paseado por las cercanías de más de 1 mil 200 personas que han sido asesinadas durante la administración de Quirino Ordaz Coppel.
Y las transmisiones en vivo por Facebook, los flashes de las cámaras y las grabadoras y las videocámaras captando las protestas, los gritos, las denuncias. El sudor y el calor sólo le dieron intensidad, y Bojórquez Perea advierte:
“Ya está claro que a eso le están apostando; a que nos olvidemos, a que nos cansemos. Lo que no saben es que lo que nos cansa y nos harta ahora es su indolencia y su falta de esmero por llegar a los culpables del crimen y castigarlos. A los que jalaron los gatillos, pero también a los que ordenaron su muerte”.
La protesta se prolongó por prácticamente una hora. Antes de culminar, ciudadanos sacaron a relucir pintura de color rojo. Se untan las palmas de sus manos con ella y luego manchan los pilares del edificio de la Fiscalía.
Luego, otro artista local canta unas líneas. Ataviado con su guitarra, al son de un arreglo en círculo de Sol, acompañó sus letras cuya demanda redundó: han pasado ya cuatro meses, Justicia para Javier Valdez.
Y ello fue reiterado por el posicionamiento leído por el director del semanario:
“Y lo que no saben es que en la medida que pasen los días y los meses vamos a hacer más extensivas y más profundas nuestras protestas. Y no solo por Javier. Este reclamo de justicia va también por la compañera Miroslava Breach, asesinada el 23 de marzo pasado en Chihuahua. Y por el compañero Cándido Ríos, asesinado el 22 de agosto en Veracruz. Y por todos los periodistas asesinados. Y por los cientos de hombres y mujeres que en Sinaloa han perdido las vidas en medio de la barbarie y la impunidad, prohijadas la mayoría de las veces desde las mismas esferas del gobierno”.
La autoridad tiene 123 días de silencio, pero el pueblo ha tenido voz para cada uno de ellos y la seguirá teniendo. Han pasado cuatro meses, y la Justicia para Javier Valdez se sigue exigiendo: Justicia para Javier Valdez.