La mística y la hamaca independiente

La mística y la hamaca independiente

 
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Algo extrañamente incongruente. Si los partidos apadrinan a sus candidatos, los independientes en cargos electos deberían hacer lo propio, apoyar a los candidatos independientes que buscan alcanzar un cargo de representación popular. Pero nada de eso sucede en Sinaloa y tampoco o muy poco en el resto de los estados donde se celebraran elecciones el 5 de junio.
¿Por qué no existe ese plano de solidaridad entre quienes teóricamente ofrecen esperanza? ¿Acaso hay candidaturas independientes de primera y de segunda? ¿O las elecciones locales de este año son irrelevantes que no merecen hacer acto de presencia?
He seguido las campañas de Sinaloa y he estado al pendiente de aquellas donde van candidatos independientes y por ningún lado se ve a Jaime Rodríguez, el Bronco, Manuel Clouthier, Pedro Kumamoto… apoyando actos de campaña. Agregando su marca electoral a las candidaturas emergentes.
En Sinaloa hay 32 candidatos independientes, y todos ellos andan literalmente pateando piedras y botes. A lo sumo los acompañan algunos miembros de su familia y algunos amigos por las calles ardientes de este verano. Otros de plano hacen campañas a través de carros de sonido o en las redes sociales. No salen a que les dé el sol ni saludan una mano sudada. Menos van a la casa del elector.
Entonces, el resultado es previsible, sus derrotas serán clamorosas. Es más, los encuestadores ni siquiera los incluyen en sus sondeos de intención de voto. Ahí está en las redes sociales el enojo tronante de Alma Barraza, candidata independiente a la alcaldía de Mazatlán, porque no las están midiendo con sus adversarios electorales. Son invisibles.
Pero entonces, ¿por qué los independientes en posiciones de representación política no van con ellos o explican su ausencia ante quienes han seguido la misma ruta que ellos, algunos inspirados en sus triunfos?
Cierto, entre los independientes hay de todo, desde abogados truculentos hasta personas de buena fe y con vocación ciudadana. Y lo primero puede explicar estas distancias visibles.
Los candidatos independientes deben ofrecer algo de decencia en la vida pública. Sus historias personales que ofrecen a los demás para que les voten. ¿Y por qué no?, para que les apoyen los independientes en cargos de representación política.
Aun así, considerando, sin conceder, que la mayoría de los nuevos independientes puedan ser personas que no los mueve otra cosa más que acceder a la política, el dinero público, los negocios y a los titulares de los medios de comunicación, no todos son así, es por eso nuevamente la pregunta ¿por qué no son acompañados por sus otrora pares?
Será que no les gustan los candidatos o porque tienen proyectos de mediano y largo plazo, y estas elecciones representan poco o nada para sus carreras políticas y mejor para evitar el golpeteo político.
Lo leímos la semana pasada cuando Manuel Clouthier apoyó la iniciativa ciudadana del par vial en la capital del estado. Eso significó que el alcalde culichi se lanzara contra él descalificando su trabajo legislativo y capacidad de gestión.
O sea, que a los independientes que ganaron en 2015 los tienen en la mira y la artillería viene pesada. Mientras tanto las campañas siguen en medio de denuestos y descalificativos y en esa bruma frecuentemente hedionda, los candidatos independientes se ven pequeños. Insignificantes. Apenas alzan la voz, apenas se ve su silueta, apenas convencen.
Habría que preguntarse, si como en el caso de los observadores electorales, cuando se incluyó la figura en la ley electoral, llegaron miles en tropel para supervisar comicios, pero conforme pasó el tiempo y se evidenció su escasa utilidad, por la vía de los hechos fue quedando un hueco difícil de llenar. Hoy solo uno que otro despistado se inscribe para realizar este trabajo que no se a quién le sirve, quizá lo mismo pudiera suceder con los candidatos independientes, y esto es un problema de incentivos. Está la figura pero pocos, poquísimos, llegan a los cargos de elección, maldita figura, que no sirve para incorporar otras voces, otros diagnósticos, otras iniciativas, otras políticas y otros humores políticos.
Habrá que ver qué resulta, si logran algunos de ellos llegar a los cargos que hoy aspiran desde la mística, la calle  o la hamaca.

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