La estrategia de Cuén

 

 

En la semana que terminó, Héctor Melesio Cuén Ojeda, dirigente del Partido Sinaloense (PAS), salió al encuentro de los medios de comunicación para decirles que no hubo acuerdo con el PRI para ir en coalición en las elecciones del verano de 2016 y qué ahora tendrá pláticas con los dirigentes del PAN, con el mismo propósito.

Sorprende, porque se pone al tú por tú, con los aspirantes del tricolor al gobierno del estado, los reta a medirse para ver quien está mejor posicionado en las encuestas de opinión y con base en esos resultados los invita a decidir quién encabeza la nominación al gobierno del estado. No está mal que quiera medirse, pero para el PRI es inaceptable y la verdad el panorama no se le presenta tan difícil como para buscar candidato fuera.

Cierto, hay entre los aspirantes priistas algunos que son de vacilada y motivo de chascarrillos, memes y cuanta cosa que ahora se sube a las redes, pero no todos están en esa condición, incluso, si así fuera, no hay que olvidar que la fortaleza del PRI radica en su maquinaria para generar votos vía lealtades, tradición y la coacción y compra de votos en segmentos del electorado.

Héctor Melesio, entonces, se apresura y sigue queriendo “leer la mano entre gitanos” diciendo que su partido vale más que los votos que sumó en la elección de 2013 o en las federales de 2015, cuando postuló infructuosamente “candidaturas independientes”, que, recordemos, no pasaron de los 124 mil votos, es decir, nada qué ver con los 300 mil que calculan algunos de sus plumíferos más aceitados.

Y Cuén podría cometer un error si se aferra a ser candidato del PRI. Es evidente que yendo como aliado principal del PRI es con el partido que puede obtener más beneficios electorales, porque en mancuerna podrían ganar la gubernatura y eso podría significar llevar a pasistas a la administración pública, alcanzar una o dos alcaldías, regidores y diputados locales, pero sobre todo seguir manteniendo el control de la Universidad Autónoma de Sinaloa y, ahí, el PRI comete un grave error que muchos universitarios se lo cobrarán.

Sin embargo, no está tan plano el terreno en la fórmula PRI-PVEM-PAS, si el malovismo decide quedarse en el tricolor llegará buscando ser el primer grupo dentro del PRI y eso significaría la mejor tajada del reparto de posiciones, y relegaría al PAS como tercero interesado.

Ahí, en el caso de los panistas, anden muy necesitados de candidato a gobernador, podrían aceptar a Cuén, pero veo muy difícil ganar la elección ya que para ello se necesitan al menos 500 mil votos, considerando que ya hay más de 2 millones de ciudadanos registrados en la lista nominal y el nivel de participación sea del 60 por ciento.

Pero, recordemos, el PAN quiere tener de candidato a Gerardo Vargas, o sea no la tiene segura, y si el PAS va sólo con sus 124 mil votos, esto sería un verdadero ridículo quedar como tercera o cuarta fuerza electoral.

No hay que olvidar que el cuenismo, que no el PAS,  obtuvo las mejores votaciones en 2010 y 2012 yendo de aliado con el PRI y el PANAL, respectivamente, y no hay elementos objetivos para pensar que las  cosas vayan a cambiar.

En materia electoral los realineamientos electorales fuertes sólo suceden cuando hay alianzas o verdaderos outsiders, es decir, candidatos fuera de serie, alternativos, carismáticos, contrastantes, tribunos y sobre todo que encarnen la esperanza de cambio en las políticas públicas y en el PAS, que nos disculpe el “maestro”, no hay quien reúna esos requisitos.

Vamos, él no es el Malova de 2016, el sigue siendo Cuén, con sus activos, pero sobre todo con sus negativos.

Entonces, ¿qué mueve a Héctor Melesio a querer medirse con el candidato priista a la gubernatura?

Sabe que nunca se la van a dar, pues sería tanto como aceptar que Peña Nieto está desesperado y descartara o se murieran todos los aspirantes de su partido. Sólo así, y quién sabe, podría aceptar la candidatura de otro partido.

En realidad es un juego discursivo, como lo deja entrever en la conferencia de prensa, cuando luego de decir que no hubo sintonía señaló: “no descarto poder llegar a un acuerdo con el tricolor”, la cuestión es que si el malovismo se decide jugar con el PRI como todo lo indica, una ruptura podría llevar a algunos de ellos a la cárcel, el PAS pasaría a tercera fuerza en esa coalición y tendría su efecto en el reparto de posiciones.

No se olvide además que está en marcha el amarre de la candidatura priista y eso significa que cada uno de los aspirantes priistas querrá posiciones para sus grupos y eso reduce la capacidad de reparto, y en ese renglón todos sobredimensionan sus apoyos, o sea no sólo el “maestro” Cuén.

Espero hayan pasado una feliz Navidad.

 

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