Los dos impulsos básicos del humano son el de sobrevivencia y el de reproducción. Para sobrevivir hay que comer y para reproducirse hay que tener relaciones sexuales (aunque no rime). En la década de los setentas del siglo pasado, el Banco Interamericano de Desarrollo apoyó a México con miles de millones de dólares con una sola condición; implementar la planificación familiar.

Muy obediente, el presidente en turno instruyó a las instituciones del sector salud para implementar y promover el programa de control y regulación de la fertilidad en México. Es decir, los organismos internacionales se dieron cuenta del apresurado rumbo de la natalidad en México y le pusieron un estate quieto para evitar catástrofes y hambrunas por las condiciones de pobreza en esos momentos.

De una tasa de natalidad de seis hijos en promedio por pareja, en 40 años México la redujo a menos de dos. La reproducción se controló aunque no es muy claro si esto contribuyó a disminuir la pobreza.

En cuanto a la sobrevivencia, parece que la parte inconsciente de los mexicanos tienen miedo a morir y por eso intentan acumular tejido graso para estar preparados para la hambruna o la pobreza alimentaria.

La previsión es tal, que la obesidad se convirtió en poco tiempo en un problema de salud pública donde siete de cada diez cargan con sobrepeso y tres con obesidad. Sobrevivir implica ser precavido y estar alerta para evitar la muerte. Además de estar alerta hay que alimentarse, hasta aquí no hay problema.

El problema se origina cuando se va perdiendo poco a poco la homeostasis o autorregulación armónica del cuerpo y el balance metabólico se vuelve anabólico, es decir, acumulativo de energía a través de la grasa. La figura poco importa cuando de sobrevivir se trata. Debe haber una especie de alegría implícita cuando la persona se ve al espejo y recibe una imagen regordeta que le advierte de la gran reserva energética. Ahora sí que vengan los tiempos difíciles, ahora sí que escaseen los alimentos, total el obeso tiene reserva para muchos días, incluso meses. La sobrevivencia como impulso innato es una variable que poco se estudia y analiza, sin embargo, tiene lógica pensar en el desarrollo filogenético de la especie y el desarrollo ontogenético de la persona a través de asegurar los procesos metabólicos.

La energía está garantizada cuando la persona se alimenta y se nutre. El principio económico del ahorro aplica en la obesidad cuando la persona ahorra todos los días grasa y a la vuelta de unos años los intereses son negativos al transformarse en enfermedad; diríamos un ahorro que mata.

¿Hará falta que un organismo internacional le dé dinero a México para que impulse una política de control y regulación de la sobrevivencia patológica? ¿Se podrá emitir un decreto que regule la ingesta de calorías? Puede ser….