Alejado de quienes lo impulsaron, Malova gobierna desde la orfandad
Siempre comparando la labor de gobierno con un juego de béisbol, Mario López Valdez llega a la recta final del llamado gobierno del cambio asegurando que los partidos se ganan en los cierres. Enfrascado en la sucesión, Malova ya no cuenta con muchos de aquellos que lo apoyaron en la aventura política de 2010: el PAN se desmarcó y el PRD se borró.
Ramón Lucas Lizárraga era el dirigente del PRD en tiempos de la campaña e impulsor de la coalición opositora. Recuerda la última vez que vio a Malova en su despacho poco antes de renunciar al partido que lo llevó a la diputación plurinominal. El gobernador le reclamó la actitud de confrontación y crítica que tomó Lucas Lizárraga al llegar a la cámara.
—Oye Lucas ¿Qué pasó?, le diría aquel día el gobernador.
—Porque no estamos integrados a tu gobierno —le respondió—, ni tampoco resolvemos la política con tu gobierno. Y tú estás resolviendo en la Cámara de diputados con los diputados del PRI. Y tu Secretario General de Gobierno es aspirante a la candidatura del PRI.
Malova, sin confrontar, solo le respondió que quizás tuviera algunas razones.
Fue en el PAN donde contundentemente le marcaron la distancia al gobernador que habían apoyado en campaña. Después de la elección de 2013, sintiéndose traicionados por Malova —específicamente en la elección de Ahome donde lo acusaron de apoyar al aspirante del PRI—, pintaron su raya.
Apenas unos meses antes, el dirigente nacional Gustavo Madero, había hablado de un acompañamiento en Sinaloa por seis años: “La alianza que hicimos no era sólo para ganar una elección, sino para cambiar una situación. Para avanzar políticamente, y ofrecerle a los habitantes de Sinaloa un mejor futuro, un mejor desarrollo.”
Adolfo Rojo, dirige ahora del PAN estatal como suplente, también fue impulsor de López Valdez en 2010, y asegura que el primer error de Malova fue no afiliarse a ningún partido de los cuatro que lo apoyaron en la candidatura.
“Y no lo digo porque no se viniera al PAN, pudo haber ido al PRD, al PT o al Movimiento Ciudadano, cualquiera de las cuatro fuerzas políticas que lo cobijamos el 2010. En ese momento no es despreciable que te apoyó cualquiera de ellas abiertamente. Y yo no veo un cobijo de parte de un partido a nivel nacional que esté atrás de este gobierno estatal. Yo sí creo que le hace falta esa sombra de cualquier fuerza política del estado,” dice desde el Congreso Rojo Beltrán.
Aun así, el dirigente del PAN defiende a los pocos panistas que se mantienen en la administración estatal: el Secretario de Turismo y muchos de su equipo, algún subsecretario en Desarrollo Económico, y hasta en Obras Públicas, aunque no sea un militante del partido azul. Solo les pide que “no actúen como priistas, que actúen con su formación de partido”.
El gobernador mandó ya el documento del Quinto Informe de Gobierno al Congreso, una obligación legal y considerada como un acto de rendición de cuentas.
Como cada año, junto al informe se despliega una amplia campaña mediática, con declaraciones de funcionarios del gabinete, spots y espectaculares.
En medio de ese mar de mensajes, Norma Sánchez, desde la organización civil Iniciativa Sinaloa, encargada principalmente del impulso en temas de transparencia, insiste en resolver el involucramiento ciudadano en las decisiones públicas. Suena como un contrasentido la propuesta de Norma Sánchez, en un gobierno donde el mismo Gobernador se autonombra un mandatario ciudadano, sin filiación a partido alguno.
Pero con la falta de instrumentos de participación ciudadana, son relegados en realidad a una fórmula, dice Norma Sánchez: “Yo decido, tú me dices qué opinas y yo hago lo que quiero al final”, en lugar de una legislación clara que permita delegar a grupos ciudadanos la toma de decisiones en conjunto con la autoridad.
El gobierno estatal creó su propio sistema de evaluación de metas, lo llamó Sistema de Evaluación y Seguimiento de Metas, SISEPSIN. Se trata de un conjunto de indicadores propios, que se consulta en línea por internet, donde se mide a sí mismo según las metas establecidas en el Plan Estatal de Desarrollo. Ahí, marca que en promedio han cubierto en 77.8 por ciento de las metas en los tres ejes que se marcó desde la campaña y luego en el gobierno: La obra política, humana y material.
Ramón Lucas usa una frase del comportamiento de Malova con todos los partidos, de oposición y el PRI, y que no aparecerá en los indicadores de desempeño: “Mete las manos en todos los bolsillos”, refiriéndose a que intervino en la colocación de candidatos del PAN donde le convino, del PRI donde pudo y del PRD por completo.
Y en lo que se refiere a la labor de gobierno, Ramón Lucas y Adolfo Rojo coinciden en que pese a la plataforma electoral de partidos opositores, al gobierno del cambio lo marcó el sello priista.
Lucas Lizárraga lo define como la inercia de 80 años de PRI: “Malova terminó sin bajarse de esa inercia y la continuó. Se montó en la vieja estructura del sistema político y de gobierno en Sinaloa y terminaron haciendo lo mismo”.
Pero el dirigente panista Adolfo Rojo esboza que con todo y sus errores, el gobierno de Malova se acerca a la tendencia política de gobierno de coaliciones: “Como experiencia en un gobierno inédito, que tenga incluidos representantes de todas las fuerzas políticas, yo creo que esa es la parte que él (Malova) ha dejado. Los gobiernos modernos, de vanguardia, tienen que ser gobiernos de coalición… que es una figura que hay que hacer en México, coaliciones de gobierno. Porque se registran coaliciones electorales, pero no coaliciones de gobierno.”