Obesidad, un negociazo  

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Hay de negocios a negocios. Sin duda el de la guerra, el narcotráfico, los medicamentos y la trata de blancas son de los más rentables en el mundo. Sin embargo, la industria de la cosmetología (belleza) deja millonarias ganancias a los empresarios visionarios.

Hoy, la industria de la imagen corporal tiene en los obesos a sus clientes cautivos y la fuente de ingreso multimillonario. Existen muchos abordajes para la mejora de la imagen corporal. Desde los placebos hasta los quirúrgicos, pasando los tan socorridos tratamientos “mágicos” derivados de una práctica de charlatanes.

Solo la industria quirúrgica acapara buen porcentaje de ingresos, ya que no todos los obesos pueden pagar los costos de una cirugía bariátrica. Según las definiciones conceptuales, la cirugía bariátrica es el conjunto de procedimientos quirúrgicos usados para tratar la obesidad, buscando la disminución del peso corporal y como alternativa al tratamiento con otros medios no quirúrgicos. El procedimiento más usado actualmente es el bypass gástrico. Si hay dinero y confianza, la cirugía es una opción, si hay dinero y miedo quirúrgico, entonces cualquier alternativa es buena.

La variable que siempre prevalece en cualquier método usado para reencontrarse con la imagen y la figura corporal sana, es el dinero. Muchos conflictos se resuelven cuando el dinero no es problema. En los obesos, prevalece la fantasía competitiva, es decir, por un lado el obeso fantasea con tener una figura escultural y una imagen radiante; por otro lado el obeso fantasea con ser una referencia erótica.

El obeso termina compitiendo con su propio narcisismo. Quiere tener una figura saludable e incluso escultural y también quiere reafirmarse como un modelo cuyo erotismo contagie las miradas de su orientación sexual.

La parte sexual del obeso es una parte reprimida (con frecuencia); sin embargo aún dentro de su represión fantasea con ser sexualmente atractivo, aunque su religión o sus creencias lo castiguen con el látigo filoso de la culpa.

La industria del control de peso se siente regocijante cuando las estadísticas oficiales revelan que siete de cada diez adultos mexicanos están con sobrepeso y de esos siete, tres tienen obesidad mórbida, es decir están “gordos”.

El obeso sabe que además de su figura también su sexualidad se afecta. Sabe que su olor cambia, sabe que su fecundidad se entorpece, sabe que su respuesta sexual mengua, pero sobre todo sabe que su autoestima se lesiona y lo mantiene siempre con un pie dentro de la soledad.

Los obesos siempre van a buscar el camino corto para regresar a su bienestar, van a promover el uso milagroso de las alternativas. Polvos, pastillas, cápsulas, malteadas, antioxidantes, enzimas, probióticos, rayo láser, radiofrecuencia, cavitación, aparatología, masajes, ejercicios, y claro, lipoescultura o cualquier procedimiento quirúrgico que prometa bajar de peso y recuperar la imagen, la figura y la salud, son usados por los obesos. Finalmente, una enfermedad que deja muchos dividendos.

 

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