El Chapo está en las calles de Nueva York desde hace meses. Si los gringos lo querían con el fervor del enemigo público número 1, ya lo tienen replicado en las playeras que se venden en Jimmy Jazz store en 125 street EST de Harlem, NY, por 17 dólares. Ahí está Joaquín Guzmán estampado al frente de una playera roja, pero las hay de todos los colores. Es aquel Chapo de 1993, enfundado en la chamarra oficial del Altiplano, entonces llamado Almoloya, con las siglas SC, de Sinaloa Cártel, en el pecho.
Visible hasta el hartazgo, el Chapo está en el conversatorio de una parte importante del mundo, aun cuando muchos piensen que ya chole con el tema.
Todo un fenómeno mediático, el Chapo en Nueva York es también la clara fabricación de un “monstruo fantástico,” como llama Noam Chomsky al desvío de la atención para construir una verdad. De acuerdo con esta teoría, se trata de mantener siempre un monstruo del que es necesario defenderse, los rusos fueron usados durante mucho tiempo, ahora –escribe Chomsky- se utilizan “a los terroristas internacionales, a los narcotraficantes, a los locos caudillos árabes o a Sadam Hussein…”
Joaquín Guzmán y su organización criminal es más que un caso de marinos contra narcos en lo intrincado de la Sierra Madre. Va más allá incluso de uno de los expedientes más escandalosos de la voluminosa historia de corrupción de este país, donde resulta inimaginable hasta donde penetró: generales y tropa, diputados y gobernadores, empresarios y clero. Tampoco se trata de establecer si se trata de un bandolero querido y arropado socialmente, o solo un criminal que a sangre y fuego se apoderó de uno de los negocios más redituables.
Ese hombre estampado en una playera urge de una desmitificación. Desmontar pieza por pieza esa historia armada a lo largo de los años y que a veces es telenovela melodramática, otras un corrido musical del hombre que cruza arroyos y montañas en el escape. Pero en el mundo del selfie y de noticias de 2 minutos resulta cada vez más difícil. No es dejando de hablar del Chapo como desaparecerá, el mito se alimenta cada día filtrando las hazañas del plan de fuga, porque innegablemente se trata de un mayúsculo plan llevado con precisión de relojeros.
Hasta ahora, todo lo que se piensa del Chapo no tiene relación con la realidad, porque en estos casos –escribe Chomsky- la verdad “queda enterrada bajo montañas de mentiras”.
Tampoco se trata de buscar las grandes revelaciones, esas sí materia de la labor periodística que tampoco puede detenerse, sino de volver a interpretar al “monstruo fantástico” que va en playeras y personaje de novelas, en expedientes judiciales y corridos.
Margen de error
(El Verano) El Verano, Durango, ese caserío olvidado en la Sierra Madre y que atacó la Marina desde un helicóptero, es 20 días después un sitio habitado por perros y gallinas sin dueño. Casi muertos ni ladran ni pían, pero siguen vivos de milagro, lo único que no les falta a los perros y gallinas olvidados es agua. Pegada a las casas baja un arroyo y al fondo de la montaña un río que no deja de sonar.
Veinte días después también la Marina abandonó El Verano, Durango. Sin pobladores, no hay nada qué vigilar. Los habitantes no quieren volver a la cañada que requiere cinco horas en automóvil por resbaladizos caminos y pedregosas curvas.
En la inmensidad de la Sierra Madre, las desperdigadas viviendas van tomando nombres que ni siquiera aparecen en los mapas. Antes del intento de recaptura, El Verano solo era conocido por familiares y pobladores de comunidades vecinas. En unas semanas El Verano volverá a su tiempo eterno de olvido.
Mirilla
(Acalambrados) Las alertas de uno de los aspirantes a la gubernatura se encendieron en rojo cuando se enteró del nombramiento del Delegado del PRI en Sinaloa en Ramiro Hernández García, el exalcalde de Guadalajara. Descontento inició una labor de bombardeo al enviado, que hasta ahora no ha rendido ningún fruto porque finalmente tomó protesta y arrancó su labor.
En las reglas políticas del PRI, el Delegado se convierte no solo en el informante directo al PRI nacional de la actividad en el estado, es a veces también una influencia entre grupos y hasta opinión de cierto peso, según el caso.
Aun no queda muy claro por qué le pesó tanto el nombramiento a ese aspirante y si finalmente buscará alianzas para reventarlo y regresarlo al Guadalajara de su derrota.
Primera cita
(No hay dos) Crecido al cobijo de Mario López Valdez, el Secretario de Gobierno Gerardo Vargas acuñó en la semana un par de frases para el archivo de lo que estará enfrentando en menos de dos meses.
- “Malova no más hay uno.” Con lo que muestra respeto a su padrino, él no se atrevería a decirle padre, como si confesó paternidades Malova hace cinco años.
- “Yo voy por mi partido, que es el Revolucionario Institucional, tengo 35, 37 en él, me quedo en donde esté, así me dé o no me dé la oportunidad.” Vargas Landeros en realidad, por más que se diga priista, lleva más de cinco años alejado de la labor partidaria, aunque se asume que debe estar al corriente en sus cuotas.
Ambas frases son de esas palabras que más tarde que temprano se tendrán que enfrentar(PUNTO)
