Entre la autoridad y el miedo

Niños y jóvenes, la ‘carne de cañón’ del narco en Juan José Ríos

 

 

En la víspera de una estela de muerte que cobró la vida de tres menores de edad, Antonio, Guillermo y Jaime, de 15, 16 y 17 años de edad, respectivamente, mantas pintadas a mano y colocadas en dos ocasiones sobre el puente peatonal de esta sindicatura acusaron a tres comandantes de la policía municipal de esta sindicatura de coludirse con el Cártel de Guasave y estar al servicio de Fausto Isidro Meza Flores, el Chapo Isidro para robar, extorsionar y asesinar a la población civil.

 

Este fin de semana, algunos de los involucrados en la supuesta red de protección oficial negaron la imputación anónima y afirmaron que se trata de “una respuesta a las detenciones de pistoleros, distribuidores de drogas y al retorno de la confianza ciudadana en las acciones de la policía”.

 

Las narcomantas, dijo el comandante que fue secundado por sus policías, no son las únicas advertencias lanzadas en su contra, porque el teléfono de la comandancia no deja de sonar con amenazas veladas, incluso tiroteos sin bajas se han presentado ya.

“Nos sentimos amenazados las 24 horas del día, pero así es la chamba”, terció un agente ya entrado en años.

 

La población civil vive con miedo, sometida a su propio auto toque de queda, porque presupone un inminente enfrentamiento entre los dos grupos, delictivo y de autoridad, que se enfrentan con imputaciones mediáticas y en el que ella quedará en medio. Es tal el miedo, que las calles de las comunidades se vacían cuando llega la noche.

 

Civiles entrevistados en la plazuela y en las calles, así como de dependientes de los pocos negocios que aquí funcionan, son parcos cuando se trata el tema de seguridad, drogas y asesinatos.

Reconocen que la seguridad en las calles ha aumentado, con mayores patrullajes, pero la sensación de ser víctima de algún hecho no ha disminuido, como tampoco el temor hacia un vehículo que se sabe ajeno a la comunidad.

Por ello, es mejor no salir después de las 10 de la noche. Andar en motocicleta con dos tripulantes es también peligroso. Circular en convoy de dos o tres vehículos es de alto riesgo y el convivir en lugares apartados del casco urbano es casi una sentencia a desaparecer, desglosan.

Aquí no se ha habla de grupos delictivos. A los bandos que se disputan las calles les dicen “ellos”, y a la policía o militares se le refiere como el Gobierno.

Nadie quiere tocar ese tema.

Juan Ernesto Cota Leyva, síndico local, aseguró que las mantas colocadas en el puente peatonal, a la altura de la escuela preparatoria de Juan José Ríos, son una señal de que hay una rivalidad “entre ellos” y el Gobierno, pero en el que la autoridad administrativa no toma partido.

“No conocemos a los que se dicen ser parte del pueblo, ni tampoco tenemos una sola queja o denuncia civil sobre abusos de autoridad de la policía, extorsiones, robos o asesinatos. Tuvimos una queja hace tres meses, pero esa se aclaró. Después de eso, no hay nada nuevo, excepto lo que colgaron en los puentes”.

Asegura que por no haber quejas formales o denuncias, el anónimo no revela “cuál es el meollo del asunto. Creemos que es una disputa entre ellos, pero en eso no nos metemos, sólo en cuidar que los servicios se presten en los casi 20 kilómetros de extensión de la sindicatura y en beneficio de los 60 mil habitantes”.

Cota Leyva consideró que lo más grave que hay en la sindicatura no son las mantas o las acusaciones entre “ellos”, sino que la población se resguarde desde las 10 de la noche “por propia seguridad”.

“No es un toque de queda, propiamente, pero es algo que aprendimos a hacer, y se realiza ya en forma automática. Otra cosa más preocupante que la pérdida de la libertad, es el sacrificio de la juventud que se está presentando.

Pidió a los padres de familias endurecer la educación en el hogar, aplicar restricciones a la propia libertad del adolescente, vigilar las amistades, enterarse de lo que se habla y con quien se platica para que después no haya desagradables sorpresas.

 

—Se refiere a los asesinatos de adolescentes…

—Exactamente. Los padres deben de recordar que esa educación se da en sus casas, no en las escuelas.

 

“A estas alturas, de cómo está la situación, lo mejor es mantener la unidad familiar, vigilar las amistades de los adolescentes principalmente, porque lo que está sucediendo aquí no es bueno”.

 

 

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