Los Mochis, Sinaloa.- El alcalde, Arturo Duarte García salió a la calle… a botear en pro de la Cruz Roja.
Y junto, al menos mil pesos.
Recibió monedas, billetes, y hasta rechazo. Nada lo molestó.
Parecía divertido, toreando carros, parándose en medio del carril de circulación, en el camellón. “Una moneda jefe”, pedía. Y algunos le daban. Otros ni reparaban en él. Tan lo ignoraban que ni bajaban el cristal de la ventanilla. Eran los ricachones, los que menos colaboran en el boteo.
Los proletarios, los trabajadores, no escatimaron monedas. Diez pesos, 20 pesos daban, con sonrisa en los labios dibujada. Una calca de Cruz Roja se vende en 20 pesos, pero ellos daban hasta 50 pesos. Duarte colocaba en los parabrisas la calca. A veces se quemaba los dedos en el cofre, otras ocasiones las recibía ya desprendidas del engomado.
Y continuó con su faena. Saltado, bromeando, posando para la foto, pues desprevenidos conductores se sorprendían cuando lo veían ya en su ventana.
“Una moneda, jefe”, pedía, insistente. Y las gracias, dieran o rechazaran dar, como despedida, breve, cordial.
Y no solo boteo entre carros, porque de repente se montó en un camión urbano. En el 207 de la ruita Santa Teresa, camino por el pasillo, y pedía la moneda; gracias, jefe, gracias patrona. ¡Bajan!, y descendía. Luego saltó a otro, al 45 y a otro, al 9. En todos la misma rutina. El alcalde bajó sudoroso. Había cumplido, donando una hora de su tiempo a Cruz Roja.
Al final, la foto del recuerdo, con los voluntarios de Cruz Roja.