Incendio en Morelos se extendió a varios municipios y destruyó huertas de aguacate

 

Un incendio azotó las huertas de aguacate de la zona norte de Cuernavaca, donde las rachas de viento provocaron que las llamas se extendieran en al menos doce sitios de los municipios de Cuernavaca, Tepoztlán, Yautepec, Huitzilac y Tetela del volcán.

Sobre los cerros boscosos que se conectan con el bosque de agua y la zona natural Ajusco-Chichinautzin se observaban serpientes de fuego que iban consumiendo todo.

Ayer, los pobladores de la comunidad del Cebadal decidieron salir a tratar de controlar el siniestro.

El Cebadal se encuentra en la zona norte de la capital y para llegar a ella, el camino se introduce en comunidades del estado de México.

La última zona urbana al norponiente de Cuernavaca es la zona lujosa de Lomas de Atzingo y la Colonia del Bosque. A partir de ahí, un camino serpenteante se pierde entre los bosques. Es la ruta para llegar al santuario del Señor de Chalma, en el estado de México.

Para llegar a las comunidades más afectadas por este incendio, hay que pasar primero por tierras mexiquenses, las comunidades de Aguatenco y Tlatempa.

Enseguida están El Cebadal y Tetela del Monte. A lo largo del camino se observaban los brigadistas apaga-incendios de distintas dependencias, particularmente de la Comisión Nacional Forestal, así como pobladores que se organizaron ante la falta de respuesta de las autoridades, quienes aparecieron en la zona hasta “tres horas después de que se reportó el incendio”.

En Tlatempa, la gente salió a la orilla de la carretera con estupor, desolación y preocupación reflejados en sus rostros, y ante una cortina de humo que por momentos hacía difícil la respiración. En las redes sociales se multiplicaron las imágenes, por momentos, apocalípticas, de los incendios en esta zona y de otro más en el Tzompantle, a menos de un kilómetro de la zona urbana de Lomas de Ahuatlán.

En el Cebadal, doña Gloria, de 62 años, dice: “nunca vi algo como esto, en toda mi vida. Estoy preocupada, mis hijas fueron a combatir el incendio y yo oía sus gritos, no aguanté y me eche a correr para ayudarles por ahí, abajo”, y señala el final de la carretera donde se observa una mezcla de sombras, llamaradas y humo.

Jenny, una joven de 16 años, llamó a las autoridades a través del famoso 911 desde que inició el incendio, pero no obtuvo respuesta. Las autoridades comenzaron a llegar a las 5 de la tarde, dos horas después de que se hizo la denuncia.

En un establo, una mula y un caballo se observan inquietos. A unos metros, un hombre de edad avanzada, con sombrero, dice que sus hijos se sumaron a los trabajos para tratar de salvar sus huertas de aguacate.

“Nomás se fueron como dos familias en la tarde, pero los demás nos quedamos. Es que la verdad llegaban bolas de lumbre de allá”, dice. Otro hombre lo secunda: “Como a las 3, iba yo manejando por la zona de arriba, cuando regresamos ya había cruzado para acá”.

Pero lo que más les preocupa, les duele, son sus huertas de aguacate: “Teníamos unas huertitas y pues ya se acabaron. ¿Ahora qué vamos a hacer? Estaban bien cargados los árboles”, dice con enorme pesadumbre doña Gloria.

Según autoridades, son alrededor de 350 productores en estas dos comunidades, El Cebadal y Buena Vista del Monte. Todos habrían perdido su cosecha, su sustento. La zona es fría, el aguacate se da bien, aunque para este año se ha perdido todo.

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