Asustar, la estrategia oficial ante familiares de desaparecidos

 

yosimar
Yosimar García, policía municipal desaparecido.

 

 

La noche del lunes 9 de octubre María regresa de un día de trabajo más. Su oficio, desde el jueves 26 de enero, es dar con el paradero de su hijo, Yosimar García, policía municipal desaparecido en esa fecha.

Llega a su domicilio y son alrededor de las 21:00 horas. A bordo de un vehículo tipo van de color blanco y de uso oficial de la Policía Ministerial, cuando se acerca un tipo quien a punta de pistola, les despoja del vehículo en lo que se trató supuestamente de un robo. En el hecho participó un segundo sujeto, el cual también estaba armado.

Y María reflexiona sobre lo sucedido. “Sí quisieron darme un susto, tal vez para que deje de buscar a mi hijo, porque yo así lo siento, pero no lo voy a hacer”.

El vehículo despojado fue encontrado tiempo después junto con el arma de cargo de la agente ministerial, por lo que María califica el hecho no como un simple robo a mano armada, sino como algo más.

Lo relaciona con la privación de la libertad de su hijo, ocurrida en el mismo sitio sobre el bulevar Enrique Félix Castro, en donde el joven de 28 años de edad tenía su domicilio, ahora ocupado por su madre, quien desde hace más de 250 días ocupa su tiempo en darle búsqueda.

“Mi búsqueda no la voy a parar, yo voy a buscar a mi hijo hasta que lo encuentre y las autoridades ahorita se andan poniendo medio rejegas porque no quieren darnos seguridad, no quieren darnos gastos para las búsquedas, todavía de que andamos haciendo su trabajo”, señala.

 

‘Tú no te bajes’

María explica los hechos. La agente ministerial le ofreció un aventón a su casa y por la hora y la distancia ella lo aceptó. Venían regresando, junto con el grupo de Sabuesos Guerreras, de unas diligencias en Mazatlán, donde encontraron una osamenta en la zona sur del estado.

Al llegar a su domicilio sobre una estructura tipo macetera, un tipo las espera. En cuanto la agente detiene la marcha, este se para frente a ellas y luego se acerca por el lado del conductor, y luego a punta de pistola, la orden.

“Ella se baja (la agente ministerial) pero él me dice que yo no me baje y se sube, ella se va por atrás de la camioneta y el hombre me decía que no me bajara, cuando del otro lado llega otro sujeto también armado. Yo no sé si en la distracción me bajé, me brinqué… te juro que se me borró la cinta, al otro sujeto no lo vi, lo sentí cuando se aventó a la camioneta y me decía que no me bajara, pero yo por instinto me bajé”, explica María.

Desde principios de febrero, María, decepcionada de las autoridades, se convirtió en luchadora social, y actualmente es líder de la agrupación Sabuesas Guerreras, quienes desde hace meses han integrado a casi 50 integrantes, todos familiares de desaparecidos con búsquedas por el territorio sinaloense.

Por ello, María recurre al dicho popular: piensa mal y acertarás. “Ellos lo manejan como robo de vehículo, pero pues quién te va a estar esperando a las 9:00 de la noche, es demasiada casualidad y en un bulevar muy transitado”.

 

La ceguera oficial

Desde que decidió comenzar por su cuenta la búsqueda de su hijo, María fue acogida por el Centro de Atención a Víctimas del Delito (CAVID), según explicó ella misma. Sin embargo, desde hace meses, señala sufrir el acoso por parte de personas que va desde hacer fotografías a su domicilio hasta ir a preguntar por ella.

La función primordial del CAVID es proporcionar a la víctima u ofendido del delito la protección que busca del Estado, desde que inicia la averiguación previa hasta que termine el procedimiento penal respectivo, y aún después de concluido.

Sin embargo, a María, la autoridad le señaló que ha sido un robo de vehículo, por lo que acudió a interponer la denuncia correspondiente.

“Es que es un caso muy raro, la autoridad lo maneja como un robo de vehículo, pero quién va a querer un vehículo tan grande. Si hubiera sido uno chico o mi carro, todavía te lo creo pero un carro grande y que te lo roben. O sea, la intención era que yo no me bajara del carro”.

La protección por parte del Estado se da mediante mecanismos señalados en la Ley de Protección a Víctimas de Delitos, pero todos estos “beneficios” deben ser acreditados por el ofendido con una serie de documentos, y esta burocratización María tiene que revivirla cada 10 días.

“Nada más me daban protección por 10 días y luego tenía que ir a renovar, a hacer el mismo trámite otra vez para que me volvieran a dar protección otra vez cada 10 días, si pasaban o no pasaban, no lo sabía, porque yo nunca los vi. Primero sí venían y se reportaban pero después ya no, no supe si seguían dándome protección”, explica.

“Y ahorita (las autoridades) pues sí andan medias… medias no, qué te diré, andan espantadas o no sé porque es un caso que, como dijeran las compañeras, no queremos otro caso Sandra Luz”, añade.

El caso al que hace alusión es al de la luchadora Sandra Luz Hernández, fue asesinada el 12 de mayo de 2014, también por indagar el paradero de su hijo desaparecido, y respecto a su propio caso, la información oficial no fluye.

“No me han dicho absolutamente nada. No hay avances, ni avanza pacá ni avanza pallá, no hay nada, no se sabe nada. Ahora que volví a preguntar y volví a mover el tapete tal vez por ahí sea, pero de dónde vino el golpe, quién sabe´”.

Y María no se detiene, ella sigue contando los días en el calendario. Ya han transcurrido más de 250 o poco más de 8 meses y ella sigue su búsqueda, es ahora su oficio y firme señala que no se va a detener.

“Yo me voy a detener hasta que encuentre a mi hijo”.

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