Así como a las salas de cine llegan, mayormente, las películas mexicanas menos interesantes, con el objetivo primordial de recuperar lo más posible en la taquilla y, supuestamente, formar audiencias y/o atraer adeptos, por fortuna esas no son las únicas que se producen. Existe la posibilidad de ver otros filmes mejor realizados, aunque por menos tiempo en las marquesinas o a través de internet.

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Una muestra de eso es Tiempo compartido (México/2018), dirigido por Sebastián Hofmann (Halley, 2012) y escrito por él al lado de Julio Chavezmontes, el cual destaca en actuaciones, música, su tono irónico y su guion, que fue reconocido con el Premio especial del jurado en el festival de Sundance 2018.

Un error de la administración del hotel lleva a Pedro (Luis Gerardo Méndez), su esposa Eva (Cassandra Ciangherotti) y su hijo a compartir sus vacaciones con Abel (Andrés Almeida) y los suyos, a pesar de que no los conocen. Mientras Abel intenta por todos los medios agradar a Pedro, éste no concibe que sus días de descanso sean diferentes a como los planeó. Más tarde los huéspedes sospechan que, quizás, no hay una equivocación en su reservación, sino que el hotel tiene otra intención con ellos, tal cual lo experimentan sus empleados, especialmente Andrés y Gloria (Montserrat Marañón), al creer que forman parte de la gran familia Everfields International Resorts, que además cuenta con un peculiar guía espiritual (RJ Mitte).

El humor negro con el que se adereza la historia que transita entre la ironía, el miedo, las alucinaciones y la posibilidad de abandonar la rutina y aventarse a la aventura de nuevas experiencias, es una de las virtudes más gratificantes de Tiempo compartido, en la cual parece que no sucede nada, pero de fondo va más allá de lo superficial y propicia a la reflexión.

Las actuaciones son otro deleite de la cinta, en la que Cassandra Ciangherotti reafirma que si no la más, es una de las mejores actrices de su generación, lo cual ya había dejado claro en, por ejemplo, Los parecidos y El club de los insomnes (2016).

Un caso similar es el de Andrés Almeida, quien ya sea en papeles secundarios o protagónicos, sobre todo en Paraíso (2015), siempre sobresale, como en la película que nos ocupa ahora, donde es capaz de sacar de sus casillas al personaje de Méndez y cualquiera con su exagerada amabilidad, lo que le valió un Ariel a Mejor actor de cuadro.

Luis Gerardo Méndez es cada vez más recurrente en la pantalla grande, en donde pareciera que solo ha hecho un personaje, por la similitud de sus actuaciones. Con la cinta de Hofmann demuestra su potencial: su enojo, frustración y rechazo a compartir sus vacaciones con desconocidos y su insistencia en aprovechar el tiempo solo con su familia, son muy creíbles.

Entre El tigre de Santa Julia (2002) y Perfectos desconocidos (2018) hay una variedad decente de personajes ejecutados por Miguel Rodarte, pero ninguno como el de Tiempo compartido, que es, posiblemente, el que menos se parezca a lo que ha hecho y con el cual más demuestre su capacidad para actuar, al grado de que le hizo ganar un Ariel como Mejor actor de reparto.

Con una música a cargo de Giorgio Giampa que acompaña muy bien las escenas, este filme es una de las buenas opciones de Netflix. No se lo pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.