Prevenir el reclutamiento de menores por la delincuencia organizada I

MENORES MENORES DELINCUENTES. Rescatar el futuro. 
FOTO: BERNANDINO HERNÁNDEZ /CUARTOSCURO.COM

“Cuando yo tenía como 10 años, mi mamá ya no pudo trabajar porque tenía dos empleos, no estaba tanto tiempo con nosotros y lo que hizo fue vender droga porque mi papá nunca estuvo, nunca nos ayudó, económicamente, ni un consejo ni nada, y ella empezó a vender droga y yo le ayudaba a vender droga”. (Susana)

La Encuesta Nacional de Adolescentes en el Sistema de Justicia Penal (ENASJUP) 2022, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), refiere que en los últimos cinco años se duplicó el número de adolescentes internados en centros penitenciarios.

“Reinserta” es una organización de la sociedad civil que visitó cárceles para realizar el estudio “Niñas, niños y adolescentes reclutados por la Delincuencia Organizada”, del que expongo algunos testimonios y propongo explicaciones.

“En mi barrio siempre ha estado la delincuencia a todo lo que da, balaceras y demás, pues me críe en un barrio prendido y fui creciendo con esas ideas y todo hasta que empecé yo también”. (Omar)

Debido a la falta de factores protectores como la familia y el acceso a oportunidades de trabajo digno, la unión a la delincuencia organizada suele interpretarse por parte de niñas, niños y adolescentes, no como un delito, sino como una oportunidad para pertenecer a un grupo, ganar dinero, obtener reconocimiento y respeto. El crimen les ofrece el reconocimiento y el dinero que el Estado y la sociedad no les permiten obtener de forma legal.

“Mi jefa nos metió a la escuela, nos dio todo el apoyo, pero a mí no me gustaba verla batallar, y que, pues en veces sí había dinero, en veces no había, por ese lado mejor me salí”. (Beto)

“Mi mamá empezó a trabajar en un puente de paso a los Estados Unidos como personal de limpieza, y mi papá seguía trabajando en la recolección de basura y venta de chatarra, pero un día mi papá se cayó y tuvo un desligamiento, quedó incapacitado; a mi mamá le pagaban menos y yo miraba que no había dinero, no había nada para comer, y yo sólo pensaba en cómo sacar dinero para ayudarle a mi mamá.” (Braulio)

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en 2022 en México había, en situación de pobreza, 17 millones menores de edad, y, en pobreza extrema, 3 millones 700 mil.

“Se drogaba mi hermano y mis tíos también”. (Iker).

“…desde los 8 años ya estaba en los puntos de venta”. (Federico)

El fácil acceso y abuso de drogas es otro factor de riesgo para que los menores se incorporen a la delincuencia organizada.

Conforme a los resultados de la ENASJUP 2022, el 85 por ciento de los adolescentes internos informaron que alguna vez en su vida consumieron algún tipo de droga; el 50 por ciento, cocaína.

“…a veces por insignificante cosa, cosas que pues con un regaño y ya, pero mi mamá se iba del lado de los golpes”. (Diego)

“Aquel bato, mi padrastro, siempre le andaba pegando a mi mamá, todos los fines de semana la golpeaba”. (León)

El ámbito familiar tiene un impacto importante en el desarrollo de niñas, niños y adolescentes. Algunos factores de riesgo para el desarrollo e involucramiento en conductas agresivas y delictivas pueden ser: abuso físico, psicológico o sexual; negligencia física o emocional; baja supervisión y/o apoyo por parte de los padres; actitud irritable o explosiva de los padres; uso del castigo físico, o presenciar actos violentos.

“Estudié secundaria, pero como a los tres meses me expulsaron porque estaba vendiendo drogas en la secundaria”. (Raúl)

“Cuando empecé a consumir empecé a trabajar, estaba de halcón, vendiendo, y luego de ahí dejé de estudiar, no acabé la secundaria”. (Miguel)

La escuela puede ser un factor de protección pues es un espacio de aprendizaje que les permite el acceso a diferentes oportunidades tanto económicas como de interacción social, y en donde pueden encontrar un lugar de pertenencia que pueda alejarlos de los grupos de delincuencia organizada.

Asimismo, en la escuela se puede identificar que los menores están en situación de riesgos como la detección de violencia, explotación o negligencia por parte de la familia.

Sin embargo, si el entorno escolar no es de calidad, no les da capacidades para su desarrollo laboral y se constituye en un espacio que genera violencia por parte de sus profesores o compañeros, ello ocasiona ausentismo e incluso deserción y también puede tener un gran impacto en el estado emocional provocando problemas de autoestima o de interacción social.

“.. y pues yo pensaba que a lo mejor un día puedo llegar a ser como él, tener mucho dinero, mujeres, droga, todo”. (Damián)

“Se siente que te hierve la sangre, oyes esas canciones y se te sube la sangre a la cabeza”. (Miguel)

Su poder económico ha generado una exaltación de la cultura de la violencia y de los modelos de vida de la delincuencia. Hay una hegemonía de su narrativa que crea una representación sesgada de lo que implica realmente la criminalidad, romantizando la delincuencia y restando importancia y peso a los efectos reales que esta trae consigo en sus propias vidas, así como las pérdidas humanas y materiales que implica.

“¿Por qué te metiste?, ¿por qué, carajo?”, me soltó dos, tres cachetadas y le dije: ‘Jefa, ya estoy bien metido, no hay de otra’”. (Lázaro)

Artículo publicado el 18 de febrero de 2024 en la edición 1099 del semanario Ríodoce.

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